El mundial Rusia 2018 no ha traído solo fiesta y diversión, sino también casos de agresión y faltas de respeto, del machismo para el mundo.
Redacción y video: Alma Rodriguez
Follow @PS_UPC
Como es habitual, cada cuatro años, se celebra la fiesta más grande del fútbol en el mundo. La última edición de la Copa del Mundo tiene como anfitrión al país de Rusia, hacia donde muchos turistas han acudido con el deseo de apoyar a sus respectivas selecciones.
En tiempos tan ágiles y conectados como los nuestros, no tenemos que esperar demasiado para saber lo que ocurre en el otro lado del mundo. Los visitantes provenientes de todos los continentes y países llenan sus redes sociales con fotos y videos de las actividades que realizan en medio de la fiebre mundialista. Pero en la vida y en el fútbol las cosas no siempre salen como esperamos, es así que durante las últimas semanas hemos recibido con desagrado e indignación diversos videos virales de mujeres siendo acosadas.
No importa si hablas un idioma diferente, si solo estás siendo amable con un turista, si en medio de la alegría quieres cantar junto a una hinchada que no se detiene; si el macho tiene la oportunidad, se abalanza. El primer caso que conocimos fue el de Antolín Fernández, un hincha peruano que posó junto a una ciudadana rusa mientras la invitaba a repetir frases sexuales mirando a la cámara. El mismo sujeto que luego intentó justificarse a través de su cuenta de Facebook.
Tan solo un par de días después, descubrimos que no se trataba de un caso aislado. Los videos empezaron a circular, chicas volando por los aires con la ropa interior expuesta, extranjeras rodeadas por desconocidos que coreaban palabras obscenas y jovencitas que se insultaban a sí mismas con una sonrisa en el rostro. Todo esto porque se encontraron con un macho, que tenía una cámara en la mano y muchas, pero muchas, ganas de mostrarle al mundo lo que son: unos machos.
De pronto ya no solo consistía en lograr que la extranjera dijese algo que no entendía, no, ahora querían más. María Gómez, Julieth González, Julia Guimaraes, entre otras periodistas, recibieron besos que no querían, solo porque son chicas y porque tenían una cámara en frente. Guimaraes, fue la única que logró escapar del beso y tuvo el valor de confrontar al ‘bromista’, a quien le exigió respeto y que no volviese a intentar eso con ninguna otra mujer.
La manera en que se ha normalizado la violencia contra la mujer es triste y preocupante, cada uno de los agresores ha calificado de ‘malentendido’ el claro hecho de aprovecharse de una mujer bajo el único pretexto de ser mujer. Ninguno salió a pedir perdón, ninguno admitió que lo que hicieron es la representación de que vivimos en sociedades en las que ir en contra de la voluntad de una persona entra en la categoría bromista del comportamiento social.
Nos está costando entender la magnitud del problema, lo que, se suponía, debía ser una fiesta en la que lo más triste es que tu país quede fuera de la competencia, nos está recordando que hay cosas peores; que es más vergonzoso ver a nuestro país en las noticias internacionales por haber enviado mandas de hinchas a acosar mujeres que recibir tres goles al hilo en un partido definitorio. Nos enfrentamos a un monstruo que no termina de hacerse visible y no podemos dejar que se esconda.