Si hay un símbolo que refleje la era del Coronavirus, este será el cubrebocas. Distintas casas de moda han diseñado su versión del escaso artículo, siendo acusadas de lucrar con la tragedia.
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Escribe: Lourdes Razuri
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Es el 2020 y las mascarillas están en todos lados. A principios del año, antes de la declaración del COVID-19 como pandemia mundial, vimos a la cantante Billie Eilish en los premios Grammy con un look de Gucci de pies a cabeza. El atuendo oversized iba acompañado de un fino cubrebocas estampado con el monograma de la marca. Unas semanas después, otros diseñadores las presentaban como el producto de temporada en los circuitos de la semana de la moda.
La francesa Marine Serre ha generado revuelo con su propuesta de cubrebocas de lujo. Desde su primera colección, en 2018, ha presentado una propuesta distópica y post-apocalíptica, que tiene como elemento clave las mascarillas y prendas de protección similares (guantes, leotardos que cubren el cuerpo de pies a cabeza, etc.). La diseñadora denomina el uso de estas piezas como Future Wear, dibujando un futuro en el que el ser humano deba protegerse de las devastaciones del cambio climático.
Este año, Serre presentó nuevas mascarillas en colaboración con la empresa Arinium, una de las pocas certificadas para la elaboración de cubrebocas anti-contaminación. El precio de una de ellas puede superar los 250 euros. Hoy están completamente agotadas. La diseñadora no las recomienda como protección contra el brote viral, pero, en un artículo para The New York Times, reconoció que este año han tenido mejor recibimiento.
“La gente ha sido más entusiasta esta temporada. Pero no es en una cosa positiva, no creo.” La modista reconoce que producir objetos de lujo para un mercado azotado por la pandemia puede ser visto como interés de lucro. Otras marcas acusadas de aprovechar la tragedia han sido Fendi, Off-White y la mencionada Gucci.
Los accesorios para cubrir la boca y nariz no son ajenos a esta industria. Año tras año, han sido parte del mundo de la moda; pasando por los pasamontañas bordados de Alexander McQueen en 1996, hasta las mascarillas que Ariana Grande presentó como merchandising en 2018. En países asiáticos, se encuentran con diseños desde Hello Kitty a Pokemón, y forman parte del atuendo diario de la mayoría de ciudadanos. Aunque es cierto que, en los últimos años, su presencia en la moda occidental ha crecido exponencialmente.
Para Serre, no es coincidencia que esta y otras prendas de protección hayan resaltado en la pasarela: las mentes creativas de la moda reflejan el estado de la sociedad en que se desarrollan. Los continuos incendios forestales, tensiones políticas y una aceptación del cambio medioambiental que viviremos son clave para entender esta nueva dirección en la industria. Hoy, todos los reportes diarios están acompañados por imágenes de ciudadanos con esos pequeños retazos de tela cuadrangulares; una nueva capa entre la persona y el mundo.