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Por Luz Mateo Cielo
El confinamiento generalizado en todo el mundo por el brote del nuevo coronavirus ha disparado el éxito de las plataformas para videoconferencias. El teletrabajo, la educación a distancia, las conferencias virtuales o bien las comunicaciones personales son razones del extendido uso de softwares como Zoom, actualmente el más popular en el sector. No obstante, durante las últimas semanas, también ha sido el foco de atención debido a graves problemas de privacidad y seguridad.
El más conocido ha sido el denominado “Zoombombing”, el cual ha consistido en una serie de irrupciones a las reuniones llevadas a cabo en dicha plataforma por sujetos ajenos al evento o no invitados. Estos ciberataques exponen contenido inapropiado y, en el peor de los casos, envían malwares.
Otro polémico caso, ha sido la información falsa difundida por la misma compañía sobre el supuesto cifrado de extremo a extremo (E2E) de su producto. Los contundentes hallazgos de las investigaciones de The Intercept, un portal periodístico, sobre la veracidad en la encriptación de llamadas, dieron lugar a que el fundador de la compañía se rectificara sobre esa afirmación.
Asimismo, se enmendó el vacío que permitía la recopilación innecesaria de información personal —como la IP, el tipo de dispositivo, el sistema operativo y la ubicación y el horario de la conexión— en el momento de crear una cuenta. También se eliminó permanentemente la función de seguimiento de atención de asistentes, con la que el organizador de la videollamada podía saber si alguien de la sala había estado más de 30 segundos sin el programa abierto en primer plano. Así, conforme han ido saliendo a la luz otras negligencias técnicas, la empresa de comunicaciones ha ido reparando algunas de estas y ha prometido que seguirán trabajando para subsanar las que faltan.
Tras la evidencia de las falencias antes mencionadas, a principio de mes, Eric S. Yuan, fundador y CEO de Zoom respondió a las críticas a través un comunicado en el blog de su empresa llamado “Un mensaje para nuestros usuarios”, en él escribe lo siguiente: “(…) reconocemos que no hemos cumplido con las expectativas de privacidad y seguridad de la comunidad, y las nuestras. Por eso, lo siento profundamente, y quiero compartir lo que estamos haciendo al respecto”. De la misma forma, negó lo que una ola de internautas y medios estaban sugiriendo: que Zoom estaba vendiendo la información de sus usuarios a Facebook y otras empresas. Sin embargo, estas aclaraciones no han sido suficiente para evitar que gobiernos, negocios y escuelas prohibieran su uso.
Ante los embates contra dicho software, Skype aprovechó para resaltar, a través de su cuenta de Twitter, que contaba —desde mucho antes— con las funciones que ahora se exigía a Zoom. Por ejemplo, el de permitir videollamadas gratuitas y grupales desde un navegador compatible de computadora sin necesidad de que el anfitrión tenga una cuenta de registro o la aplicación descargada. También el de admitir la grabación de vídeo, el uso compartido de la pantalla y el desenfoque del fondo antes de unirse. Además, el de volver a usar el enlace de invitación, ya que no vence. Pese a las malas noticias en torno a Zoom, esta se sigue manteniendo entre las mejores y más populares.