El país caribeño registra cifras inflacionarias de un dígito desde hace siete meses. En el último trimestre, ha mostrado la variación más baja desde que la crisis económica se agravó en 2017. Aunque no ha sido política del gobierno, la dolarización viene siendo un salvavidas provisional para muchos venezolanos.
Escribe: Jhon Luiggi Yuc Puy Mesias
Venezuela registra cifras alentadoras en términos económicos, tras casi seis años de haberse vuelto agresiva la crisis financiera, en 2017. De acuerdo con el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), el país caribeño registra variaciones mensuales inferiores al 50% desde enero de 2021.
Hiperinflación en descenso, ¿una luz al final del túnel?
En el último trimestre del 2022, las variaciones inflacionarias han ido de más a menos. Tal como sucedió en el mes de enero, donde fue de 6.7%, mientras que en febrero y marzo fue de 2.9% y 1.4%, respectivamente.
César Núñez, economista por la Universidad del Pacífico, sostiene que la hiperinflación puede comportarse de forma cambiaria y que, por ello, hay que tener cierto escepticismo con los resultados que se arrojan. ‘’El hecho de que Venezuela haya arrastrado una inflación por debajo de los dos dígitos, habla de que poco a poco se está llegando a un mejor panorama en cuanto a la hiperinflación que vive el país, pero igual hay que tomarlo con pinzas, porque puede que sea un shock externo y eso no necesariamente te asegura como está la situación. Todo depende de cómo se sigan comportando las cifras en los próximos meses’’, señala.
Parcialmente, el aplanamiento de la hiperinflación ha sido posible gracias a algunas medidas adoptadas por el gobierno venezolano, al mando del chavista Nicolás Maduro desde el año 2013, cuando sucediera al fallecido expresidente Hugo Chávez. Por ejemplo, acabar con el subsidio de la gasolina, considerada la más barata de la región y el mundo.
‘’Sí puede llegar a mejorar la situación del país porque mucho del gasto del Estado seguramente va en subsidios. Si dejan de invertir en estos, le quitas un poco la carga al Estado. Un subsidio lo asume completamente el Estado. Entonces, sí puede darle mayor capacidad al gobierno para solventar o ejecutar otro tipo de gastos que son necesarios. Sin embargo, retirando los subsidios, no te lleva a solucionar todo. Una medida aislada no te va a solucionar un problema de más de 2000% de inflación anual’’, remarca Núñez respecto a estas políticas de gobierno.
Dolarización, un salvavidas de momento
En 2018, la Asamblea Nacional Constituyente, derogó la Ley de Ilícitos Cambiarios, con lo cual se busca al día de hoy fomentar la inversión extranjera en el país a través de la divisa. Asimismo, el gobierno ha establecido una política comercial pro mercado interno, con la finalidad de abaratar los costos de los bienes importados.
Por otro lado, la dolarización de la economía se ha convertido en una alternativa para el mercado frente a la emisión de dinero inorgánico por parte del gobierno para financiar nóminas de las empresas públicas, y a la devaluación de la moneda nacional. Sin embargo, es importante precisar que no es una medida que el gobierno haya promovido, sino más bien es parte de una estrategia social que ha ganado aceptación en el mercado.
‘’La dolarización es un resultado de períodos hiperinflacionarios. El tema es que, cuando eso sucede, lo que implica es que el dinero pierde sus funciones. El dinero normalmente tiene tres funciones. Primero, es un medio de pago, es decir tú puedes utilizarlo para hacer transacciones y es aceptado generalmente entre la población de un territorio. La segunda función que cumple, es la unidad de cuenta. Es cuando los comercios y las empresas pueden utilizar la moneda para señalar cuál es el valor de sus bienes y servicios. La tercera función es el depósito de valor. Esta función lo que te indica es que una moneda es capaz de mantenerse en el tiempo, como sucede en el caso de los ahorros. Cuando hay un periodo de hiperinflación, se tiende a dolarizar la economía porque ya no hay confianza en la moneda local’’, explica César Núñez sobre los componentes de la dolarización como parte de una estrategia social para mitigar la crisis monetaria.