Bolsonaro se hizo famoso por sus posiciones nacionalistas y conservadoras, por la defensa de la dictadura militar de 1964, por sus críticas a la izquierda y críticas hacia los homosexuales. (Foto: WhiteHouse)
El político y ex militar, Jair Bolsonaro, lleva más de un año como jefe de Estado brasileño y no ha sido ajeno a la polémica, mucho menos ahora con la crisis del coronavirus.
Escribe: Rodrigo Ortecho
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Cuando Jair Bolsonaro fue elegido democráticamente en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, muchos lo llamaban “el Donald Trump” brasileño por sus ideales ultraderechistas y polémicos comentarios a la prensa. En los días posteriores a su triunfo democrático, criticó duramente a China y a todos los regímenes asociados con el comunismo y calificó al Mercado Común del Sur (MERCOSUR) como un conjunto demasiado ideologizado.
Era indudable que desde el inicio de su gestión quería “americanizar” Brasil, y una de las primeras medidas que tomó fue emitir un decreto que facilitaba la posesión de armas de fuego. Por otro lado, la primera visita oficial del Presidente brasileño fue a Estados Unidos y apareció en una conferencia de prensa junto con Trump.
Dado este contexto, a nadie le debió haber sorprendido la reacción de Bolsonaro ante la crisis mundial del Covid 19. Al igual que el mandatario estadounidense, se dedicó a ningunear el virus y manifestar que no era algo por lo que se debe preocupar la población brasileña. Cuando la enfermedad comenzó a propagarse por el país, le declaró a sus seguidores afuera del palacio presidencial:
“El virus está aquí, vamos a tener que enfrentarlo. ¡Enfréntalo como un hombre, no como un niño! Finalizó diciendo «Todos moriremos algún día». Hasta el día de hoy, Brasil es el país que más casos y muertes tiene de la región sudamérica (casi 50 mil casos y más de 3 mil fallecidos).
El jefe de Estado y ex militar dejó en claro que iba a priorizar el mercado y la economía antes que recurrir a restricciones muy severas. La lucha de Bolsonaro ahora es con el parlamento y gobernadores alcaldes regionales, que (por consecuencia del coronavirus) han impulsado medidas de cuarentena y el distanciamiento social para contener la propagación. Sin embargo, los resultados de esta obsesión del Presidente brasileño por la economía nacional se han mostrado, ya que, la pandemia no ha tenido un mayor impacto en la deuda pública del país.
A pesar de tener el congreso, la prensa nacional e internacional y una gran parte de la población en su contra, Bolsonaro tiene su as bajo la manga que lo mantiene en el poder: el ejército. Esto quedó claro en la reciente destitución del ahora exministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta por la firme posición del Presidente de priorizar la economía sobre la salud pública. Pese a que la sociedad brasileña, los medios de comunicación apoyaron masivamente al diputado Henrique Mandetta, los militares se inclinaron por Bolsonaro.
Luego de este polémico suceso, el 17 de abril fue presentado el nuevo Ministro de Salud: Nelson Teich. Luego de ser presentado por el Presidente, en un breve discurso, manifestó que no haría ningún cambio repentina en la política actual del ministerio. Por otro lado, mencionó que “está alineado con el Presidente” y que “la salud pública y la economía no pueden discutirse por separado”. Quedó claro que este nuevo ministro, al menos por el momento, no tendrá ningún cruce con el mandatario que lo asignó.
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