Verse a sí mismo reflejados en las historias que se presentan en el cine es algo que ocurre en contadas ocasiones para los miembros de la comunidad LGBT. «Yo soy Simón», una película para jóvenes, busca cambiar esto.
Texto y video: Brenda Santiago Follow @PS_UPC
La película “Yo soy Simón” se acaba de estrenar en nuestro país. Solo el tiempo dirá qué tan exitosa será, pero todo apunta a que tendrá una buena temporada. En el mes y medio que lleva en cartelera en los Estados Unidos ya ha superado su presupuesto: tiene más de 54 millones de dólares de recaudación, y la cifra va en aumento.
Al igual que muchas de las últimas películas para adolescentes, Yo soy Simón (o Love, Simon) está basada en una novela best seller. Simon vs. the Homo Sapiens Agenda de la autora Becky Albertalli, fue publicada en el 2015 y ha ganado varios premios de literatura.
Lo único que hace diferente a esta película de otras que han adornado nuestra cartelera es que el romance principal se da entre dos chicos: Simón y el misterioso Blue. “Yo soy Simón” cuenta la historia de una adolescente en un su último año de la secundaria que se ha estado mandando correos electrónicos con un chico cuya identidad no conoce que va con el nombre Blue.
Mientras esa amistad empieza a crecer, Simón se ve chantajeado por un compañero de clases que amenaza con no solo contarles a todos que Simón es gay, sino también con publicar los correos de Blue, poniendo en riesgo su privacidad, pues esta también estudia en el mismo colegio que Simón.
Esta es la primera película de un gran estudio, como lo es 20th Century Fox, en tener como protagonista a un adolescente gay. Y es también la primera vez que una película de temática LGBT en nuestro país cuenta con buenos horarios y una amplia variedad de cines para verla.
Recordemos como Moonlight recién consiguió un horario que no fuera al medio día o casi a medianoche cuando fue nominada al Oscar. O cómo Carol paso por la cartelera peruana sin pena ni gloria. Y no olvidemos como la película nacional “Sin vagina, me marginan” no pudo ser estrenada por quejas de un sector conservador de la sociedad, y que actualmente solo se puede ver por internet pagando 4 soles.
La invisibilidad en los medios de comunicación
Encontrar un personaje o una historia con la que identificarse puede sonar sencillo. Solo hace falta prender la televisión o ir al cine a ver cualquier película. Pero para los miembros de la comunidad LGBT no es tan fácil. Especialmente en el Perú donde las buenas representaciones de las minorías en los medios brillan por su ausencia.
En un país donde según los resultados de la primera Encuesta Virtual para Personas LGTB, el 62.7% reportó haber sufrido de violencia y discriminación, resulta necesario poder tener roles positivos en los medios.
En las producciones peruanas con mucha suerte se encuentra uno que otro personaje gay. Aunque salvo bienvenidas excepciones (como lo fueron Pedro y Javier en «Avenida Larco» y los protagonistas de la película «Sebastián») la mayoría de las veces estos personajes están ahí para ser el efecto cómico de la película. Mientras que la representación para las otras letras del acrónimo es prácticamente inexistente.
¿Por qué es importante la representación?
Presente es una ONG que busca aumentar la información sobre las personas LGBTIQ en la sociedad peruana y fomentar el pleno reconocimiento de sus derechos. Trabajan desde el área de prensa, cultural y con empresas. Su director general, Gabriel de la Cruz, sostiene que la identidad de las personas se forma en base a lo que uno ve. Es decir, en base a lo que nos rodea.
“Cuando nacemos nuestros primeros referentes son nuestras mamás y nuestros papás y queremos ser como ellos cuando”. Al crecer, buscamos referentes para poder entendernos a nosotros mismos. Si no los encontramos en nuestro entorno tendemos a buscarlos en los medios de comunicación. Cuando una persona es miembro de una minoría, le es particularmente difícil encontrar un personaje con quien identificarse. No hay alguien a quien puedan ver que les asegure que está bien ser quienes son.
Gabriel explica que al crecer sin un referente en los medios, y al no encontrarlos en el entorno cercano, “un niño o una niña, que tiene una orientación sexual distinta, no sabe que va ser de él o ella de grande, y le cuesta mucho. Se crece con mucho temor, mucho miedo.”
Por su parte, la psicóloga Alexandra Hernandez sostiene que “si un adolescente percibe que está en un ambiente donde es rechazado es más probable que se mantenga en el clóset, que no acuda a nadie buscando ayuda o que sienta que su forma de ser está mal y que debe cambiar”. Esto le genera síntomas de ansiedad y depresión.
Esta situación se ve reflejada en las estadísticas presentadas en la primera Encuesta Virtual para Personas LGTB, en la cual el 38.9% de los encuestados manifestó haber tenido intentos e ideas suicidas en algún momento de sus vidas, impulsados por la discriminación a la que se ven sujetos.
Como señala Gabriel de la Cruz, el no tener la seguridad de que está bien ser quien uno es, hace que se crezca con miedo. “Con mucho temor de que cuando salgamos del clóset nos vayan a rechazar. Miedo del que irán a decir nuestros padres. Por eso es tan importante la representación en los medios.”
¿Y ahora?
En los Estados Unidos, algunos artistas como Kristen Bell and Neil Patrick Harris han alquilado salas enteras para que jóvenes de la comunidad puedan ir a ver la película. Pues entienden lo valioso que resulta poder verse, quizás por primera vez, verse a sí mismos, ver situaciones por las que han pasado, reflejadas en la pantalla grande.
En el Perú, se han dado algunas funciones especiales antes del estreno. Estas han estado llenas de jóvenes y adultos que han aplaudido, reído y llorado. Era una de las contadas ocasiones en las que podían verse a sí mismos representados. Encontrar sus historias en el cine es algo impresionante.
Anna Esquerre, una de las asistentes siente que «Yo soy Simón» es muy importante, pues «es una película que mucha gente necesita para poder decirles al mundo, a las personas que les son cercanas lo que de verdad son. Sin necesidad de esconderlo ni sentirse avergonzados del que dirán en una sociedad como la nuestra que es muy conservadora».
La magia de Yo soy Simón radica en que se trata de una película más de adolescentes. Es dulce, y esta llena de los dramas de crecer, pero siempre con un tono cálido y sobre todo muy real. Y es precisamente lo que la hace tan valiosa.