Escribe: Molvina Rodriguez
Foto: Andina.pe
Los jóvenes muestran posturas opuestas al respecto. Hay quienes consideran que el efecto es invisibilizar el problema; otros, que ayudan a agilizar los procesos de prevención.
La primera marcha del colectivo de protesta #NiUnaMenos realizada en Perú se llevó a cabo en 2016 y la última fue realizada el pasado sábado 17 de agosto. Se han realizado, hasta la fecha, cuatro manifestaciones en manos de este movimiento surgido en Argentina. Es necesario entonces preguntarnos sobre la efectividad o no de este tipo de movilizaciones en cuanto a la toma de conciencia de los jóvenes peruanos sobre la violencia hacia la mujer. Para unos, estas marchas no generan un impacto real en nuestra sociedad. Para otros, sí genera conciencia en los ciudadanos.
Laila Villavicencio, activista feminista y parte de la coordinación del bloque estudiantil en representación de la colectiva, menciona que “las diversas manifestaciones de organizaciones feministas en universidades, barrios, comunidades y en todas sus diversidades promovieron la visibilidad de los diferentes tipos de violencia y la apropiación de la lucha de las mujeres por nosotras mismas y por las más jóvenes. Es decir, hemos ganado más aliadas, mujeres que saben que pueden denunciar y que pueden salir del círculo de la violencia.”
Primera edición marcha Ni Una Menos (2016)
Foto: Wikicommons
Muchas personas, en su mayoría jóvenes, consideran que estas movilizaciones han invisibilizado el problema real, porque son los mismos quienes utilizan las redes sociales para hacer burla de ello. Otros creen que las cifras han aumentado desde la primera marcha en 2016. “Lo cierto es que uno de los aportes de Ni una menos fue ampliar la mirada que tenemos sobre las formas de violencia hacia las mujeres. Ni una menos ha significado el despertar de una problemática de violencia y de machismo en nuestro país. No es que las cifras hayan comenzado a aumentar a partir de esa fecha. Lo que sucede es que hay muchas más denuncias porque hay más visibilidad y algunos de estos casos se han vuelto emblemáticos”, señala la congresista Indira Huilca. Antes del 2016, nos referíamos a la violencia contra la mujer como violencia familiar, asumiendo que las mujeres no vivían violencia fuera de este espacio. Ahora, los peruanos, las autoridades y el Estado lo asumen como un problema de política pública.
Segunda edición de la marcha Ni Una Menos (2017)
Foto: Andina.pe
Las nuevas generaciones suelen sensibilizarse con problemas sociales como lo es la violencia contra la mujer. Existen jóvenes peruanos muy involucrados en esta lucha, utilizando sus celulares como forma de comunicación y organización para acudir a las marchas y para apoyar a las víctimas de esta problemática. “Las marchas de Ni Una Menos mostraron un estallido ciudadano, miles de miles de mujeres en las calles diciendo “basta”. Este gesto sí ha servido mucho en la movilización de los jóvenes hoy en día porque la juventud es la que tiene en sus manos la posibilidad del cambio. Ellos y ellas son quienes enfrentarán el proceso de ciudadanía hacia adelante y tendrán que definir, también, sus nuevas relaciones de pareja y su manera de relacionarse entre hombres y mujeres”, sostuvo la congresista Marísa Glave.
Tercera edición de la marcha Ni Una Menos (2018)
Foto: Andina.pe
Estas movilizaciones han logrado crear una conciencia pública tan grande como lo es la violencia contra la mujer. Con esta ola favorable de opinión el objetivo es pasar de la denuncia a la acción, con el fin de evitar que se convierta en una simple noticia mediática o una corriente circunstancial y que se logre plasmar como el sentido común de la sociedad peruana ante este problema.