Foto: Andina.pe
Son más de 9 mil las comunidades nativas que alberga el Perú y, con ellas, su riqueza cultural, lingüística e histórica. ¿Te preguntaste alguna vez cómo están viviendo ellas el drama actual?
Escribe: Hanna Su Wing
A pesar de que el gobierno tiene ministerios dedicados a su inclusión social y protección, la crisis ha afectado seriamente la organización de los mismos. Es así que muchas de las comunidades nativas y campesinas de nuestro país no se han visto beneficiadas por el gobierno. Los bonos, un sistema de salud de calidad, una educación óptima, ayuda social e incluso alimento y servicios básicos son aspectos alejados a su realidad durante esta pandemia. Pero, ¿siempre fue así?
Según el antropólogo y director del Museo del Palacio Arzobispal de Cuzco, Gustavo Florez Salcedo, los integrantes de nuestros pueblos originarios nacen en un contexto que no les brinda los suficientes medios para lograr objetivos de calidad dentro del sistema estatal oficial. Durante años, la educación de baja calidad y las bajas posibilidades de acceder a un trabajo digno, así como los prejuicios, han dañado gravemente a nuestras comunidades nativas. Por otro lado, las costumbres, el idioma y la ubicación geográfica han sido, más de una vez, una lamentable excusa para aplazar su inclusión.
Asimismo, el Ministerio de Cultura afirma que la discriminación es un problema público en el Perú. Según la Encuesta Nacional de Percepciones y Actitudes sobre Diversidad Cultural y Discriminación Étnico-Racial en el año 2018, el 53% de los peruanos considera que somos un país racista, pero solo el 8 % se asume como tal. Todo ello termina por fortalecer las barreras ya existentes e impiden el desarrollo y crecimiento de todo un país.
Los pueblos originarios suponen un cuarto de la población. Esto quiere decir que durante años, y sobre todo, durante las épocas de crisis, uno de cada cuatro peruanos vive día a día una realidad distinta a la de los demás. ‘’Incluir a los nativos de nuestro país es aceptar las diferencias de una nación rica culturalmente. Además, inclusión también implica defender sus derechos sin ningún condicionamiento a cambiar sus costumbres, mucho menos su manera de ver el mundo’’, asegura Florez Salcedo.