Sentirse triste no está mal y buscar regocijo en la música nacional para esos momentos puede aliviar muchas molestias, incluso hacerte sentir mejor
Escribe: Salvador Candia G.
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Esta historia nace a raíz de un sentimiento que lo pude comprobar consultando a personas cercanas que dijeron hacer lo mismo cuando sentían lo siguiente: es un día aburrido, lento o lleno de malas rachas, y tu respuesta a ello es escuchar música con tonadas tristes.
A veces no se necesita ningún motivo para estarlo, es solamente el sentimiento que llega y pega de pronto. Salir de la universidad o el trabajo, a veces no sentir ninguna prisa por más que se tengan deberes, y caminar o echarse en la cama a escuchar música. Suele pasar. Entonces te enrumbas en la música y el sentimiento de tristeza, de pronto, se torna en algo completamente distinto.
Ante estas incomodidades, decidí buscar alguna explicación a esta reacción que podríamos interpretar como una lectura de «negativo por negativo, igual positivo», (-)x(-)=(+), y sobre todo buscar por qué es que en ello las personas encontramos una suerte de tranquilidad y satisfacción.
En enero de este año, el periodista Sebastián López Ramírez del portal Vice, hizo una nota similar a la que tituló “Latinoamérica en depresión: la nueva ola de indie sudaca según un psicólogo”, donde trató de analizar este sentimiento pero con bandas de toda Latinoamérica.
En esta ocasión, peruanizaremos el sentimiento. Para ser exactos, con música independiente peruana. El sentido de esta nota nace de la necesidad de poder buscar a los autores de algunas de estas canciones y conocer por qué es que compusieron estas canciones, siendo analizadas desde el punto de vista de un profesional, en este caso, Jorge Izaguirre, psicólogo. Saber qué es lo que sentían, qué los acogía en ese momento de composición y sobre todo tratar de sentirse identificados con ellos.
En la siguiente historia, recorreremos este top 5 de canciones de la escena peruana, aquella también llamada «sadboys scene», vistas desde el punto de vista de algunos de sus autores y del de un especialista en temas psicológicos.
Santa García – Todavía
Qué pasará por tu cabeza
No lo puedo descifrar
Tu naturaleza
Compartes el mismo aire
Que los demás mortales
Cómo explicarte
Puede que te angusties
Muy de vez en cuando
Somos mentes algo frágiles
Ay mamá
No sé qué decir
Cuando consulté a Roberto Espinoza, más conocido en la música como Santa García, me dijo que uno de los comentarios más frecuentes que recibe es el de que su música es buena, pero que en muchos provoca nostalgia. La portada de su álbum Nueva Ola, soltado en 2017, es de la cocina de su abuela y en esa fotografía podemos ver la carga de Santa que sigue presente hasta hoy.
«Mi abuela me crió porque mis padres trabajaban todo el día. No estaban en casa. Tengo recuerdos vivos de cuando tenia dos o tres años. Recuerdo mucho el desayuno, mi abuela me daba café. Así como se ve la imagen, así es como era, la casa no cambio mucho», señala Roberto.
Sobre la música y la lírica, Roberto añade que este es un trabajo muy introspectivo, donde «en ese momento quería desahogarme y quise, primero, que alguien comprendiera y que alguien entienda palabras que parece que no tienen sentido. Y segundo el reconocimiento de alguien que te diga ‘yo te entiendo'».
Al respecto, el especialista Jorge Izaguirre opina que la música, así como otros medios de difusión artística, busca generar una complicidad con los que consumen ese arte, en este caso oírlo.
«Si escuchas el tono de la música y te concentras en la letra de esta canción, es un tono pausado que no muestra depresión en sí, sino transmite tranquilidad donde una persona puede botar sus problemas. Aquí podemos ver que el autor intenta generar una conexión empática con el oyente para canalizar estos sentimientos de tristeza, mas no de desolación», declara Izaguirre.
Somontano – Desaparecer
Y tal vez llore
Tal vez llore
Tal vez sufrí
Nunca me advirtieron que todo llega a su fin
Y tal vez, tal vez
Haya después
Lo que estuvo en mis manos empiece a desaparecer
Cuando Diego Chávez recibió la noticia de que no iba a poder volver a la universidad a seguir estudiando música, las cosas empezaron a caerle encima y a molestarlo. No era lo único que en ese momento lo aquejaba, sino que se le juntaron algunas cosas más.
«Tuve un problema con mi hermana pequeña que se mezcló con lo de la universidad. Estuve trabajando en varias cosas y como catarsis compuse Desaparecer», señala Somontano.
En cuanto a la composición, Diego menciona estar al tanto de la producción Bedroom Pop (pop de habitación), un término adjudicado a los instrumentos instantáneos, con sintetizadores y con la característica de la producción del Do It Yourself (hazlo tú mismo), y que en con el sentimiento de nostalgia «se me ocurren cosas de momentos que pasaron y no son cosas tan lindas y las canciones hablan del paso del tiempo, de cómo paso tanto tiempo y yo he cambiado».
El sentimiento en ese momento de creación «siempre ha sido como nostalgia, pese a que soy feliz, pero a veces me paso de vueltas pensando», agrega Somontano.
Al respecto, el psicólogo Izaguire opina que por más que las tonadas de esta canción podrían ser tristes, transmiten calma. «Tanto los sentimientos de melancolía, como tristeza y rabia, cuando no están contenidas, pueden ser mordaces. Aquí la calma es esencial y más que un sentimiento depresivo, la asociación a ese sentimiento puede ser fuerte».
Suerte Campeón – Amor en épocas del mundial
¿Cuánto tiempo tengo que esperar para decirte esas cosas tristes?
Si las horas tienen que volar, mejor resiste, esto no es un chiste
Mil deseos pintan de ansiedad
Las mañanas viendo el mundial
Y el mundial no sirvió
Para olvidarme de tus besos con fotos
Y el mundial se quedó
Como la fiesta de mis tiempos siniestros
Pierde ya el juego, por favor
Suerte Campeón, a quienes denominaron su música como surf pop pesimista en la revista argentina Indie Hoy, es característico por la manera en que entrelazan los sonidos del indie con lírica decadente. Después de dos años volvieron este año con su nuevo single «Mala suerte campeón».
Al respecto, Jorge Izaguirre opina que esta es una canción que tiene un vacío emocional propio de la juventud. «No creo que esta canción sea personal. Probablemente la intención del artista es hacerla sonar personal para generar en el oyente la empatía de la que hablábamos al inicio de la evaluación de estas canciones. No sé si como la otra canción de esta banda el autor realmente tenga problemas emocionales», comenta en relación a una canción más que le compartí que titula Problemas Emocionales, «pero permite que los chicos que tengan problemas emocionales, la puedan cantar».
Diego Trip – No quiero cambiar
Ya no encuentro las puertas del avión
Me disparan ideas al balcón
Y se quema cada instante la ilusión
Qué tanto podría calmarme en acción
Ya no hay nada que me haga sentir
Entre la multitud, me encuentro aquí
Pero la verdad que no quiero cambiar
No quiero cambiar
Con 22 años, Diego Trip, pese haber iniciado como solista con el mismo estilo de composición de Somontano, el Bedroom pop, la banda Diego Trip ahora está conformada por Renzo Cárdenas en el bajo, Raúl Blas en el saxo, Franco Del Carpio en la guitarra y Orlando Aquije en la batería.
«Creo que lo más característico de todas estas canciones es que son jóvenes que están sintiendo algo y no temen en mostrar su emociones. Eso es muy bueno a comparación de que no lo hagan. Ese sí sería un problema porque serían síntomas de un transtorno de personalidad. También el problema podría ser cuando ocurre lo opuesto a ello y sienten intensamente estos malestares, podría denotar una actitud maniaca en ellos y eso los lleve a sentir dolor», apunta el psicológico.
Mundaka – Ermitaño
Si alguien me siguiera
Tal vez pudiera
Sentarme un rato
Sentarme un rato
Ay si pudiera
Ay si me fuera
Pa’l otro lado
Por último en esta lista, tenemos a Mundaka. Es la banda más antigua de esta lista y ello lo han mostrado con las tocadas que tuvieron fuera del país, incluyendo en Texas, Estados Unidos.
Esta canción de la banda en el programa Playlizt, interpretada junto a la cantante Gala Briê, es un buen cierre para este playlist.
Con esto, Izaguirre apunta que si bien las canciones tienen una onda melancólica, «son relajantes. La intensidad con la que generan (producen) estas canciones, ocasionan un ambiente disruptivo que acongoja. Lo bueno es que no llegan a picos eufóricos donde saturen y sean poco saludables. La calma está ligada a la nostalgia, pero no llega a traspasar los límites».
Aún la duda de si la música triste hace sentir bien o no a los demás, sigue en pie. Quizá algunos refuten la idea como otros podrán estar de acuerdo. Al final del día, el abrirnos a una comunidad de nuevos artistas que generan contenido diverso en nuestro país y promover el respeto a la producción musical que hacen, es elemental. Los momentos tristes, es cierto, cada uno sabe cómo lidiar con ellos, pero en caso de que no sea así, el buscar ayuda y sobre cómo enfrentarlos es positivo. Sentirse feliz o triste, es el gaje del arte… ¿Cómo te sentiste al final de esta playlist?
Posdata: Siéntete a gusto de continuar agregando música a este playlist. Al final de cuentas, el arte de compartir, es el arte más bonito.