Por: Kevin Arratea
Hoy se celebra el Día Internacional de la Erradicación de la Pobreza. Esta fecha, establecida por las Naciones Unidas desde 1993, busca reconocer los esfuerzos que han realizado organizaciones internacionales, ONGs, personajes y Estados para disminuir la pobreza a nivel mundial. Asimismo, también se reconoce la lucha diaria de los pobres que, a pesar de vivir en condiciones extremas, buscan siempre la posibilidad de hacer oír sus preocupaciones.
Este año, la ONU estableció como lema lo siguiente: “De la humillación y la exclusión a la participación: Poner fin a la pobreza en todas sus formas”, frase que señala que la pobreza no representa la carencia de una sola cosa, sino de varios elementos interrelacionados.
Un elemento importante que frenó la disminución de la pobreza fue la desaceleración económica que atravesaron varios países en los últimos años debido a la crisis mundial. De igual manera, tanto la desigualdad de género como el acceso restringido a la salud, educación y otros servicios esenciales son aspectos muy importantes para entender la magnitud que conlleva la pobreza como problema social y económico.
Por ello, el Banco Mundial afirma que la manera más efectiva de luchar contra la desigualdad y, al mismo tiempo, garantizar un plan de desarrollo económico sostenible es invertir en la gente, y más explícitamente, proporcionar mejoras y mayores oportunidades a los niños. Se trata de facilitar el acceso a servicios básicos como agua, luz y salud, al igual que la educación de calidad en internet, con la finalidad de desarrollar destrezas necesarias para un mejor futuro.
Si bien es cierto que hoy en día varias economías se han reactivado, aún falta por desarrollar un método que asegure que la pobreza no vuelva a elevarse y, que más bien, siga disminuyendo. Aumentar la calidad de la educación y lograr mayor acceso a los avances tecnológicos serán la clave para garantizar que se podrá ganar la lucha contra la pobreza y la desigualdad.