Una infección generalizada acabó con la vida de la joven cajamarquina de 22 años
Por Daniela Yriarte
Después de ser rociada con gasolina en un bus por su acosador Carlos Hualpa, Eyvi Ágreda ha muerto. Una más de las víctimas de violencia, no pudo resistir a las doce cirugías que se le venían realizando. Ante su fallecimiento, una multitud se congregó en las puertas del Palacio de Justicia para protestar una vez más contra la ola de feminicidios que acecha al país.
«Si no eres para mí, no serás para nadie». Esto fue, según algunos de los testigos, lo que le gritó Carlos Hualpa Vacas a Eyvi Ágreda antes de ser bañada en combustible y envuelta por las llamas en la unidad de la Línea 8, ruta San Juan de Lurigancho-Chorrillos, en Miraflores. El caso de esta joven, es uno de los miles de casos de violencia contra la mujer que existen en nuestro país, y una de sus expresiones más brutales. Después de 38 días del fatal incidente, el día de ayer Eyvi no pudo resistir a las quemaduras de tercer grado en el 60% de su cuerpo y falleció en la Unidad de Cuidados Intensivos del hospital Guillermo Almenara de EsSalud, donde se encontraba internada.
Esta situación ha indignado a miles de peruanos y el presidente de la república Martin Vizcarra se ha pronunciado indicando su pesar. “Muy apenado, pero a veces esos son los designios de la vida», refiriéndose a la muerte de Eyvi. Duras críticas ha recibido por parte de políticos como Alberto de Belaunde y Verónica Mendoza, mencionando que los feminicidios y la violencia machista, no son designios. Ante ello, varios colectivos de mujeres se congregaron frente a la sede del Poder Judicial para mostrar su descontento contra las declaraciones del mandatario, exigir justicia sobre la pena preventiva de nueve meses contra el agresor, por el caso de Eyvi y de los 29.200 que existen en todo el Perú.
Valeria Chávez, vocera del colectivo Ni una menos, declaró que estamos ante un sistema estructural machista que colabora con los asesinatos a las mujeres. “Lamentablemente estamos ante un sistema, un gobierno y líderes políticos a los que no les importa la vida de las mujeres. Obstruyen cualquier proyecto de ley que ayude a mitigar la violencia machista. Destruyen proyectos de leyes que hablan sobre educación e igualdad de género, que también puede ayudar a que la tasa de feminicidios se reduzca… No sólo son los congresistas, la sociedad también es cómplice. Los policías se burlan, re victimizan a quienes denuncian y no las toman en cuenta.”
Siendo el segundo lugar en feminicidios en América Latina y la quinta ciudad más peligrosa para las mujeres en el mundo, la violencia contra la mujer en el Perú es uno de los mayores problemas que el Estado debe enfrentar.