Por: Yanilu Goycochea
Después de 52 años, Colombia está camino a la paz. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y la República de Colombia firmaron el acuerdo final para el fin del conflicto interno. Aún se espera por plebiscito, en el cual los colombianos aprobarán o no el documento.
Este acuerdo fue un trabajo de cuatro años en la ciudad de La Habana, donde otros países como Noruega, Venezuela, Chile y Cuba misma, participaron en como garantes y acompañantes.
El acuerdo plantea una negociación entre la República de Colombia y las FARC, con el desarme del grupo guerrillero; amnistía para sus miembros sin delitos de lesa humanidad; la creación de su propio partido político, entre otros, los cuales garantizarían la construcción, en un largo pero esperanzador camino, de la paz entre ambos bandos. Asimismo, si el acuerdo es aceptado, ningún presidente podrá deshacerlo, ya que se implementará dentro de la Constitución colombiana.
Ha sido un hecho histórico para Colombia y para el mundo, pues el grupo guerrillero más poderoso y longevo de Latinoamérica ha decido culminar el conflicto e iniciar el largo camino a la paz no solo con la nación colombiana, sino también con los familiares de las miles de víctimas que sufrieron y siguen sufriendo los estragos de este conflicto.
Si bien, dentro del país hay diferentes posiciones: de aceptación y negación, el pueblo colombiano decidirá si el acuerdo funciona o no mediante el plebiscito que se llevará a cabo el próximo 2 de octubre. Por ahora, el mundo y Colombia, ven con esperanza este trascendental evento.