El presidente de la Comisión de Ética, César Gonzales, dijo a El Comercio que propondrá investigar al máximo representante del congreso, Manuel Merino, por las contrataciones de sus familiares con el Estado (Foto: Andina.pe)
Aunque la demora para instalar este grupo de trabajo ha sido notable, su nueva composición puede evitar los “blindajes” del parlamento disuelto. Sin embargo, ya tiene trabajo pendiente y por ahora solo hay buenas intenciones.
Escribe: Piero Herrera
El jueves 18 de junio la Comisión de Ética Parlamentaria del nuevo Congreso empezó a funcionar, aunque todavía no se conoce su plan de trabajo. Esta entidad se encarga principalmente de investigar y proponer sanciones para congresistas denunciados por haber cometido delitos u otros tipos de faltas éticas.
Este grupo de trabajo está compuesto por un congresista de cada bancada (9 en total). Su presidente es César Gonzales de la bancada de Somos Perú, quien ha prometido en una entrevista al diario El Comercio que no se cumplirá el dicho “otorongo no come otorongo”. Hasta la fecha, tenemos siete parlamentarios denunciados por distintos casos: el uso de un vuelo humanitario, las contrataciones de familiares con el Estado, la atención de una farmacia y el desacato de la cuarentena.
A diferencia de los períodos legislativos anteriores, esta vez no hay un bloque mayoritario de congresistas de una bancada o un grupo de bancadas. Sin embargo, este Congreso se ha demorado más que los anteriores en concretar su instalación (94 días).
En el parlamento disuelto se recuerda además cómo el bloque mayoritario de Fuerza Popular era acusado de “blindar” a sus parlamentarios, lo cual llevó a otras bancadas a retirar a sus representantes del grupo de trabajo. Cabe entonces la siguiente pregunta: ¿qué deberíamos y qué podemos esperar de esta nueva Comisión de Ética?
Para la politóloga Macarena Costa, es muy temprano para juzgar su desempeño, aunque considera que el cambio en su conformación es muy positivo. La analista política precisa que esto debería evitar casos de “blindajes” impuestos por una mayoría de votos, considerando el voto dirimente del presidente de la comisión. “Esto ya no permite que las bancadas mayoritarias tengan un peso relevante para interferir en las decisiones que llegan.”
El partido político del presidente de la Comisión de Ética, Somos Perú, tiene dos congresistas que podrían ser investigadas por dicho grupo de trabajo. Norma Alencastre fue captada en mayo por un dominical atendiendo su farmacia en Áncash durante en plena cuarentena. Matilde Fernández fue una de los tres legisladores que en marzo abordaron un vuelo humanitario de Cusco a Lima.
No obstante, Costa señala que esta coincidencia no es muy relevante porque hay casos que involucran a otros miembros de otros grupos parlamentarios y el presidente de la comisión, César Gonzales, no tiene que responder solo a su bancada. “La bancada no es tan importante. Depende mucho de la persona. Puede haber tensiones entre el parlamentario y la bancada. Él representa a un sector de la población.”
En cambio, Costa advierte otras señales negativas en los actuales miembros de la Comisión de Ética, como que solo una de ellos, Mirtha Vásquez (Frente Amplio), ha presentado su declaración jurada. “Este deber implica transparencia, rendición de cuentas. Para mí ese solo hecho me hace cuestionar la firmeza que ha prometido el presidente de la Comisión de Ética.”
Según la politóloga, debemos exigir que nuestros representantes decidan y actúen en función del interés público y el sector de la población que votó por él o ella. Costa agrega que se debe actuar rápido cuando estamos frente a una acusación seria, como las denuncias de acoso sexual que involucraron a los exparlamentarios Yonhy Lescano y Moisés Mamani.