Wild Jauregui es un hombre con garra y pasión, él tiene polio en la pierna derecha, pero eso no ha sido impedimento para realizar el deporte que más le apasiona.
Escribe: Danae Changana
Follow @PS_UPC
Casi finalizando el partido de práctica de baloncesto del equipo Sentir de San Borja. Wild Jauregui sostiene el balón y empuja su silla de ruedas para dirigirse a encestar el punto que necesitan y en el que pueden ensayar para festejar una victoria futura. Él es el capitán de este equipo y con su carisma ha sabido afrontar todas las dificultades que la vida le puso en el camino.
Nació a inicios del año 1980 y al año y medio de nacido le detectaron polio en la pierna derecha. Es parte de una familia numerosa de las que casi se han extinguido en el país. Tiene a su disponibilidad a siete hermanos que lo cuidan, pero no tanto, siendo él uno de los menores de su gran familia. Es así que a sus treinta y nueve años, Wild aún recuerda los primeros desafíos que la vida le puso con su enfermedad. “Justo cuando nazco había esta epidemia de polio. Es un virus que termina atacando los sistemas nerviosos y termina dañando los músculos. Tras su desaparición ya no había mucha comercialización de las medicinas.
No conozco a una persona menor de treinta y siete que tenga polio, la mayoría que la tienen son de treinta y ocho para arriba, es decir, fui una de las últimas personas a las que le dio”, cuenta Wild mientras espera en una banqueta del polideportivo a sus compañeros.
Según el Ministerio de Salud, la poliomielitis es una enfermedad que desapareció del país en 1991 teniendo como última víctima a una persona en Junín. Antes de esto afectó a muchas personas, una de ellas fue Wild.
La sobreprotección por parte de los padres a la que se enfrentan los niños que poseen alguna discapacidad, los orilla al aislamiento del mundo real. Wild desde muy pequeño ha sido independiente. Sus padres, Valentín Jauregui Aedo y Clotilde Delgado Quispe, entendieron que la sobreprotección no era una forma de cuidarlo. Es por ello y hasta el día de hoy se moviliza de un lugar a otro sin ninguna queja. Es así que todos los fines de semana espera en el paradero de la urbanización el bosque en el Rimac para trasladarse a sus prácticas, que son sagradas para él, en el Polideportivo Limatambo en San Borja.
“Cuando se trata de deportes él siempre se apuntaba en el colegio. Yo recuerdo que él jugaba fútbol y siempre hacía de arquero. Venía del colegio sucio y de los zapatos ni hablar, pero estaba muy feliz. Él nos contaba que su equipo había ganado el partido del colegio y ahora en la asociación cada vez que gana viene contengo o cuando se va me pide que le dé la bendición para que le vaya bien en su juego”, cuenta su hermana, Gloria Jauregui Delgado, mientras está sentada en un sofá de su casa esperando que la olla de agua que ha puesto hierba. Las señales de la pasión que siente Wild por los deportes lo ha demostrado desde su niñez y ha seguido en ese camino.
Al demostrar esa pasión que tiene por los deportes, lo han llevado a convertirse en el capitán de su equipo. Paolo Guerrero envidiaría las jugadas que Wild hace junto con sus compañeros. “Él es un buen hombre y no me gustaría que lo cambiaran o se fuera. Yo llevo diez años en este equipo y se de lo que es capaz cuando se lo propone. Sabe guiarnos en cada partido y cuando estamos en prácticas. Se pone serio cuando hay que ponerse, pero después de esta seriedad vuelve la alegría que lo caracteriza”, afirma Víctor Sánchez Ramos, mientras se toma un descanso de la práctica, él es uno de los miembros del equipo con más experiencia, aparte de Wild. Es así como él se ha caracterizado por el carisma que posee y eso lo utiliza para desestresar a su equipo antes de cada juego. La chacota está presente en todo momento, pero cuando llega el entrenador todos, e incluso Wild, se ponen serios para acatar las indicaciones.
La chacota está siempre presente en su vida, ya que desde que tuvo conciencia de su discapacidad siempre reconoció las diferencias que las personas hacían, ya sea en el colegio o en la calle. El trato depende siempre del tono en el que se diga o en las circunstancias. Aunque la confianza es un factor adicional que tiene en las relaciones que maneja. “Yo en primaria estudiaba en un colegio estatal y los niños a esa edad son muy crueles y no miden sus palabras, pero ellos no sabían que los más grandes de ese colegio me cuidaban. Lo peor es que yo no les contaba nada, así que no sabía de qué forma se habían enterado. Las burlas siguieron y yo sentí que debía aprender a defenderme y así lo hice. Para secundaria ya me habían cambiado de colegio a La Alegría en el Señor, en esa institución todos tienen una discapacidad y es normal que nos burlemos de ellas. Al inicio me resultó muy curioso, pues un cuadripléjico me decía a mi pata de palo. Una persona se burlaba de mí estando él peor. Era normal y me acostumbre a eso y en las prácticas se escucha.
Recuerdo que un día estábamos practicando y mi compañero, Francisco, no tiene piernas y se cayó de la silla, uno de los miembros del equipo gritó que estaba en arena movediza”, relata con una sonrisa mientras recuerda las bromas que hacen a sus compañeros.
Es así como un hombre con polio en la pierna derecha se enfrenta a la vida sin amilanarse a los desafíos. Tienen pegado la pasión por el basquetbol y el carisma que posee hace que las personas que están a su lado lo sigan. Su ganas por seguir con lo que se propone son señales que grandes éxitos le esperan más adelante, ya que está acostumbrado a encestar todos sus puntos y en esta oportunidad a encestar el punto más importante en su vida. Una persona con discapacidad sabe que tiene dos opciones. La primera deprimirse por el resto de su vida sin hacer nada por ella o la segunda que es enfrentarse a ella y seguir con tus sueño a pesar de las circunstancias.