Por Daniel Robles
Fotos : Infierno Rojiblanco
El Real Madrid venció 3 a 0 al Atlético de Madrid en el Vicente Calderón.
El último clásico madrileño en el Vicente Calderón selló el peor arranque de Simeone desde que llegó al Atlético de Madrid. El Real Madrid, desde la intensidad y efectividad, abrió el marcador a los 22 minutos con un gol de tiro libre de Cristiano Ronaldo. Suerte, dirán algunos, porque el tiro se desvió en la barrera, pero el conjunto rojiblanco lucía irreconocible. Los minutos pasaban: Fernando Torres no justificaba su titularidad, Gabi no lograba controlar el mediocampo y el Atleti no disparaba a puerta.
El segundo gol del Real Madrid se produjo tras un penalti inexistente de Savic sobre Ronaldo. Después de que el portugués anotara el segundo, la cólera de un penal injusto y la cantaleta de que siempre se favorece a los grandes dio paso a una reflexión más justa: el Atleti no se encuentra porque las figuras que alguna vez lo llevaron a lo alto piden apoyo, descanso, auxilio. Porque el Atleti tiene a delanteros con un pie envidiable — como lo son Griezman, Ferreira Carrasco o Correa — pero el bloque defensivo no se ha logrado renovar: Gabi demuestra signos de cansancio y no es justo que cuatro años después de su primer título con el Cholo no pueda alternar con otro jugador de su nivel. Savic no se consolida como el recambio de Miranda; Gameiro está muy lejos de ser una imitación de Diego Costa y Koke parece no ser el cerrojo que necesita el equipo colchonero jugando como mediocentro. Mientras sus dirigentes se preocupan en el traslado al nuevo estadio (sí, este fue el último clásico en el Vicente Calderón), este Atleti requiere refuerzos que compensen al equipo.
El Real Madrid, por su parte, sellaba el 3-0 tras una contra brutal de Bale que terminó Cristiano Ronaldo. Si es difícil vencer al Real Madrid por sus grandes individualidades, más complicado aún cuando se muestra como un equipo intenso, dispuesto a sacrificarse por la marca y dejar de lado las «pinturitas» o juego bonito. Este partido marcará un antes y un después en la trayectoria de Diego Simeone en el Atleti: más que el resultado abultado, este partido fue la prueba de que hay algo en el sistema de juego que no funciona. Será el argentino, que tanta gloria le dio al Atleti, quien cumplirá la tarea de sacar adelante al conjunto rojiblanco para que, desde el trabajo colectivo y esfuerzo, compitiendo desde la inferioridad para luego volverse invencible, vuelva a la senda del triunfo.