En un país altamente sísmico, la construcción sin un asesoramiento ni supervisión técnica, puede significar un peligro latente que se encuentra constantemente sobre nosotros.
Foto: Andina
Hace unas semanas se produjeron derrumbes en los distritos de Chorrillos y Puente Piedra. Por esta ocasión no dejaron heridos de gravedad, pero dos mujeres de 60 y 80 años, quedaron atrapadas tras el deslizamiento. A contrario de lo que se pueda pensar los temblores no intervinieron en ningún aspecto. Las principales culpables de este acontecimiento fueron la mala construcción y la falta de conocimiento del suelo de la zona.
Sin embargo, este acontecimiento nos da un pequeño adelanto de lo que podría pasar en el caso de un sismo. Hernando Tavera, presidente ejecutivo del Instituto Geofísico del Perú (IGP), ha revelado que según las investigaciones y el monitoreo de la institución, se espera un terremoto de, por lo menos, 8.5 grados en Lima. Esto se debe a la acumulación de energía sísmica que no ha sido liberada hasta la actualidad. Debemos recordar que el último movimiento de alta intensidad que hubo en la capital fue en 1746. Según el IGP, de 60 mil habitantes en Lima, el 10% perdieron la vida, de 3 mil casas distribuidas en 125 manzanas, solo 25 quedaron en pie.
Si a esto le sumamos el hecho de que, según un estudio de la Cámara Peruana de la Construcción (Capeco), en Lima el 70% de las viviendas son producto de la construcción informal. De la misma forma, si vemos el plano de manera más general, las cifras son aún más impactantes, ya que la cantidad se eleva hasta un 80%.
Para poder entender un poco más de este tema, hablamos con Sasha Chumpitaz, arquitecta proyectista, para que nos explique sobre la autoconstrucción y el daño que significaría para el país en el caso de un sismo.