A pocas semanas del estreno de Episodio VIII: Los últimos Jedi, en Punto Seguido reflexionamos sobre la importancia de tener a mujeres como protagonistas de las nuevas películas de Star Wars.
Redacción: Teresa Rivas
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Durante décadas, el único personaje femenino con el que las niñas fans de Star Wars se podían identificar era la princesa Leia. El Episodio I: La amenaza fantasma (1999), presentó a la joven y sagaz reina Padmé Amidala, aunque en las siguientes dos películas se convirtió en una decepcionante sombra de sí misma. Pero en 2015, Disney sorprendió al colocar como protagonista de Episodio VII: El despertar de la Fuerza, a una huérfana recolectora de chatarra: la valiente y humilde Rey.
“No puedes ser lo que no puedes ver”, dijo la activista Marian Wright. A veces olvidamos que la forma en que las mujeres son representadas en los medios de comunicación y el arte, ha llevado a su subrepresentación en posiciones de poder e influencia. Las niñas rápidamente interiorizan una serie de estereotipos de género que limitan sus sueños e ideales. De ahí que sea tan importante tener personajes complejos como Rey, agentes de cambio y dueñas de su propio destino.
Que la protagonista de la siguiente película, Rogue One: Una historia de Star Wars (2016), sea la agresiva y nihilista criminal Jyn Erso, demuestra que es posible poner a cargo de una historia a mujeres que toman decisiones, que cometen errores, que sienten rabia, y que eso no las hace menos interesantes o valiosas. El director de El despertar de la Fuerza, J.J. Abrams, alguna vez dijo que con esa película “esperaba que las niñas vean que son capaces de hacer cosas que jamás habrían imaginado posibles”. Pero las niñas ya lo saben. Solo necesitan que sus heroínas de la pantalla las motiven a hacerlo.