Desde smartphones hasta automóviles, la crisis de los microchips está afectando de manera global al sector tecnológico y económico.
Escribe: Andrea Villanueva Vidal
Según los analistas de JP Morgan, el requerimiento de microchips ascendió entre un 10 a 30%, pues la capacidad de producción consiguió igualar a la demanda. Con ello empresas como Apple, Sony, Toyota, Ford, entre otras, no pudieron cumplir con el stock habitual para su público.
Un beneficiario de esta crisis es la compañía TSMC, actualmente la más grande en fabricación de semiconductores de Taiwán, pues cuenta con el 80% del suministro en Asia según Patrick Gelsinger presidente de la compañía Intel. Debido a que cuenta con una responsabilidad mayor y que la fabricación de estos microchips son muy complicados de realizar, la empresa, anunció que aumentará sus precios en un 10% y que los chips menos avanzados costarán 20% más.
Esta decisión da como consecuencia a nivel global un alza de precios en diversos aparatos tecnológicos. Cabe resaltar que financiar la creación de una fábrica productora de microchips cuesta alrededor de 17 billones de dólares según Reuters.
Por otro lado, no solo está decisión es la responsable de un aumento de precio en el mercado pues según Piero Barbieri, especialista en ciencias de la computación y game designer en LEAP studios.
“Esta alza no solo se está dando por la crisis sino también por los revendedores que han hecho de la venta de tarjetas gráficas y otras piezas electrónicas un negocio, llegando a triplicar su precio original. ”
Por último, la compañía Intel, uno de los principales proveedores del sector, considera que esta crisis podría tardar más de un año en recuperar su productividad y apuntan que el 2023 sería el año donde la demanda se estabilizará.