Como parte de su línea fashionista, la multimillonaria marca Barbie estrenó en el mercado su primera muñeca con síndrome de Down. En conversación con Punto Seguido, un especialista de la Sociedad Peruana de Síndrome de Down nos cuenta si es un verdadero acto de inclusión o tan solo un intento fallido.
Tras décadas de ofrecer una Barbie rubia con ojos azules, la fábrica de juguetes estadounidense Mattel estrenó su línea Barbie Fashionistas. Esta incluye una muñeca con una pierna ortopédica, una con auriculares, otra en silla de ruedas, y, la más reciente, una Barbie con síndrome de Down. Según la compañía, el nuevo modelo tiene como objetivo ofrecer a niñas y a niños una representación de belleza inclusiva y que luche contra el estigma social que está ligada a estas condiciones.
En conversación con Punto Seguido, el coordinador del área de educación inclusiva de la Sociedad Peruana de Síndrome Down, Matteo Marinelli, comentó acerca de la opinión que tiene la comunidad y sus familiares sobre la muñeca. «Algunos pueden sentirse preocupados porque una muñeca con características generalizadas podría repetir los círculos estereotipados que existen socialmente. Otros, pueden considerarla una herramienta positiva de representación e inclusión», explicó.
Un rostro de plástico con síndrome de Down
El nuevo modelo de Barbie se lanzó al mercado en colaboración con National Down Syndrome Society (NDSS) para definir los rasgos, la ropa y accesorios, con el fin de garantizar que se representara con precisión a una mujer de esta comunidad. Sin embargo, el riesgo es caer en la animación o ficcionalización por tratarse de un juguete, ya que, según el coordinador de educación de la SPSD, no todas las personas con síndrome de Down son iguales, al referirse a sus rasgos físicos.
«Esta idea de que sea una Barbie con estas características particularmente definidas a partir de una generalización fenotípica de las personas con síndrome de Down podría llevar a contradicciones sobre la realidad de que todos somos diversos. Tenemos que romper con el mito de la “normalidad” de que tenemos que caber dentro del estándar. Para romper los estereotipos se necesita constancia, porque estás personas no son un elemento exótico para atraer al público en una ocasión», aseguró Marinelli.
En los detalles está la clave para que se pueda reflejar la apariencia de la comunidad Down en un juguete. Por ende, Mattel incluyó en el vestido un estampado con mariposas y flores amarillas y azules, símbolos que son asociados con la concientización acerca de este síndrome. De esta manera, niños y adultos con esta condición se sentirán identificados y reconocerán este proyecto como un intento para promover que sean valorados e incluidos en la sociedad.
Según Kandi Pickard, presidenta de NDSS, “esta Barbie sirve como un recordatorio de que nunca debemos subestimar el poder de la representación”. En cuanto a esto, el coordinador del área de educación inclusiva de la SPDS, apoya esta idea y opina que se necesita más que una representación generalizada para que Barbie logre romper con el estigma social que se le tiene a las personas con síndrome de Down.
«La capacidad de una muñeca Barbie para romper con el estigma social asociado podría ser bastante variable. Es fundamental que la visibilidad y la representación no sea superficial, que pueda contribuir a desafiar los estereotipos, se acompañe de una educación adecuada y de esfuerzos continuos para promover una real inclusión de las personas con síndrome de Down», aseguró el coordinador.
La nueva y más pedida línea de Barbie, llamada Barbie Fashionista, por su innovación e inclusión de personas con discapacidad, con diversas etnias y que representa un lado más humano y real de las personas. Foto: Periodico Noreste.
Los niños aprenden jugando
El objetivo de Mattel es animar a los niños a jugar y observar una Barbie con las orejas pequeñas, el puente de la nariz plano y el torso más largo que el resto del cuerpo, rasgos habituales de quienes poseen síndrome de Down. Según Lisa McKnight, vicepresidenta ejecutiva y directora global de la marca, “Barbie juega un papel importante en las experiencias tempranas de un niño, y estamos dedicados a hacer nuestra parte para contrarrestar el estigma social a través del juego”.
Que se cuente una realidad a través del juego podría generar un impacto positivo en los niños, el cual los lleve a desarrollar un sentido de empatía. Sobre esto, Matteo Marinelli, coordinador del área de educación inclusiva de SPSD, nos comentó que “el juego con la muñeca puede generar preguntas y curiosidad en los niños, lo que a su vez puede dar lugar a conversaciones significativas sobre el síndrome de Down”. “Puede ayudar a que desafíen cualquier forma de discriminación en su entorno”, agregó.
Visibilizar una condición cromosómica congénita en un juguete puede ser la forma más sencilla de que un niño pueda aprender y comprender que estas personas, a pesar de la discapacidad intelectual moderada que presentan, no son discapacitados o retrasados. “Se puede transmitir el mensaje de que todas las personas merecen igualdad de oportunidades y respeto, independientemente de sus diferencias. Debe ir acompañado de promoción de interacciones reales con personas con síndrome de Down”, explicó Marinelli.