Por: Daniel Robles
Jorge Luis Kishimoto es un coleccionista de múltiples documentos sobre César Vallejo: desde estampillas, pasando por traducciones de sus obras, hasta una copia de la tesis de Vallejo con las anotaciones de Julio Quevedo y el expediente judicial en contra del poeta. Lleva más de tres décadas investigando sobre Vallejo y su biblioteca se ha convertido en un gran archivo histórico.
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En el séptimo piso de un edificio gris en San Isidro, Jorge Luis Kishimoto atiende llamadas en un cuarto blanco rodeado de libros, papeles y documentos antiguos. Además de ser la oficina de su agencia de comunicación, el departamento es la biblioteca donde el coleccionista Kishimoto conserva los diversos hallazgos de libros, cartas, y accesorios relacionados con el poeta César Vallejo. <<Tengo miles de documentos>>, dice Kishimoto, mientras me enseña antologías del poeta traducidas al ruso, al coreano y al hebreo. En su escritorio, posa un busto blanco del poeta universal sobre el que cuelgan unos audífonos. Revisando los archivos de diarios, como el de La Industria, en Trujillo, Jorge Luis encontró las primeras versiones publicadas de algunos poemas de Trilce y Los Heraldos Negros. La búsqueda empezó cuando el adolescente Kishimoto, en la casa de su amigo Luis Monguió, leyó un libro que contenía un trabajo crítico sobre Vallejo.
Entonces el ingeniero – ahora comunicador – tenía 18 años y estudiaba Ingeniería Civil en la universidad. A la par, se había matriculado en la Facultad de Letras de la Universidad Mayor de San Marcos, aunque duró menos de dos años porque le fue imposible llevar dos carreras al mismo tiempo. <<A pesar de ello, nunca me desligué de la literatura. Asistía a recitales en el Centro de Lima y de vez en cuando terminaba en el bar Queirolo con mis compañeros>>, dice Kishimoto. Con el paso de los años, Kishimoto se sorprendió de los pocos documentos que se tenían conservados sobre el vate universal. <<Los peruanos no valoramos la importancia de Vallejo para las letras. Incluso algunos escritores (como Thomas Merton) lo consideran el más grande poeta universal después de Dante>>, menciona el coleccionista. Entre sus diversos hallazgos, uno de los que más valora Kishimoto es la tesis con la que Vallejo se graduó de bachiller, titulado <<Romanticismo en la Poesía Castellana>>, en la Universidad de La Libertad.
Si hay una creencia que el coleccionista quiere derribar, es la que asocia a Vallejo con una persona melancólica, introvertida y taciturna. En el artículo que escribió para el libro Intensidad y Altura de César Vallejo, editado por Ricardo González Vigil, Kishimoto detalla el gran activismo de Vallejo: <<En el Centro Universitario (de la Universidad de La Libertad), Vallejo forma parte de la comisión encargada de organizar la celebración del 7 de junio (Batalla de Arica), y de la comisión que debía llevar adelante charlas universitarias>>.
Además, el hecho de que haya ejercido como maestro (fue profesor de Ciro Alegría) y que haya declamado muchas veces en público muestran a un Vallejo con gran vitalidad. En una noticia del diario La Reforma, fechado el 25 de septiembre de 1915, se informa que Vallejo declamó, desde los balcones de la casa de la familia Goicochea, su poema titulado <<Primaveral>>.
Además, Kishimoto encontró una noticia del mismo diario donde se da a conocer la participación de Vallejo en un curso de instrucción premilitar (para estudiantes universitarios) junto con Raúl Haya de la Torre, Federico Esquerre, entre otros. La noticia de La Reforma, del año 1916, está adjunta en la parte inferior y dice:
<<La militarización en la universidad. Extraordinaria animación se notó en los claustros universitarios durante la tarde de ayer, con motivo de la apertura del registro de inscripción para la militarización universitaria (…) Entre los muchos estudiantes que estuvieron ayer a inscribirse recordamos a los siguientes: (…) Raúl Haya de la Torre, Federico Esquerre (…), César A. Vallejo>>.
Según Kishimoto, la participación de César Vallejo en mítines públicos y políticos le ganó algunos enemigos. Por esta razón, fue acusado de haber participado en el incendio de una propiedad de Carlos Santa María y Kishimoto encontró, en el Archivo Regional de La Libertad, el expediente judicial contra Vallejo, del que tiene una copia en su oficina. Este dice:
<<CONTENIDO: SANTIAGO DE CHUCO: Instrucción seguida por Carlos y Alfredo Santa María y Carolina Aranda, vecinos de esta ciudad, contra (…) César Abrahán Vallejo Mendoza, y Otros por homicidio frustrado, robo, incendio y otros delitos en sus tiendas de comercio realizados el día domingo primero de agosto>>. Fecha de Inicio: 06 de agosto 1920.
Incluso cuando Vallejo salió de la cárcel y se fue a vivir a Europa, el juicio continuó. En los siguientes documentos del expediente, de 1926 y 1927, se indica que Vallejo – que ya residía en Europa – debe asistir a la audiencia por el juicio que tenía en contra. En el siguiente documento de fecha 13 de octubre de 1926, se lee:
<<El Sr. Oficial Mayor del Ministerio de Relaciones Exteriores, en oficio nº241, del 5 del actual, dice lo siguiente: “En respuesta a su oficio del 13 de setiembre último, me cumple informarle que he me dirijido a la Legación en Francia a fin de que notifique a don César A. Vallejo para que se constituya en Trujillo el 26 de noviembre, a las dos de la tarde, para asistir a la audiencia para el juzgamiento de don Héctor Vásquez i otros>>
En este otro documento del expediente, se lee <<Por disposición del Tribunal Correccional del Distrito Judicial de esta Corte (…) disponer lo conveniente para que se notifique a los acusados Héctor M. Vásques (…) y César A. Vallejo, residente en París, con el objeto de que concurran a la audiencia, que para su juzgamiento, se realizará en el local de esta Corte, el viernes 17 de Junio próximo a las 2 de la tarde>>.
A pesar de ello, su abogado Carlos C. Godoy responde que la presencia de Vallejo (que vivía fuera del país) ya no era necesaria en la audiencia: <<La concurrencia de este acusado (Vallejo) a la audiencia respectiva se declaró innecesaria por resolución que ha quedado ejecutoriada, y como, de otro lado, mi defendido cumplió con señalar domicilio en esta Ciudad, que fue el requisito único que se le exigió al ordenar su libertad por el auto de 24 de febrero de 1921 (…), pido al Tribunal Correccional se sirva, con audiencia del Ministerio Fiscal, declarar insubsistente la citada resolución, no solo, en cuanto manda a llamar por edictos al acusado, don César A Vallejo, sino en cuanto manda librar despachos a Francia y España, sin especificar las autoridades que deben tramitarlos>>, con fecha de 31 de octubre de 1926.
En la actualidad, Jorge Luis Kishimoto tiene 53 años y asegura que ningún cheque en blanco equivale al gran patrimonio vallejiano que ha logrado recuperar y conservar. <<Recopilar toda esta información me ha llevado 35 años. Si dono mi material a otras instituciones, puede que no lo cuiden como deberían, pues ellos no han dedicado tiempo y esfuerzo para conseguirlo>>, dice Kishimoto. Si bien su biblioteca es privada, el coleccionista acepta visitas de quienes quieran tener acceso a su colección.
<<Las primeras versiones de poemas de Trilce o los Heraldos Negros que tenía Kishimoto me ayudaron mucho para elaborar una edición sobre la poesía Vallejo en 1992>>, dice el crítico literario Ricardo González Vigil. González Vigil conoció a Kishimoto en 1986, en un evento de homenaje al poeta organizado por el Banco Central de Reserva. <<Yo me centraba más en la parte crítica sobre las obras de Vallejo, pero Kishimoto era un experto en encontrar y comparar diferentes versiones de los poemas del poeta>>, dice el crítico literario, quien complementa: <<Después de terminar aquella edición de 1992, coloco en los agradecimientos que Kishimoto tenía la mejor biblioteca sobre César Vallejo. En esa época, eso podía ser provocador, porque Jorge Luis era un joven que recién se estaba dando a conocer>>.
La biblioteca del coleccionista también se ha nutrido por amigos que le han regalado obras de Vallejo traducidas a otros idiomas; y por los constantes viajes laborales que realiza Kishimoto. Estos le permiten buscar en las bibliotecas de otros países más documentos sobre el poeta. Por casualidades del destino, Jorge Luis Kishimoto se enteró de que el abuelo de su suegro – Abraham Arias Peláez – fue profesor y padrino de confirmación de Vallejo. Además, la hija del abuelo de su suegro – la señora Elvira – también conoció a Vallejo, y le contaba a la familia que el poeta era “flaquito, visitaba su casa con sombrero y una vez le pidió prestado un libro de poemas de su padre que olvidó devolver”. Para Kishimoto, una de las gratificaciones más grandes de haber encontrado tantos documentos sobre el poeta es entender sus poemas a cabalidad: <<En el poema Dados Eternos, él escribe “Tú no tienes Marías que se van”. Solo puedes entender ese extracto del poema cuando sabes que se refiere a la muerte de María, su madre; y a la de María Rosa Sandoval, una enamorada>>. Ahora, Kishimoto quiere tener acceso a la última libreta de notas que Vallejo escribió cuando estaba en su lecho de muerte.
«De muchos documentos existe, al menos, una copia. Me puedo pasar cinco horas buscando en bibliotecas o en archivos sin encontrar nada. Pero sé que en algún momento los encontraré» – culmina Jorge Luis.