Tras dieciocho largos meses de constantes ataques entre Estados Unidos y China, la economía del mundo se ha visto afectada por la guerra comercial que se ha creado entre ambas potencias.
Todo comenzó el 8 de marzo del 2018 cuando el gigante norteamericano impuso un incremento en los aranceles sobre el acero. Donald Trump anunció un arancel de 25% y 10% a las importaciones de acero y aluminio respectivamente.
Ante esto, la Unión Europea mostró una preocupación por las consecuencias y lo que representaba una guerra comercial, señaló que: “sería un desastre real para los dos y para el mundo».
Todo se recrudeció cuando un mes después, EE.UU. publicó la lista de bienes chinos, que incluía un total de 1,333 productos y cuya importación tendría un valor de US$ 50,000 millones.
Los principales sectores afectados son el de maquinaria, mecánica, electrodomésticos, químicos y equipos electrónicos.
Luego de ello China respondió al ataque de Trump con aranceles similares.
Según una estimación del Fondo Monetario Internacional (FMI) a mediados de año, el impacto de la guerra comercial se vería reflejado en la disminución de un tercio de punto en el PBI mundial a corto plazo. Sin embargo, los efectos a largo plazo no serían tan catastróficos.
Dicho esto, el PBI global se reduciría en 0.4% a largo plazo y EE.UU. tendría un disminución de su déficit comercial con el gigante asiático de 12.2%, debido a una caída de sus importaciones de 13.9%. Además, las exportaciones del país norteamericano hacia China se desplomarían en 18.8%.
Lo cierto es que ambos países se han visto envueltos en enfrentamientos incesantes, los cuales han afectado no solo las exportaciones mundiales, sino también las inversiones y fabricación de productos en todo el globo. Esto a su vez ha generado una desconfianza en el empresariado y el comercio del mundo.
El sector tecnológico fue quizás uno de los que se vio más afectado en su momento por las tensiones comerciales y que fue muy mediático debido a que la empresa implicada directamente era la china Huawei.
Este tema se volvió clave en la confrontación entre EE.UU. y China cuando Trump le declaró la guerra a las empresas chinas de telecomunicaciones, específicamente a Huawei, en mayo de este año.
El mandatario norteamericano prohibió a las compañías de su país usar y comprar equipos hechos en China, bajo el argumento que realizaban espionaje y atentaban contra la seguridad nacional de Estados Unidos. Una de las empresas que se vio implicada fue Google, quien comercializaba con la gigante asiática.
Esto en su momento fue un remezón mundial, ya que generó diversas reacciones en todo el mundo. Incluso, se habló de una autosuficiencia del país chino para salir de esta situación sin necesidad de la tecnología norteamericana por medio de la creación de un sistema operativo propio.
Escribe: Paolo Rojas
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