En una conversación que por momentos fue clase magistral, confesión íntima y manifiesto ético, Eliezer Budasoff —editor principal de Radio Ambulante Estudios— trazó con lucidez los contornos de un oficio tan antiguo como la palabra, pero en plena reinvención: el periodismo narrativo en formato podcast. Frente a un grupo de estudiantes y oyentes atentos, habló sobre estructuras, ética, migración, miserabilidad, y ese misterio inasible que algunos llaman simplemente «voz».
Por Dax Canchari
El periodista y editor argentino Eliezer Budasoff no necesita grandes ademanes para explicar por qué un audio puede hacerte llorar. Ni por qué, en ese mismo instante, un productor responsable debería preguntarse si vale la pena incluir ese llanto en el episodio.
Durante una extensa conversación con estudiantes de periodismo, Budasoff desarmó las piezas del oficio con la misma paciencia con la que se edita una historia: parte por parte, con ritmo, sin perder nunca el oído.
«Uno para hacer el audio tiene que escucharlo una y otra vez. Y uno quiere, por un lado, transmitir la emoción, pero no quieres que el oyente se vaya», explicó. «Ahí te das cuenta que tú no necesitas la crueldad, no necesitas el detalle escatológico, no necesitas el llanto para lograr algo».
Lo dijo en referencia a uno de los episodios más duros que ha producido: Tres chicos buscan una familia en la selva del Darién, una crónica sonora que acompañó a tres adolescentes migrantes en su travesía por uno de los pasos más mortales del continente. Pero podría haber estado hablando de cualquier historia que merezca ser contada con respeto.
Porque si algo dejó claro a lo largo de la charla es que el podcast, al menos el que él defiende, es sobre todo una forma de mirar.




La conversación con Budasoff fue moderada por la docente Rosa Chávez.
De la edición a la emoción
Aunque hoy es editor, Budasoff no se aleja del trabajo de campo. Cuando habla del episodio sobre los tres chicos que cruzaron el Darién, su voz se quiebra, no por la emoción performativa, sino por el recuerdo vívido del dolor que implicó construir esa historia.
“Fue durísimo. Creo que ha sido de los más duros en los que he tenido que trabajar en los últimos diez años”, confesó. «Entrevistar a esos chicos fue un golpe físico. A los quince minutos dejé de chequear el audio porque estaba absolutamente consumido por el relato».
Ese episodio, que produjo junto a Silvia Viñas, tomó más de un año en ver la luz. No por falta de datos o técnica, sino porque cada escucha volvía a abrir la herida.
En ese proceso, fue clave no caer en lo que él llama “pornomiseria”, esa tendencia a reducir al otro a su trauma. «Mi mayor preocupación era no hacer miserabilidad, que era lo que hacía mucha gente que iba al Darién: reducir a los migrantes a su herida», dijo. «Y mi mayor tranquilidad es que si tú no los miras así, no vas a hacer algo así».
Para él, la clave está en mirar de forma completa: contar el dolor, sí, pero también la esperanza, los momentos de risa, los silencios.
«Hacíamos chistes negros, porque ¿qué otro lugar para hacer chistes negros que un campo de refugiados con cuatro adolescentes que están hablando de los muertos que acaban de ver?»
La intimidad del oído
En varios pasajes, Budasoff habló sobre la “voz” como uno de los elementos más poderosos del podcast. No solo como sonido, sino como punto de vista.
«La voz es un proceso de construcción. Y en el audio, es más rápido saber si funciona o no», explicó. «No hay nada más íntimo que tener la voz de alguien hablándote al oído. Si no cuidas eso, tienes un problema. Tienes que tener muy en cuenta el privilegio que es que la gente te deje entrar a su cabeza».
Elegir voces, entonces, no es un capricho estético. Es una decisión narrativa y ética. “Hablé con tal persona que podría servirnos”, dicen en las reuniones del equipo, y la primera pregunta es: “¿Cómo habla?”
Eso no significa priorizar la dicción perfecta o el tono radiofónico. Significa pensar en cómo suena esa persona contando su historia. ¿Hay emoción? ¿Claridad? ¿Honestidad?


Podcast en América Latina: ¿ya llegó?
Sobre el lugar que ocupa hoy el podcast en el periodismo latinoamericano, Budasoff fue optimista pero realista.
«Sí ha alcanzado un lugar legítimo, al menos para la audiencia. Para muchos medios también, pero es un proceso más largo», dijo.
A diferencia de la industria en inglés, con décadas de desarrollo y fondos institucionales, en América Latina todavía hay que pelear por hacer un podcast periodístico bien hecho. Aun así, la demanda está: “El consumo es altísimo en América Latina, y esto tiene que ver con que nuestras ciudades tienen un tráfico horrible”, dijo con humor.
Pero también advirtió: el podcast no es para todo tema, ni todo tema es para podcast. “Si no tienes buen audio, es difícil. Aunque alguien con mucha sensibilidad puede hacer un gran episodio con cualquier cosa”, explicó.
Y concluyó: “El mejor criterio sería el material de audio que tienes”.
En un mundo donde todos gritan para ser oídos, Budasoff recuerda que a veces basta con susurrar. Que no necesitas el llanto, si tienes la verdad.