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¿Alguna vez has visto en Twitter que una figura pública es tendencia porque la están “cancelando”? Le pasó a Ellen DeGeneres, JBalvin y, recientemente, a Doja Cat y Fiorella Cayo. Son cada vez más los artistas que son víctimas de este fenómeno de las redes sociales llamado “la cultura de la cancelación”.
Escribe: Valery García
Un término que no es nuevo
Aunque la práctica de cancelar a una persona está más presente que nunca durante estos últimos años, el concepto “cancelar” tiene su origen alrededor del 2017 con el movimiento feminista #MeToo. Tras las acusaciones por acoso, agresión y abuso sexual del productor de cine Harvey Weinstein y el famoso actor de la serie “House of Cards”, Kevin Spacey, muchas mujeres salieron a denunciar para encontrar justicia y para que las personas los dejen de consumir sus productos. Fue con ello que se logró que Weinstein sea sentenciado a veintitrés años de prisión y Spacey pierda su trabajo durante un tiempo.
¿Qué significa cancelar a alguien?
Es la acción de retirar apoyo, anular o cancelar a un personaje y, en ciertas ocasiones, a una empresa o institución, por haber hecho o dicho algo que infringe lo que la sociedad establece como moral y correcto. Usualmente, este método es empleado en mayor frecuencia con las personas públicas y lo que se busca es boicotear su vida profesional y privada por medio de las redes sociales y hacerlo “desaparecer”. “Lo que hace la población es excluirla, vetarla y apartarla en todos los ámbitos, ya sea en el laboral o político. Prácticamente, es una persona contra el mundo”, explica a Punto Seguido la psicóloga clínica, Valerie Muedas.
El objetivo de este fenómeno es castigar al cancelado o cancelada por su conducta o por lo que recitó. Es a través de la cultura de la cancelación que los grupos intentan que la persona sepa el descontento que sienten hacia ella. Como su máxima expresión se da a través de las redes sociales, desde bloquearlas en Twitter, utilizar el hashtag #canceled, llenar sus perfiles de Instagram con comentarios ofensivos, crear memes para que sean objeto de burlas y hasta amenazarlas, son los actos que se dan de manera colectiva para que la persona aprenda la lección y tenga en cuenta que está siendo cancelada.
Lo curioso de esta práctica es que no solo ocurre por algo del presente, las cosas del pasado que salen a la luz y que pasaron hace mucho, también pueden ser motivo para excluir a una persona. En otras palabras, sin importar el contexto o el tiempo en el que haya dicho o hecho lo que llevó a que se le retire el apoyo de manera masiva, la población se organiza para cancelarla por ello si les causa una indignación. No obstante, ¿por qué la cultura de la cancelación está siendo tan criticada actualmente?
Un arma de doble filo
Aunque esta práctica podría tener sus pros; sobre todo cuando se trata de casos de denuncias como las de Spacey y Harvey, el problema es que hoy en día la cultura de la cancelación ha llegado a un extremo tóxico y se utiliza, no con fines de justicia social, sino para difundir odio y esparcir información falsa sobre alguien y más aún si esa persona tiene una opinión distinta a la de las masas.
“Cancelar” a alguien se ha convertido en una forma de acoso y ciberbullying en la que muchas veces los “cancelados” son atacados por comentarios que son malinterpretados o están fuera de contexto sin siquiera poder arrepentirse. “Como todo pasa tan abrupto, no le dan tiempo a esa persona que la sociedad tiene intención de excluir, de que hable o que se exprese. Simplemente, de un momento a otro recibe la negativa y no tiene tiempo para reflexionar”, señala Muedas. Es como una pena virtual de la que nadie se puede salvar.
Asimismo, otra de las razones por las que nos debemos tomar en serio este fenómeno es porque no solamente podría atentar contra la libertad de expresión en vez de educar, el impacto que tiene en él “cancelado” es muy profundo. Además, que su vida profesional y personal se ve arruinada, tal y como sucedió con Johnny Depp quien tras ser denunciado falsamente por violencia perdió muchos empleos, también tiene consecuencias psicológicas que podrían ser irreversibles.
Vetar sin pensar en la salud mental
Algunos podrían pensar que bloquear o crear un hashtag para cancelar un artista no es la gran cosa. No obstante, a corto o largo plazo, la cultura de la cancelación afecta mucho al “cancelado” y más aún en el ámbito de la psicología. Quedar encerrado en un charco de odio público no es nada fácil; la presión, el acoso, las burlas y las ofensas pueden llevar al límite a quien está pasando por todo esto, pasó con Doja Cat quien, tras ser cancelada en Twitter por el público paraguayo, escribió que dejaría su carrera porque no soportaba tantas críticas.
La persona que está siendo víctima de la cancelación podría desarrollar ansiedad, tener alteración del sueño, ataques de pánico e incluso, en casos extremos, la depresión por el escrutinio público los llevaría a pensar en el suicidio. “El impacto es tan fuerte que te sientes completamente solo y la sociedad se enseña contigo y lo peor es que no es solo contigo, tu círculo cercano también empieza a ser atacado”, explica la psicóloga.
¿Y si soy víctima de la cultura de la cancelación?
Valerie Muedas señala que la mejor manera de sobrellevar esta situación es pedir ayuda psicológica. Esto debido a que la cultura de la cancelación no desaparece de un día a otro y se debe evitar que uno se sienta agobiado por todas las emociones que vienen como un tsunami.
Si quieres saber más sobre la cultura de la cancelación, te invitamos a escuchar el siguiente podcast en donde conversamos con la psicóloga clínica, Valerie Muedas, sobre si está bien o no cancelar a alguien.