La celebración fue acompañada por los colaboradores del municipio capitalino.
Redacción: Mishell Salazar
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Los cánticos de la marcha procesional armonizaron hasta el último rincón del Centro de Lima. Entre el cruce de las avenidas Abancay y Nicolás de Piérola unos acompañantes vestidos de naranja fosforescente utilizaron sus implementos para defender a la ciudad de los distintos desechos que deja esta festividad.
Al lugar llegó un camión de la Municipalidad Metropolitana de Lima con personal de la empresa ‘Innova Ambiental Solvi’ para reforzar el recojo de residuos. Al final del día, cerca de 60 empleados, con mayoría de mujeres, dejaron las pistas y veredas relucientes.
Entre los trabajadores más antiguos está Raymundo Borda León, un limpiador municipal de más de 21 años de ardua labor y de una rutina que empieza a las seis de la mañana. Él ha presenciado muchas de las caminatas del Cristo Moreno y ha sido testigo de las miles de lágrimas de los asistentes.
El vehículo avanzó al mismo paso que el personal anaranjado que recaudaba los desperdicios. Al culminar la ceremonia, se formaron equipos de cinco personas y se distribuyeron para cada área. En uno de los grupos estaba Delfina Quispe, quien lucía orgullosa por ayudar a su ciudad tras la celebración. “Hoy mis desechos son morados”, señaló con escoba en mano.
“Nuestra misión es mantener las calles limpias”, sostuvo el inspector de turno, Jhonatan Jiménez, quien se encontraba supervisando la labor de los colaboradores. Al paso de la marcha, una aspiradora succionó los pica pica, globos rotos, pétalos de flores moradas y demás desechos. Reina, una mujer de 40 años, dirigía el conducto de la máquina. La mujer esperaba encontrarse algo novedoso. Entre risas contó que el año anterior halló 100 soles y que en ese momento los necesitaba.
Así como nos movilizamos por la fe, los trabajadores municipales se movilizan por nuestra ciudad. Ayudemos a mantener nuestras calles sin desperdicios y busquemos siempre el tacho más cercano.