Foto: MINSA
Conversamos con un psicólogo para entender cómo el aislamiento afecta a los niños y adolescentes con autismo. Además, compartimos la experiencia de la madre de un adolescente con Síndrome de Asperger.
Escribe: Piero Herrera
Desde el 1 de abril, las personas con algún trastorno del espectro autista (TEA) pueden salir por hasta 15 minutos de sus hogares para enfrentar mejor el aislamiento social obligatorio por el coronavirus. Dentro de los TEA (trastornos del espectro autista), según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, se incluye el denominado Síndrome de Asperger.
El psicólogo Ernesto Reaño, director del Equipo de Investigación y Trabajo en Autismo (EITA), precisa que el Asperger es en realidad una forma de autismo o TEA. El experto indica que los TEA se dividen en una escala de tres niveles según las necesidades de apoyo terapéutico, donde el Asperger estaría en el nivel de menor asistencia.
Considerando que el Asperger es entonces una forma de autismo, el psicólogo señala que el aislamiento obligatorio afecta a todas las personas autistas. Esto se debe, explica el experto, a que son muy rutinarias: les gusta mucho los horarios y la predictibilidad.
“En una situación como la actual, no solamente [los perjudica] el aislamiento, sino que la modificación de la rutina [les] genera ansiedad y depresión por no sentir que tienen el control sobre su rutina”, describe Reaño.
La señora Susy Burgos, madre de un adolescente con Síndrome de Asperger, explica que a su hijo le afectó al inicio el cambio en su rutina. Él cursa el quinto año de secundaria de manera virtual y, felizmente para su madre, es muy responsable con sus estudios.
Ernesto Reaño señala que este grupo social puede sufrir más si se mantienen encerrados por un tiempo prolongado. Por ello, explica el psicólogo, “realizan movimientos para regularse frente a la ansiedad por los cambios”.
Susy Burgos cuenta que su hijo controla la ansiedad usando su “spinner”, un juguete de plástico que gira alrededor de su eje.
Asimismo, el especialista aconseja a los padres de familia implementar horarios y rutinas para sus hijos autistas. “La persona debería tener un horario muy bien organizado para sus estudios, sus necesidades fisiológicas y el ocio: mientras más detallados estén, van a estar mejor”, apunta Reaño.
La señora Burgos comenta que a su hijo no le ha ido mal en estas semanas de aislamiento. “Disfruta el no ir al colegio, pues tiene más tiempo para leer y para sus videojuegos”, explica.
La madre de familia agrega que, más que la pérdida de contacto personal con el exterior, lo que más le ha costado a su hijo es el cambio de rutina, aunque afirma que no han tenido dificultades significativas.
El doctor Reaño reitera que el gobierno ha autorizado “salidas terapéuticas”, no paseos, las cuales deben ser muy cerca de los domicilios. La señora Burgos indica que su hijo ha decidido no salir para evitar cualquier riesgo de contagio de coronavirus.
Sin embargo, ella considera que sí debería salir, no tanto para controlar la ansiedad (que no manifiesta), sino “para romper con la rutina, precisamente porque es algo que les cuesta a las personas con TEA”.
Educación virtual y TEA
Según Reaño, es probable que las personas con autismo se sientan mejor con la educación virtual a distancia que con las clases presenciales. El experto destaca que las tecnologías de comunicación a distancia involucradas, como las videoconferencias y el chat, han sido creadas respondiendo a las necesidades de este grupo social.
“Se elimina mucho del contacto social: (…) reconocer emociones, intenciones, gestos les puede abrumar. Los medios virtuales rebajan estos requerimientos y les puede ir mucho mejor”, explica.
La señora Burgos comenta que su hijo está contento con el sistema de clases virtuales de su colegio, el cual le permite recibir apoyo de un tutor y hacer tareas personales y en grupo. “Se ha organizado solo en sus tiempos y se ha vuelto responsable al 100%”, asegura.