Mujeres de nuestro país están en la primera línea batallando contra el coronavirus, cuyas cifras suman más de 690 mil infectados. ¿Cuáles son las barreras que aún persisten en sus labores pese a que haya transcurrido 6 meses desde que el paciente cero fue diagnosticado?
Foto: Andina
Escribe: Kristell Costilla
Jessica Chávez trabaja más de 12 horas diarias en el Hospital Nacional Arzobispo Loayza durante 6 días a la semana, específicamente, en el área de cirugías covid – 19. Desde hace 17 años, este centro hospitalario se convirtió en su segundo hogar. Sin embargo, desde que el coronavirus se alojó en nuestro país, su acostumbrada rutina diaria se convirtió en una agonizante carrera por salvar la vida de los demás poniendo en riesgo su salud. Jessica es tan solo un ejemplo de las 55 mil enfermeras que se encuentran atendiendo casos de este letal virus a nivel nacional según el Colegio de Enfermeros del Perú.
A pesar de cumplir con todos los protocolos al atender a las personas infectadas del nuevo coronavirus, el personal de enfermería aún presenta dificultades después de que el Ejecutivo decretó al país en estado de emergencia debido al avance de esta pandemia. La falta de colegas, la escasa infraestructura de servicios higiénicos, entre otros factores son algunas de las adversidades que enfrentan día a día las enfermeras peruanas en los distintos centros de salud.
Las deficiencias que aún persisten en el sistema sanitario es origen a que, la gran parte de los centros médicos del Estado no fueron asignados para tratar a pacientes con covid-19, sentencia Jessica Chávez. Uno de ellos era el hospital Loayza, el cual no tuvo la infraestructura adecuada ni el personal de enfermería suficiente para atender a la demanda de contagiados que se registró desde marzo.
Según Chávez señala que la cantidad de integrantes pertenecientes a su gremio son mínimas respecto a la demanda de ingresantes pese a que el “80% de su capacidad atienda a pacientes con la covid-19”. Como ella nos relata, en el presente mes, tan solo 2 enfermeras fueron asignadas para cuidar a las 25 personas que presentan este mal en su área. “Si una de nosotras se enferma ya no se podría disponer de un reemplazante por la falta de organización”, manifiesta. Hasta hoy en día, más de 5 mil miembros de este gremio que se encuentran contagiadas afirma Liliana La Rosa, decana del Colegio de Enfermeros del Perú.
Otro caso es el de Jenny Vargas Palomino, quien labora en la clínica San Felipe del distrito de Jesús María y en el Hospital de Emergencia de Ate Vitarte. Son 150 horas por mes que ella designa sus turnos entre ambos lugares para ayudar en la recuperación de los pacientes con covid -19. Su experiencia en este rubro la ha llevado a concluir que las diferencias entre ambos centros médicos son “notables”. Un claro ejemplo de ello se evidencia en su pabellón, el cual alberga a 40 miembros entre doctores, técnicos y enfermeras, donde, actualmente, hay 3 duchas para todos ellos. Asimismo, sustenta que la clínica cuenta con “mayor implementación y organización”.
Pese a todo ello, ambas afirman que existen aspectos que se han ido resolviendo a lo largo de los últimos meses. Una de ellas trata sobre la mejora en la calidad de la atención a los pacientes. No obstante, hacen un llamado para que las autoridades pertinentes les brinden todas las herramientas necesarias para desenvolver su trabajo en un ambiente adecuado sin arriesgar la salud de ellas y todos los involucrados, pues este virus, que aún no tiene fecha de partida, ya ha cobrado la vida de 72 enfermeras desde que comenzó la pandemia.