La historia de Henry Quinteros, ex jugador de fútbol que ha vuelto a las canchas pero de fútbol 7.
Redacción: Mariale Velarde
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-¡Métele centro Olce…Quinterooos…Gooool!- grita el comentarista deportivo antes de quedar enmudecido por los gritos de euforia de la afición blanquiazul.
Los saltos de los miles de hinchas reunidos en el estadio Nacional parecían resquebrajar las gradas, que cuidadosamente, los intentaban sostener. Mientras esa tribuna tatuada de azul y blanco, repetía una y otra vez al ritmo del bombo y las bombardas : “¡Vamos Alianza, yo te quiero ver campeón! ¡Corazón Alianza Lima, corazón para ganar… a la victoria volveremos para verte campeonar!”. Las chicharras no paraban de sonar y las palmas, cada vez más, retumban en los oídos de los jugadores que se encontraban festejando, en el campo, el gol de Henry Quinteros. Uno a uno, sus compañeros y amigos, caían encima del joven de 25 años que solo quería celebrar su gol: Marko Ciurlizza, Jefferson Farfán, Guillermo Salas, Aldo Olcese junto a todo el equipo, le daban a la vez el abrazo de felicitación al ‘Pato’, como le decían a Henry en el medio deportivo.
Era el 18 de mayo del 2003. Se jugaba uno de los partidos más importantes para el Comando Sur, hinchada aliancista, para el equipo y para todos aquellos que seguían a los íntimos de La Victoria. El clásico Universitario de Deportes frente a Alianza Lima. Los merengues junto a los íntimos de la victoria, habían llegado al Estadio Nacional para disputar un encuentro más del Torneo Apertura del 2003. Apenas habían transcurrido 11 minutos desde que empezó el segundo tiempo del partido, cuando Aldo Olcese, mediocampista de los íntimos, se encontraba al costado del banderín, listo para sacar ‘un centro’. El árbitro hizo sonar su silbato. La pelota ya había salido de los chimpunes del ‘Chato’ Olcese, y llegó, así, sin tocar el grass, a los de Henry Quinteros que esperaba atento su oportunidad de gol. Con un remate de derecha, el ´Pato´ Quinteros pasó a la historia del fútbol peruano cuando la pelota llegó al arco, directo y sin escalas.
Hoy, Henry, ha cambiado la casaquilla blanquiazul número 11 por una simple ropa deportiva que solo conserva el azul, su color favorito. Esta mañana, el ex capitán de Alianza, está cómodo en el sillón de su sala esperando la siguiente pregunta de esta entrevista. Pero los gritos de gol retumban en sus oídos. «Ese gol fue único, uno de los mejores», me cuenta, sin creer aun la gran hazaña de ese día memorable. Cada detalle lo recuerda al milímetro, lo explica con pasión y emoción como si con su relato regresara una y otra vez al 2003. Una voz interrumpe su relato.
-Papá, es mamá al teléfono- le dice Camila Aznaila, su hija, enseñándole su celular.
Quizá es esa niña la prueba de que Henry no soo es un jugador más de Alianza Lima, no es uno más de los que hizo su paso fugaz por el campo blanquiazul. El ‘pato’ es un hincha acérrimo del equipo. Un hincha que le puso a su hija Aznaila. Sí, Alianza al revés. Es un hincha que va a los partidos y los vive como si aún estuviera en la cancha. Que le reza al único santo aliancista: El Señor de los Milagros, ese que cada octubre los viste de morado y blanco.
Este joven que desde muy chico todo lo veía fútbol nació en las canteras aliancistas perteneciendo desde los 12 años al club, uno de los tantos semilleros que buscaban jóvenes promesas para el fútbol peruano. Y es que para ‘El Pato’ «entrar al fútbol era complicado». Por eso, considera a este equipo su trampolín, porque le dio la oportunidad de vivir su sueño.
«Yo a Alianza le debo mucho, de ahí salí y viví los mejores momentos» , cuenta al recordar sus triunfos con el equipo. En el 2001 salió campeón con Alianza Lima. Para el 2002 ya era el mejor jugador del Torneo Descentralizado y cómo olvidar el gol frente a Universitario, que es recordado en cada clásico. Para este 11 de corazón, no hay malos recuerdos, o quizás los ha perdido con el tiempo y solo ha decido guardar lo mejor de ese equipo que tanto ama.
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¿Extrañas el fútbol?- le pregunto, ansiosa por saber si aun añora sus tiempos de futbolista, esos que la gran mayoría no quiere dejar. «No», me responde tranquilo
Tres años después de su retiro del fútbol profesional, ‘El Pato’ ha decidido darle tiempo de calidad a su familia. Ha dejado de escuchar a la hinchada blanquiazul corear su nombre para poder disfrutar las risas de sus dos hijos jugando en la cochera de su casa.
-Cuando uno es futbolista hace muchos sacrificios, al igual que nuestra familia- me cuenta, reconociendo el trabajo duro que ha realizado su esposa y los momentos que se ha tenido que perder por esta difícil carrera. «No pude estar en el nacimiento de Fabrizio, mi primer hijo», relata con nostalgia.
En ese momentom ‘El Pato’ abría campo en Polonia para lo jugadores peruanos. Era el primero que se iba a la liga polaca, para el Lech Poznan (equipo de primera división) y junto con él se fue su esposa. Aunque Fabrizio ya tenga 10 años, Henry siempre recordará con melancolía el no haber podido ver a su hijo nacer. Fueron las concentraciones y pretemporadas las que lo alejaron de esos compromisos familiares donde todos se reunían: su cumpleaños, los 50 años de su madre, la boda de su hermano y las primeras semanas de nacida de su hija.
Quizá ese fue el motivo porque regresó al Perú en el 2008 para jugar en las files de Alianza y 5 años después, se fue a provincia. «Como familia una experiencia única», describe así su paso por el León de Huánuco.
Su sueño era retirarse en el club que lo vio nacer pero por problemas con la administración tuvo que emprender un vuelo fuera de Lima. «Tuve problemas con quien administraba el club en ese momento y bueno, quería probar como era la vida allá», alega el ex capitán aliancista al referirse al fútbol fuera de la capital.
Henry siempre estuvo en la capital, solo viajaba a provincias para jugar algunos encuentros pero su carrera pelotera la pasó en Alianza Lima, Sporting Cristal y Polonia.
Era hora de cambiar de ambiente y lo hizo con toda su familia.»Nos sirvió para unirnos más, las cenas y almuerzos eran siempre juntos», relata con una sonrisa en el rostro, mientras observa a Camila, de 6 años, jugar con su celular.
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EL REGRESO
«Quizá no lo extraño porque nunca he dejado de jugar», agrega después de haberme dicho que no añora el deporte rey.
Cuando Henry decidió retirarse del deporte de sus amores ya mantenía conversaciones con sus amigos que jugaban en fútbol 7 en la Copa CMD.
-Todo comenzó como un juego, Marko (Ciurlizza) y Waldir (Saenz) me molestaban diciendo que ya me retirara, que mejor jugara con ellos en fútbol 7 y al final, coincidió con ciertos aspectos que no me gustaban del equipo y terminé retirándome, y regresando a Lima.
Ahora, ‘El Pato’, se alista para la Copa del Mundo IFA7. Para vestir una vez más la casaquilla bicolor como lo hizo por primera vez en el 2000. El 17 de octubre partirá rumbo a Guatemala junto con el ‘Cóndor’ Mendoza y sus compañeros de equipo, para poder disputar el campeonato con las delegaciones de Ecuador y Rusia, con las que conforma el grupo D.
¿El evento no tiene mucha publicidad?- pregunto. «Es que es un campeonato que es competencia del fútbol 7 que sale en CMD, por eso sólo lo pasarán por Willax», responde.
La vida de un futbolista no la ha dejado, aún tiene viajes y eventos deportivos de los que es imagen. «Justo estoy por salir a un evento en Pachacámac y mis entrenamientos para la Copa empiezan este lunes», me advierte. Hay poco tiempo esta vez, pero el suficiente para saber que ‘El pato’, el joven que hizo el mejor gol de un clásico, nunca dejó las canchas.