Mario Andrés Mustafá, campeón nacional de esquí acuático y subcampeón a nivel latinoamericano, le cuenta a Punto Seguido la inversión que debe hacer alguien en busca de dedicarse profesionalmente a este deporte.
Escribe: Andrea Mena
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El año pasado, Mario Andrés enfrentó uno de los mayores desafíos para un deportista: recuperarse de una lesión. Tras un año de recuperación y entrenamiento constante, el joven de 28 años consiguió el título de campeón nacional de esquí acuático, donde además rompió su récord personal; y también el de subcampeón en los IV Juegos Suramericanos de Playa, en Argentina.
Su carrera en el rubro inició a los 18. A pesar de haber esquiado recreativamente durante años, fue gracias a la beca que consiguió en Florida Southern College, donde compitió durante cuatro años en primera división, que se involucró profesionalmente en el deporte acuático. “Yo simplemente me paraba en el esquí y salía a divertirme”, asegura Mustafá. Sin embargo, dedicarse de lleno en la actividad le parecía atractivo. Por ese motivo, a los 19, empezó a entrenar de dos a tres veces por semana, frecuencia que se incrementó de cinco a seis veces con el pasar de las semanas.
Desde ese momento, su rutina cambió drásticamente. Se dedicó completamente al deporte, viéndose en la obligación de organizar sus horas alrededor de este. Y aunque Mario Andrés sentía que todo el esfuerzo valía la pena, algo es cierto: no todo es color de rosa. Este hecho no solo implicó que el deportista le dedicara el 80% de su tiempo al esquí, sino que tuviera que invertir altas sumas de dinero que le permitieran conseguir el equipo y los implementos necesarios. Porque, quienes practican un deporte, saben que todo influye. Y así, consiguió guantes, un chaleco, soga, mango, botas y un esquí, además de la ropa de baño.
Los gastos, aunque a veces pasen a segundo plano, son parte de un punto importante a considerar. Inevitablemente, surge el cuestionamiento: ¿es costoso realizar este deporte? Según nos cuenta el deportista, depende del nivel al que se desee llegar. “Si decides comprar todo de gama alta para poder competir y estar en un mundo profesional, los costos son bastante altos. Pero si tu objetivo es enfocarte en algo recreacional, los gastos rondan los 500 y 800 dólares; además de unos 50-100 dólares en guantes, chaleco y demás equipamiento”, revela Mustafá.
Eso no es todo: sumado a la inversión en materiales, se incorpora la de traslado. En nuestro país, fuera del mar, no hay un lugar donde quienes practiquen esquí acuático puedan prepararse. La laguna Bujama es uno de los pocos lugares; sin embargo, es un club en el que solo pueden practicar asociados y atletas federados. Por ese motivo, para quienes realmente tengan la intención de prepararse profesionalmente, su mejor opción es salir del país. Fuera, hay muchas academias a las que se puede acudir indefinidamente, que permiten mejorar rápidamente.
Y es ese punto en el que los gastos empiezan a disminuir, porque el comienzo es lo más difícil. Al ser inexperto, los equipos se dañan más fácilmente, además de que la regularidad de entrenamiento es mucho más intensa -lo que implica permanecer mucho tiempo dentro del agua. Pero cuando el rendimiento mejora, las prácticas son menos exhaustivas. En consecuencia, los equipos pasan a ser comprados una vez al año, durando toda la temporada.
Como concluye Mario Andrés, el esquí es un deporte costoso. Sin embargo, solo lo es a primera instancia, mientras se recorre el camino hacia un buen nivel. Tener en cuenta esta información es sumamente relevante, ya que nos va a permitir valorar el trabajo de nuestros deportistas nacionales, quienes no solo invierten su tiempo, sino su dinero, para representar a nuestro país. Un ejemplo de ello es Mario Andrés, quien a pesar de encontrarse sumamente contento con los resultados de sus recientes competencias, no se detiene. Por ese motivo, en Semana Santa viajará para competir en el Latinoamericano de Chile y poder regresar al Perú, nuevamente, con el título de campeón.