Punto Seguido estuvo en la casa del veterano utilero y le realizó una entrevista. (Foto: César Merino)
Redacción: Gabriel Ángeles y César Merino
Una leyenda sin estilo de juego y sin gol, pero sí con mucha devoción. Ricardo Luna se iniciaba en la utilería en el 1950, siendo un muchacho de 14 años. Considerado “el patriarca” del club, es el único utilero del fútbol a nivel nacional que tiene su edad y continúa realizando su labor casi con la misma energía que hace más de medio siglo.
Tuvo su primer contacto con el club rosado como el asistente del utilero Pablo Lemuria y bastó con apoyarlo en un partido para darse cuenta de su amor por la camiseta rosada y de una pasión que lo ha acompañado toda su vida. Empezó como la persona encargada de repartir bolsas con agua a los deshidratados jugadores. Cuando paraban el partido para la rehidratación y lo veían junto a las bolsas con agua, pedían “agüita”. Así fue como nació el apodo de “Agüita” y cada año que cumplía junto al Sport Boys lo iba construyendo como un personaje importante en la historia del Sport Boys.
Eso lo saben muy bien Fabián y Cecilia, sus dos últimos hijos con los que vive.
«Es difícil reunir a toda la familia porque muchas veces está ausente. Su Boys por encima de todo; así esté ardiendo en fiebre o con una enfermedad fuerte, se levanta y se va al estadio», dicen Fabián y Cecilia.
Es un personaje muy querido por los hinchas del Sport Boys. Cuando sale a la cancha, se corea más su nombre que el de los propios futbolistas y hasta han realizado una gigantografía de él. También tuvo la oportunidad de ver desfilar a muchas generaciones de jugadores, y mantuvo relaciones de amistad con ellos. En su juventud compartió con Valeriano López, Luis “Joe” Calderón y Jorge “Campolo” Alcalde. En cuanto a jugadores de más actualidad, compartió con Alfonso “Puchungo” Yáñez, Juan Carlos “Pato” Cabanillas, el “Conejo” Miguel Rebosio y Carlos Lobatón.
“Agüita” fue siempre un ejemplo de lealtad a la camiseta rosada. Se le ofreció ser utilero de clubes más populares en el Perú como Alianza o Universitario y hasta el Corinthians quiso llevarlo a Brasil. Pero decidió quedarse y ello le bastó para ganarse todo el cariño de los jugadores, hinchas del Boys y los amigos de su barrio del Callao.