Hablar con Jano Burmester es como navegar entre risas, bromas, historia, y mucha melancolía de por medio. Su casa, en San Borja, ha contemplado por más de tres décadas cómo su familia cruza la delgada línea de la realidad con la fantasía. Un juego de recuerdos que revive en noventa minutos en pantalla. Después del éxito de su cortometraje “Regreso”, celebrado con los premios a Mejor Ópera Prima y Mejor Música Original en el V Festival de Cortometrajes de Lima, Burmester alista “Hogar”, un documental liberado de las ataduras de la narrativa convencional, pero guiado por preguntas en el aire que buscan resolverse en los momentos finales.
Redacción: Estefany Valladares
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¿Qué sentidos juegan en ‘Hogar’?
Yo busco que la película toque a quienes tiene que tocar. Creo que cada uno tiene una herida no curada en su familia. Yo no sé si logré sanar la mía, pero es mi intención. Lo que sí voy a lograr es saber quién soy. La película responde a tres preguntas: ¿Quién soy?, que vamos a descubrir en la película; ¿de dónde vengo?, algo que cuento porque hablo de mis parientes, de mi descendencia, y finalmente ¿hacia dónde voy?, que no lo sé todavía.
Todas esas preguntas giran en torno a “familia”.
Sí, claro. Yo antes decía “voy a viajar”,“tengo que salir”, pero yo creo que antes de salir, es mejor entrar. Para resolver algunas cosas que tienes pendientes, que no funcionan bien en tu vida, tienes que regresar al pasado.
¿Qué tanto de realidad y ficción hay en ‘Hogar’?
Nada de ficción. Todo es realidad. Las conversaciones son reales. Sí dirijo las escenas, pero trato de no meter mucha mano. No decir qué hacer o qué no hacer. Sugiero temas y los actores actúan. Aunque en “Hogar” no son actores, sino mi familia. Hay representaciones armadas, pero también escenas grabadas tal cual pasaron.
Recuerdos en 8 mm.
Mientras Jano me enseña escenas de la película, donde las figuras de papá y mamá pueblan el panorama, una pregunta ronda mi cabeza: ¿Cómo eran esos momentos? Es decir, cuando les tocaba a ellos recordar y contar los hechos, como una suerte de testigos inmersos en su propio filme protagónico, grabado por ellos mismos con su cámara Yashica de 8 mm. La sonrisa de su madre combina a la perfección con el rostro del patriarca Burmester, Guillermo. Y así obtuve mi respuesta: el momento fue intenso. Una escena en particular se apoderó de mis sentidos: Jano tocando la pared de una casa en Alemania. ¿Qué haces? ¿Conectar con el pasado? Jano no respondió, pero su sonrisa confirmaba mis suposiciones. A veces no basta con que nos relaten un cuento, a veces la textura de la historia tiene que cobrar vida. Tocar para reconectar, reconectar para curar.
¿Por cuánto tiempo vivieron tus padres en esas casas de la película?
Por meses, en realidad. Pero yo he empezado a creer en recrear una historia como una fábula. Por ejemplo, siempre he pensado que mis padres vivieron muchos años fuera del país, pero en realidad solo fueron dos años y medio. Sin embargo, las imágenes que hay son las únicas que hay de mi familia. O sea, claro que hay otras, pero en este formato que conserva la calidad, solo tenemos estas.
¿En qué momento decides hacer este documental?
Después de terminar “Regreso” hice un corto que fracasó. A “Regreso” le fue súper bien, pero con este último no. Entonces le dije a mi ex novia, quien trabajaba conmigo, ‘oye, ya, hay que hacer esta película’. O sea, yo ya tenía todo para poder grabarla. Aparte que en ese momento estaba con una necesidad de saber de mi familia de boca de ellos. Empezamos a entrevistar a todos. Primero con mi papá vía Skype. Él vivía en California por trabajo y yo en Miami. Yo voy a buscarlo y él me confiesa cosas que verán en la película. Después regresamos a Perú.
Y es aquí donde postulas al TalentDOC del Goethe-Institut.
Y ganamos. Ya con eso empezamos a buscar más fondos, premios, concursos de co-producción, de gestión de proyectos audiovisuales, etc. Esta película es como un viaje en el tiempo. Yo ya la tenía planeada, pero aún no me decidía.
Ya la tenías en mente porque desde niño convivías con esos recuerdos en casa…
¡Claro! Mira, cada fin de semana, en esta misma sola, nosotros nos juntábamos y sacábamos el ecran. Entonces, cuando venía visita y después de cenar, mi papá decía: ‘Oye, ¿te gustaría ver unos slides?’ Y veíamos todo lo que se ve en la película.
Toda una escena cinematográfica…
Claro que sí. Por eso es que digo que mi papá es un cineasta solo que no lo sabe aún. Pero en esta película el filmará las escenas finales. Ya lo tengo decidido.
De ahí es donde surge la idea de hacer una película a tus padres, o bueno, a tu pasado.
Más que una idea, es una responsabilidad. Yo soy cineasta, entonces cómo no puedo hacerle una película a mi familia. Y esta película es de mi familia que me involucra a mí a pesar de que yo no participé en ninguno de esos slides.
El desafío de “Hogar”
A diferencia de “Regreso” que fue un éxito, ¿qué tan complicado está resultando ‘Hogar’?
Son situaciones muy diferentes, Regreso es un cortometraje. Pero en tiempos, yo siento que es mi momento de cocción de películas. Son como seis, siete años, ese es el tiempo que está tomando. Regreso, de 18 minutos, es la adaptación del cuento “Todo vuelve a la normalidad” del libro de cuentos que escribí pero que no está publicado, “Cuentos tristes para crecer”. Hogar dura hora y media y por ende es mucho más difícil.
Pero también más satisfactorio…
Claro. “Hogar” te da otro recorrido. Te permite crear nuevas experiencias. Aparte que he madurado para hacer esta película. Bueno, no sé si como persona, pero sí en la edad (entre risas).
¿Cómo hace alguien que quiere hacer cine independiente para asumir económicamente las grabaciones en Hamburgo, Kiel, Hengelo y Enschede?
No hay fórmulas, sólo tienes que hacerlo. Esas tenían que ser las locaciones de “Hogar”, no podía ser de otra manera. En esencia he apostado todos mis ahorros en esta película. Tienen que ingeniárselas. Uno tiene que estar atento a las señales de la vida. Ya la venía filmando por cuatro años, es un compromiso artístico.
Estás jugándote el todo por el todo.
Exactamente. El todo por el todo. Pero yo sé que vamos a ganar. He regresado a vivir con mis padres porque no tengo dinero. Esta película tiene que ganar (Risas)