En el 2023, el Minsa gastó el 98,3% del presupuesto de más de 5 millones de soles que se destinó para prevenir y controlar el cáncer de piel en el país. (Ilustración: Melina Vega)
Tan solo en el 2023, el Minsa registró más de 10 mil casos de cáncer de piel en la capital, mientras que el grupo etario más afectado por esta neoplasia corresponde a las personas de 60 años a más.
Por Melina Vega
Lima cerró el año 2023 con un incremento inusual de casi el doble de casos de melanoma y otros tumores malignos de la piel que el Ministerio de Salud (Minsa) registró en el 2020. El desglose del informe exclusivo del Minsa al que Punto Seguido accedió a través de la Ley de Transparencia permite ver que los casos de afecciones cancerosas y tumores de la piel en Lima crecieron de 5796 en el 2020, 6620 en 2021, 9662 en 2022, hasta 10570 casos en el 2023. Al mismo tiempo, el documento revela que, entre el 2020 y 2023, fueron los mayores de 60 años los más afectados por esta neoplasia y que los casos diagnosticados en la capital durante el 2023 son los más altos que los contabilizados en los últimos 11 años.
Para el dermatólogo-oncólogo y miembro asociado del Círculo Dermatológico del Perú, Renzo Espinoza Escudero, una de las razones que podría explicar este fenómeno en la Ciudad de los Reyes es el entorno socioeconómico y cultural en el que vive la población afectada.
“El cáncer de piel tiene que ver con el sistema socioeconómico y cultural que rodea a la persona. En este caso, mientras sea una persona más desfavorecida socialmente, que vive en los conos de Lima o que sea económicamente pobre, suele venir con cánceres de piel muy severos y avanzados, ya sea melanoma, carcinoma epidermoide o basocelular. [En cambio], si es una persona de mayor poder adquisitivo, suele venir en estadíos muy iniciales, sin ser siquiera cáncer de piel. Ellos son los que habitualmente vienen a hacerse controles de lunares”, enfatiza el especialista.
Su experiencia trabajando en el Hospital Nacional Edgardo Rebagliati Martins y en la clínica Jesús del Norte, en el distrito de Independencia, ha permitido que Espinoza Escudero refuerce su postura y concluya que “el cáncer de piel no es el motivo de consulta más frecuente”. Esto, a pesar de que las estadísticas demuestran el incremento de este tipo de cáncer. A ello, agrega que son dos factores los que propician la neoplasia de piel: genético y ambiental. El segundo es el que, según Espinoza, se puede controlar para disminuir el riesgo de la enfermedad, ya sea usando ropa con protección ultravioleta, bloqueadores solares y demás.
¿El sistema de salud debe apostar más por el diagnóstico y el tratamiento o por la prevención?
Lo que el exviceministro de Salud Pública, Percy Minaya León, ha identificado es que el programa presupuestal se orienta más para el diagnóstico de cáncer de piel (melanoma y no melanoma). Sin embargo, el también exjefe del Instituto Nacional de Salud (INS) sostiene que el enfoque debería ser más preventivo.
“El programa presupuestal lo he visto muy dedicado al diagnóstico, lo cual no está mal. No obstante, eso es para detectar casos que ya existen. Si tú quieres prevenir tienes que hacer medidas de intervención preventiva y esas medidas tienen que ver con el financiamiento de productos como los protectores solares, por ejemplo. Ahí tienes dos alternativas simples: lo fabricas (no tenemos el marco legal para eso hasta ahora en el Ministerio de Salud) o lo compras como producto de bajo costo a la industria nacional para distribuirlo a la población”, declara Minaya para Punto Seguido.
Casi en la misma línea que Minaya León, el dermatólogo Renzo Espinoza añade que “ningún seguro o sistema de salud soportaría un tratamiento con terapia biológica”, el cual es uno de los más efectivos para contrarrestar el cáncer de piel.
“¿Sabes cuánto está un biológico? ¿Una ampolla? Ronda los 2000 dólares, ¿y cuántas ampollas necesita un paciente a lo largo de su tratamiento? Decenas de ampollas, ¿y para salvar una sola vida? Ningún servicio de salud te va a ofrecer 200 mil, 300 mil dólares para salvar una vida. Es el costo-beneficio. Entonces, siempre es mejor prevenir que tratar”, sentencia el dermatólogo durante la entrevista.
Finalmente, un punto de intersección entre las opiniones de Minaya y Espinoza es que este problema de salud pública también se debe abordar desde el sistema educativo. Por ejemplo, se trabaja en que los estudiantes no se expongan a la alta radiación solar durante las formaciones antes de sus clases y que adopten una cultura de prevención. A los esfuerzos del sistema de salud y el sistema educativo, se une el sistema laboral con la Ley N°30102. Entre otras obligaciones, esta ley ordena que los empleadores entreguen instrumentos y productos para la protección solar a sus trabajadores sin importar el régimen laboral y cuando la exposición al sol sea inevitable.