FOTO: Andina.
Luis Fernando Alegría, especialista en el sector, explicó a Punto Seguido por qué no es suficiente esta medida en el país.
Escribe: Kevony Sueldo
El resurgimiento de la economía en nuestro país se inició con el comercio electrónico o e-commerce -tienda en línea, en inglés-. Tras obtener luz verde del ejecutivo, diversas compañías desempolvaron durante los últimos días aquellas plataformas de venta digital a las que dejaron en un segundo plano antes del estado de emergencia.
Sin embargo, para el economista principal del IPE (Instituto Peruano de Economía) Luis Fernando Alegría esta medida tomada por el gobierno es insuficiente, pues según él todo el comercio al por menor representa menos del 10% de PBI. Además, señala que este sector no tiene un efecto multiplicador tan grande en el empleo y la economía como lo ofrecería la minería y la construcción. A eso se le suma que “las empresas de ventas son predominantemente informales”, recalcó.
Asimismo, para muchas personas la ayuda de parte del gobierno para la reactivación de las empresas peruanas se ha demorado. Igualmente, se cuestiona que el crédito con garantías del Estado (Reactiva Perú) no se han otorgado con la velocidad necesaria y que el apoyo de FAE-mype a las micro y pequeñas organizaciones no ha sido suficiente. Por si fuera poco, han surgido diversas denuncias, señalando que los bonos dirigidos a las personas más vulnerables no han llegado con la velocidad correspondiente. Al respecto, el economista Alegría sugiere una mayor “celeridad para que los planes y programas lleguen a quienes más lo necesiten”.
No cabe duda que en este nuevo contexto, marcado por el coronavirus, se debe priorizar la limpieza en los productos obtenidos de manera electrónica. Esto es lo más importante para el magister en economía. “Hay que reactivar [las empresas] con protocolos sanitarios que deben ser razonables”, señaló. De modo que el Estado debe de tener una visión más amplia sobre este tema, porque todavía hay dudas que responder: ¿Cómo hacer que una empresa pequeña asuma todos los sobrecostos de sanidad? Y, peor aún, ¿cómo fiscalizas que las empresas informales cumplan estrictamente con los protocolos de salud? Preguntas que quedan en el aire a la espera de una solución política.