En respuesta a no perecer a causa de la pandemia, las casas de moda en Lima se han visto en la necesidad de reinventarse, adaptándose a las nuevas exigencias de sus consumidores y del mercado.
Foto: Freepik
Escribe: Naomi Kamimoto
Debido al sistemático incremento del coronavirus en el mundo, los grandes eventos sociales se han visto en pausa sin fecha de reintegración definida. Las alfombras rojas, las galas benéficas o inclusive matrimonios eran los espacios predilectos para que un diseñador de alta costura cree piezas impecables e irrepetibles, con el afán de potenciar no solo la belleza, sino crear una declaración en una obra de arte sobre las pieles. La nueva coyuntura ha obligado que los principales diseñadores de moda del país regeneren el tipo de ropa que confeccionan, volviéndolo más pret a porter o incluso, más informal, convirtiéndose en una marca más en un mercado que los vio crecer y desarrollarse como especialistas en alta costura.
Marcas homónimas como Noe Bernacelli y Yahel Waisman, quienes quizás sean los dos diseñadores más relevantes en nuestro país, ambos como los dos artistas que cierran las pasarelas de Lima Fashion Week, han dejado de lado los tules italianos, los encajes chantilly importados de París y los delicados bordados y transparencias para crear piezas que se adapten a las nuevas necesidades, sin perder el ADN de sus marcas. Noe creó una colección de hoodies y joggers de algodón que deriva de su colección FW 2020, diseñada con el fin de vender comodidad para verse bien desde casa. Es la primera colección cápsula del diseñador cuyos precios son accesibles al mercado, en comparación al de sus vestidos de noche o novia, cuyo valor aproximado es de 12 mil dólares a medida.
Yahel, por su parte, inició una colección de knitwear FW 2020, la cual usa materiales peruanos de baby alpaca y lana merino hechos a mano, a pedido de sus clientas: ella arma los diseños de las chompas, pero sus seguidoras eligen los colores a usar. Todas son personalizadas para continuar con una producción que sea irrepetible. Las prendas tienen un valor máximo de 600 soles, en comparación a los vestidos de novia o noche, valorizados desde $3500 USD. Las necesidades cambiaron, y los precios también. “Es una colección que de hecho tiene precios muy por debajo de los que usualmente cobro, y eso es bueno, porque también abro más mi gama en el mercado. Incluso algunas de mis seguidoras me felicitan porque -si bien amaban mi marca- antes no podían comprar algo por el precio”. Las marcas de ropa están tomando medidas activas para conectarse más profundamente con su base de clientes. Por ello, lo que Yahel Waisman implementó para mantener a sus clientas cerca, es hacer conferencias vía Instagram Live en donde hablaba de su proceso creativo, lo que se viene y que lo que ya pasó. “Me pareció importante desde el inicio de la cuarentena realizar los segmentos Yahel Talks, porque era la única manera de comunicarme con mi comunidad y reconocer sus necesidades”, añadió.
En relación a la industria de la moda, era evidente que las estrategias de ventas, la atención personalizada, las fotos editoriales o desfiles, tenían que verse fortalecidos para permanecer vigentes. Si bien el mundo ya está totalmente digitalizado, las citas con clientas presenciales eran vitales, “entrar completamente a algo digital era un miedo que -creo- todos los que trabajamos creando sentimos; la incertidumbre de saber si seguiremos vigentes una vez pasada la pandemia”, confiesa la diseñadora. La última editorial que realizó fue precisamente para la campaña de The Knitwear Collection. Esta fue atípica, ya que los grandes sets, el fotógrafo, el director de arte, el maquillador, stylist y producción en general tuvo que verse desplazado por algo más “hecho en casa”. Yahel abrió las puertas de su atelier solo a una modelo, y ella misma se encargó de hacer styling, maquillaje, peinado, dirección de arte y fotografía. Posteriormente, ese material se presentó en la primera plataforma de desfiles de moda online, Virtuality by Naba en junio del presente año, a cargo del director de arte Christian Duarte.
Cabe mencionar, que este año todos los eventos de pasarela a nivel continental fueron cancelados debido a la coyuntura. Se cancelaron -progresivamente- Sao Paulo Fashion Week, Colombiamoda, Bogotá Fashion Week, Mercedes Benz Fashion week en México y evidentemente, Lima Fashion Week. La virtualidad fue la única manera en que los diseñadores peruanos pudieron mostrar sus nuevas colecciones, apostando por una modalidad que -si bien no es la óptima- era lo que tenía que hacerse para que el show continuara. “Nada se puede comparar con los nervios del backstage, el casting de modelos, crear una colección con meses de trabajo y crear una propuesta diferente para cada temporada. Personalmente, siento que lo presencial jamás podrá acercarse en lo más mínimo a una experiencia online”, manifestó Yahel.
Por otro lado, las grandes casas de diseñadores internacionales están mostrando de manera presencial sus diseños; pero tomando medidas más amigables en cuanto al medio ambiente presentando sola una colección al año. Casas de moda como Jacquemus e Iris Van Herpen se sumaron a esta iniciativa afirmando que no es necesario sacar tantas colecciones al año debido a la circunstancia mundial. En nuestro país, la única gran plataforma es Lima Fashion Week, la cual hasta el momento no se ha pronunciado sobre su reintegración en la agenda de la ciudad.