Lima es una ciudad que se moderniza cada día más, pero, en ese transitar, va perdiendo lo que alguna vez fue su esencia: el ornato público que embellecía sus calles y, a la par, proporcionaba algo vital para sus habitantes: oxígeno.
Por Nicole Belaunde, Paula Meder y José Enrique Olaya
Mientras la población crece, el concreto va reemplazando las áreas verdes. La que antes fue conocida como ‘Ciudad Jardín’, hoy viste de gris. La tala indiscriminada de árboles y destrucción de jardines que se viene realizando demuestran la falta de importancia que tiene este tema ante los ojos de las autoridades limeñas. No obstante, aún existe el esfuerzo por ciertos distritos por recuperar el alma de la capital.
Sin embargo, el cambio no radica únicamente en las manos del poder. La civilización cumple también un rol importante en la manutención de estas áreas que cada vez son menos.
Te invitamos a conocer más sobre esta problemática que nos incumbe a todos a partir del lunes 7 de mayo en la próxima edición digital de Punto Seguido.