Safaron del saco de los agresores y alzaron su voz de protesta para gritar “Ni Una Menos”.
Redacción: Estefano Matta Garratt
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Ellos demostraron que el Perú puede salir de las cavernas. Miles de hombres caminaron y gritaron de la mano con las innumerables mujeres víctimas de maltrato, víctimas del acoso y víctimas de un país machista. En la marcha de ‘Ni Una Menos’ , el lado masculino también se hizo presente para frenar la violencia.
Padres, hermanos, primos, novios, esposos, enamorados, hijos, amigos y conocidos dieron la cara. Todos ellos se conglomeraron desde las afueras del Palacio de Justicia para marchar hacia la Plaza San Martín.
Perú no es un hogar para mujeres
El machismo en esta sociedad está impregnado desde la raíz. En una cultura ancestral donde el patriarca es el que tiene una voz irrefutable e incuestionable de mando, la mujer queda en un plano inferior. Según el antropólogo y profesor de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC) Mario Sánchez, durante el sincretismo religioso entre españoles y nativos peruanos, se introdujeron demasiados pensamientos restrictivos para las mujeres. Y caló hondo en el inconsciente de las personas.
Las cifras de violencia contra la mujer y feminicidios en el Perú son alarmantes. A nivel nacional, de cada 10 mujeres entre 18 a 29 años, 7 han sido víctimas de acoso sexual callejero el año pasado, según una encuesta nacional realizada por el Instituto de Opinión Pública PUCP.
Ninguna joven, niña o señora podría sentirse segura. Salen a las calles con miedo de pasar por lo menos un mal rato al escuchar a algún imprudente lanzarles un comentario desatinado. “Un hombre, aunque sea, toma un taxi y se cuida de que no le roben. Pero yo debo cuidarme de que no me roben, no me violen y no me maten”, afirmó con la voz entrecortada Ania Chávez, integrante del colectivo ‘Ni Una Menos’ en Perú.
Una lucha sin género
Arrepentidos, avergonzados y hartos de que esta realidad los relacione y apunte directamente, miles de hombres decidieron enfrentar a los agresores de su mismo género. En la marcha de este sábado 25 de noviembre, el sexo de cada uno no fue objeto de distinción. Todos caminaron como iguales.
“Combato el machismo en el día a día. No veo a una flaca como un objeto, como los patas que van a las discotecas a ‘pescar’”, dijo un joven que sostenía un megáfono con sus manos. “Es necesario que existan legislaciones a favor de la equidad entre hombres y mujeres, igualdad de oportunidades para ambos”, mencionó otro muchacho que pertenece a la organización del Frente Amplio.
Pero también hay otros que no superan el progreso ajeno. No cambian por más que el repudio ante el machismo sea cada vez mayor. Envejecen como una estatua olvidada, como un inútil pedazo de cerámica que se va desgastando con el paso de los años y que ocupa un espacio innecesario en la tierra “¿Qué se entiende por machismo? Creo que a veces se exagera. Además no hay igualdad con los hombres porque a las mujeres se les dan muchos beneficios. Por ejemplo, se jubilan antes”, aseveró un señor que estaba parado a un lado de la Avenida Paseo de la República y miraba cómo cientos de personas desfilaban ante sus ojos. “Yo trato de tenerles paciencia y aguantar, porque también son seres humanos que sienten”, fueron las palabras de un padre de familia con su mujer e hija al lado, aunque parezca mentira. Y es que muchos dicen sentirse indignados, dicen estar en contra de la violencia; pero, en realidad no entienden lo que significa ser machista. Para ellos, esta conducta ya es normal y ni siquiera se percatan del daño que causan.
Por eso, es necesario expresarse en este tipo de manifestaciones. Y es más importante que los hombres, como los primeros que de verdad comprenden el calvario de tantas mujeres en el Perú, se sumen y sean parte del cambio.
Los hombres instauramos el machismo y debemos ser nosotros los que le debemos poner fin.
Aquí puedes ver cómo se vivió la marcha:
Video: Oscar Miranda