La oferta universitaria en regiones, ahora, se ha reducido más debido a que varias casas de educación superior no obtuvieron el licenciamiento de SUNEDU. (Foto: Freepik // Montaje: Angie Vargas)
Las deficientes condiciones en las que se encuentran algunas universidades de las diversas regiones del país, así como la poca variedad en la oferta de carreras ocasiona que muchos jóvenes decidan migrar a otras regiones del país o a las capitales provinciales para estudiar.
Por Claira Horna, Melannie Llimpe, Guillermo Ramírez, Angie Vargas y Diego Vásquez
“En Oxapampa solo hay una universidad con una única sede: la UNDAC [Universidad Nacional Daniel Alcides Carrión]. No tiene todas las carreras, hay pocas”, relata Kevin Espinoza, estudiante de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC), migrante proveniente de Oxapampa y beneficiario de Beca 18. De acuerdo con este alumno, la falta de carreras obliga a los estudiantes a migrar a otras provincias. “No hay muchas carreras. Hay chicos que quieren estudiar otra cosa y no hay en Oxapampa. Por esa razón también, hay gente que se va a Lima o Huancayo”, agrega Espinoza.
El testimonio de Kevin ilustra la situación de cientos de estudiantes que migran de sus lugares de origen a las ciudades más cercanas posibles o, incluso, a las capitales de regiones, incluyendo a Lima. Las cifras lo demuestran: según la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO), del Instituto Nacional de Estadística e informática (INEI), realizada en 2020 a 37 103 hogares a nivel nacional, de la población de jóvenes de 16 a 20 años, el 32,4% accedió a la educación superior en su provincia de nacimiento, mientras que el 25,6% migró para lograrlo.
La migración, usualmente, se debe a la búsqueda de nuevas oportunidades de progreso personal y familiar, lo que suele comprender el acceso a la educación superior. El Perú, actualmente, tiene 96 universidades licenciadas por la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (SUNEDU): 48 de ellas son públicas y 48 son privadas. Además, existen un total de 136 campus en el país, estando la mayoría en Lima, con 59. Según el III Informe Bienal sobre la Realidad Universitaria en el Perú, publicado por la SUNEDU, en el año 2022, la oferta regional de universidades y profesiones se ha reducido más, debido a que varias universidades privadas no alcanzaron el licenciamiento institucional ―solo un tercio lo hizo―, siendo la de Loreto la provincia más afectada, cuya cantidad de universidades disminuyó en 75%.
Si bien existe un aparente buen número de universidades repartidas en nuestro territorio, no todas poseen las carreras, especialidades o herramientas que los jóvenes desean y necesitan. Es el caso de Espinoza, quien cuenta que la calidad de los estudios de su ciudad de origen, en comparación con el de Lima, son muy diferentes.
Kevin compara la infraestructura de los centros de estudio estatales de su localidad con las de la capital del país. “En Oxapampa, tanto el instituto como la universidad que hay son pequeñas. Aparte, no están bien hechas. No son como las de Lima, que son más sofisticadas». El cuenta que estas instituciones, pese a ser de educación superior, tienen poca tecnología.
Había una vez una reforma universitaria
A nivel nacional, según SUNEDU, existen 39 universidades públicas licenciadas ―sin tomar en cuenta a las de Lima―, y cada región tiene, al menos, una institución nacional en funcionamiento. La última en recibir el licenciamiento de SUNEDU para ejercer, como centro de educación superior, fue la Universidad San Luis Gonzaga de Ica (UNICA) el 15 de enero de 2022, tras haber tenido que someterse a un segundo proceso de licenciamiento por no haber aprobado el primero.
La UNICA suspendió sus actividades en 2019 por no cumplir con las exigencias básicas de calidad establecidas por SUNEDU. Dicha institución, mediante un comunicado de prensa, en octubre de ese año, reveló los problemas encontrados, entre los que estaban la falta de laboratorios y talleres para los programas de Agronomía, Ingeniería Civil y Obstetricia que ofrecía. Además, informó que sus instalaciones no contaban con los equipos adecuados, ni estaban en buena condición. Incluso, algunos de los insumos usados en los laboratorios estaban vencidos.
Dos años después, en 2021, la licencia de la Universidad Ciro Alegría (UNCA), de La Libertad, también fue denegada por los mismos motivos que UNICA, pero la primera, actualmente, se encuentra en proceso de cese de actividades, por finalizar en julio de 2024. El caso de ambas universidades es un ejemplo de lo que puede estar sucediendo en otras instituciones educativas en el Perú.
Un riesgo contra la calidad de la educación superior en el país es la llamada contrarreforma, emprendida desde la propia SUNEDU, con el último titular nombrado por el actual Gobierno: Manuel Castillo, vinculado a universidades no licenciadas. En paralelo, el Congreso promulgó la ley N. 31520, que ha alentado que 56 universidades, entre ellas la Universidad Nacional de Barranca, abran 2250 nuevas carreras universitarias, cuya pertinencia no podrá ser verificada, como ha reconocido el propio Castillo. La ONG Foro Educativo ha presentado una acción de inconstitucionalidad contra la ley, con alrededor de 10 000 firmas ciudadanas, y sobre el que todavía no se ha pronunciado el Tribunal Constitucional.
Históricas brechas que empujan a salir (o quedarse)
El médico Miguel Vargas es docente de medicina de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, y coordinador de internado de la misma universidad en el Hospital Loayza. El profesor comenta que los estudiantes de dicha carrera migran de diferentes provincias a la capital para estudiar, debido a que en esta ciudad hay más centros hospitalarios, de mejor infraestructura, y con equipamiento para realizar su especialización, cuando lo requieran. “En provincia, lastimosamente, existen hospitales, pero no hay suficientes recursos como para manejar pacientes complejos”. Además, menciona que, penosamente, los estudiantes del área de salud, prefieren quedarse en Lima para ejercer su profesión.
El historiador Marcos Garfias Dávila, menciona que el centralismo educativo se remonta a los tiempos de los gamonales, cuando un grupo limitado de personas ―la élite― accedían a las universidades de regiones. Este investigador principal del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) recuerda que los jóvenes de la población campesina e indígena han tenido más vallas para ingresar a la educación superior. Así, resaltó que solo 1 de cada 10 de los grupos socioeconómicos más vulnerables, entra a la universidad. Agregó, empero, que el Estado ha creado universidades interculturales en regiones con preeminencia de idiomas nativos, ―al menos cuatro en la última década―, incluyendo regiones de la selva amazónica, dado que ella concentra un sector significativo de esta población excluida.
Según un estudio de Diego Chambergo-Michilot y el Grupo Colaborativo Latinoamericano para la Investigación en Recursos Humanos en Salud (Red-LIRHUS), publicado en el año 2020, la migración universitaria de provincia a la capital y de provincia a otras provincias se da por distintos factores sociales, económicos y académicos. La causa principal es la búsqueda de un desarrollo académico-profesional para el propio estudiantado.
La investigación halló que los estudiantes priorizan la migración a las ciudades donde hay universidades con las facultades de su preferencia. Por otra parte, los estudiantes que postulan a universidades más cercanas a sus localidades de nacimiento lo hacen por un mayor apego familiar o por presupuesto. El costo de vida en Lima es más elevado que en las capitales de provincias.
Luciana Reátegui, investigadora del IEP, sostiene que la educación es una reproducción de la problemática socioeconómica que existe en nuestro país. “Cuando se analiza el sistema educativo, se observa una parte de lo que sucede, en general, en la sociedad”, comenta. Según Reátegui, socióloga, hay muchas brechas de desigualdad en la oferta educativa en el país. “Los servicios o derechos [educativos] llegan de distinta manera, dependiendo del sector social y el territorio en donde se encuentra la universidad”, expresa. “También hay una diferencia en la cantidad de profesiones y la calidad de la oferta, cuando se habla de la forma en cómo los jóvenes [de provincias] acceden a la educación superior”, añadió la investigadora del IEP.
Vanessa Rojas, investigadora del Grupo de Análisis para el Desarrollo (GRADE), considera que los estudiantes que logran acceder a las universidades son los que provienen de familias económicamente sustentables. Por otro lado, la antropóloga expresó que la migración universitaria a capitales de provincias y a Lima sucede cuando cuentan con los recursos . “El factor económico es muy importante en la toma de decisiones de los jóvenes y sus familias con respecto a las trayectorias hacia la educación superior”, afirmó Rojas, responsable del componente cualitativo del estudio Niños del Milenio, que sigue una muestra poblacional en el largo plazo.
Otra de las causas que incluye la antropóloga respecto a la migración radica en el conocimiento que tienen los jóvenes de que en la capital hay mejores centros de estudio. De acuerdo con el ranking QS, indicador que mide la excelencia académica de 800 universidades del mundo, nueve universidades peruanas se encuentran entre las mejores a nivel mundial, de las cuales, siete, la mayoría, se sitúan en Lima.
Fernando Uribe, estudiante de arquitectura de la Universidad César Vallejo, en Lima, explicó que, en un principio, estuvo en sus planes estudiar en la Universidad Alas Peruanas de la sede Huacho. Sin embargo, esta no alcanzó la licenciatura, por lo que pese al mayor costo, se mudó a la capital. Afirmó que ha sido un reto vivir en Lima, y dejar a la gran parte de sus familiares en Huacho. Luego de un año viviendo en la capital, Uribe confiesa que no regresará a su ciudad natal porque quiere aprovechar las mayores oportunidades de estudio, así como de trabajo.