Desde que se promulgó la ley 30884 en diciembre del 2018, diversas empresas empezaron a usar bolsas biodegradables al momento de vender sus productos. Sin embargo, esta no ha sido la mejor solución.
Redactado por Isabella Cenzano
El 5 de diciembre del 2018, se promulgó la conocida ‘Ley de plásticos’ (N° 30884), con el fin de regular este material en los productos de un solo uso, y el de aquellos que no se puedan reciclar o representen un peligro para la salud pública y el medio ambiente. Para ello, aquellas empresas que tienen grandes ventas diarias, como los supermercados y tiendas por departamento, reemplazaron las bolsas plásticas, y por bolsas etiquetadas como biodegradables, generando la falsa sensación en sus consumidores de hacer un impacto positivo a la reducción de la contaminación.
No obstante, según Oceana Perú, estas bolsas biodegradables se dividen en oxo-biodegradables y compostables. Las primeras pueden tardar el mismo tiempo que las convencionales en degradarse si es que estas no encuentran las condiciones particulares de luz y temperatura para poder degradarse en partículas que al final son depositadas en los ríos o el mar. Las segundas son erróneamente usadas para el compostaje casero, teniendo la falsa concepción por el nombre. Estas deben ser tratadas en una planta o relleno sanitario para encontrar las condiciones óptimas para degradarse en menor tiempo.
Juan Carlos Riveros, director científico de Oceana Perú, comentó que el reciclaje de estas bolsas no es posible, por lo que trae más problemas de lo que podría. Esto debido a que transmite la idea de que no contaminan. “Lo ideal son los compromisos a nivel productor y primera fuente para solucionar el problema de los plásticos. El problema de los plásticos sea un tema que se solucione con el reciclaje o las limpiezas de playas”, contó Riveros a Punto Seguido.
Además, de acuerdo a una publicación de Greenpeace, cuando los plásticos biodegradables empiezan su proceso de descomposición, estos solo se dividen en microplásticos, los cuales terminan de esparcirse por los ríos, lagos, mares, e incluso por el aire. Lo que eventualmente llega a nuestro organismo ya sea por respiración o consumo de algún alimento contaminado con estos microfragmentos.
Esta es la razón por la cual el gobierno federal de Australia, a comienzos de este año, lanzó su primer Plan Nacional de Plásticos, que tiene como uno de sus principales objetivos que el consumo de cualquier producto hecho de plástico biodegradable se empiece a reducir. Asimismo, uno de los objetivos nacionales de este país, es que para el 2025 el 100% de los envases que se usen sean reciclables, reutilizables, o compostables. Sin duda, Australia es un país comprometido con el cuidado del medio ambiente.
Por otro lado, en mayo de este año, el congreso peruano, por medio de la aprobación de la Comisión de Salud, propuso la Ley 6101/2020-CR, que tenía como propósito el regreso total de los plásticos de un solo uso, bajo la justificación de la protección de los consumidores frente al COVID-19. No obstante, esta ley representaría para el Perú un gran retroceso de la regulación de los mismos. Por fortuna, Ocena Perú junto a Foro Ciudades Para la Vida, Wildlife Conservation Society (WCS), ProDelphinus, Maqay, Derecho, Ambiente y Recursos Naturales (DAR), Environmental Investigation Agency (EIA), Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA), Sociedad Zoológica de Fráncfort Perú, entre otras organizaciones se pronunciaron sobre el proyecto de ley, y esta finalmente fue rechazada. Este movimiento de los congresistas solo dejó claro que el cuidado y preservación de la fauna y flora peruana no es todavía prioridad entre los funcionarios públicos del Perú, y demuestra una vez más que este país tiene un largo camino que recorrer para reducir la huella de plástico que se ha dejado en los lagos, ríos, mares, y bosques.
Si te interesa cómo ser parte del impacto positivo al medio ambiente, te dejamos una infografía con una breve explicación de las 6 R’ s.