Ha pasado más de un mes desde que nuestros ojos se paralizaron al ver como un profesor pedía a gritos ayuda, mientras que en su cuerpo se vertía la sangre que, según sus propias palabras, iba a ser usado como sacrificio de magia negra.
Escribe: Cristian Navarro
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Aunque no lo creas, la magia es más común en nuestro país de lo que parece. Lo vemos en cada afiche pegado a un poste mientras caminamos por la calle. “Se hacen amarres a precio baratito” o “Ten el amor de esa persona que tanto te friendzonea” son algunos de los contenidos de esos anuncios. Incluso hay algunos que te ofrecen promociones especiales o pago con tarjeta para que veas que, como buenos empresarios, se han modernizado. Claro, que esto no es lo más oscuro que podemos encontrar.
Caminando por el lugar conocido como la Parada, en la avenida Aviación y cerca de la estación Gamarra, podemos descubrir un cúmulo de jaladores con carteles de cartas de tarot. Estos seres aparecen en la luz del día, mezclándose con el ruido de las bocinas, el bullicio de la gente, el desorden y el caos del comercio informal apoderado de las calles, vistiendo ropa corriente y portando un acento nada extraño venezolano. Son ellos mismos los que te transportan a estos lugares de misterio y misticismo lejos y cerca de la ciudad.
Es así como conocí a la India Timbaya, ubicada en el fondo de un pasillo oscuro de un edifico a la altura del parque Canepa. Misteriosa, única y con una mirada penetrante, me invitó a caminar por su aposento, una oficina decorada con calaveras, imágenes de personas fallecidas, personajes egipcios, velas, ángeles de diferentes tamaños, un altar de la santa Muerte rodeado de otras figuras igual de extrañas y un ordenador modelo sansung de pantalla grande.
La India o, también conocida como la hija de la noche, nacida en Huancavelica, es una curandera que lleva en la parada más de 25 años. Ofrece diversos tipos de servicios que abarcan desde el uso de la magia blanca, para quienes quieren alguna curación espiritual sin mucho misticismo, magia roja, como amarres, hasta el uso de magia negra, adentrándonos a un mundo profundo y oscuro, en donde se tiene contacto incluso con el mismísimo Lucifer.
“La magia negra es algo más oculto, es algo más secreto. Es cuando una persona quiere voltear el mal que le hayan hecho y entra en un campo donde juegan los espíritus con ella”, menciona Timbaya.
Es así que la mayoría de clientes que la buscan para hacer brujería, desean hacer justicia frente al gran daño que le han hecho esas personas que odian y que no lo pueden encontrar en otro lado. Así como también hay quienes buscan ambición, poder y éxito, entre ellos, políticos y altos empresarios que la han visitado. Se realiza un pacto con el ser invocado y se cumple el deseo.
Si quieres entrar a ese mundo, entonces tienes que visitar el otro ambiente. Un cuarto diminuto al final del recorrido, a donde fui asustado y a la vez con inmensa curiosidad. Timbaya me dijo que no muestra este lugar a las personas que considera que no están preparadas. Así que me consideré afortunado, pero cuando abrió la puerta, el diablo estaba allí.
“Hay un portal frente a nosotros”, dijo. Y también había objetos misteriosos y macabros que decoraban de terror la atmósfera del lugar. Sentí una fuerte sensación térmica inexplicable que ni siquiera sentía con el sofocante sol del mediodía, mis cachetes empezaron a arderme y mis pies empezaron a temblar. Es algo raro lo que se siente allí, y eso que no soy creyente. Son temas psicológicos, pensé, y seguí.
Es en aquel lugar donde la India practica la magia negra. Un cuarto herméticamente cerrado, donde el ruido de la gente y las bocinas desaparecen, y en el que solo van sus clientes más esotéricos. Exacto, cualquiera no puede practicar este tipo de magia.
“La brujería negra es tan fuerte que el que lo va a tratar tiene que estar fuerte mentalmente o terminaría loco. Hay varios casos de personas que terminaron muy mal, demasiado mal”, menciona la curandera.
Un muñeco vudú es el vestigio de un ritual practicado hacia una señora cuya imagen se encontraba partida a la mitad y chamuscada por la velas a su alrededor. El cliente buscaba venganza hacia su hermana por llevarse a su esposo. “Yo les ayudo a eliminar a esas personas que le han hecho daño”, dice la India.
Una espada hundida en el estómago de un muñeco, una pata de toro para dar más fuerza al hechizo, más huesos de animales desconocidos, un atuendo negro como los que usaban los Ku Klux Klan, más espadas para la fortaleza, fetos de llamas, falos, una foto de la pareja real del Reino Unido para los novios, una guija y el demonio frente a mí con sus ojos brillantes que parecían seguirte, decoran la mesa de la noche. Así es como lo llama la curandera a su lugar de ritos.
“Este es el muñeco negro o de la brujería. Este es de la hermana menor de un cliente, que la ha traicionado y se ha llevado a su esposo. La hermana mayor en venganza ha traído sus prendas y una foto para formar un muñeco y volverla loca, destruirla o paralizarla”, menciona la India Timbaya con firmeza sobre el muñeco vudú.
Y si crees que eso era más que suficiente, existen rituales mucho más oscuros y fuertes a lo que la India no me dio acceso y se mantuvo en secreto. Incluso, cobra por arriba de cuatro mil soles para ello. “Depende del servicio o deseo que quiera el cliente. Aquí vienen personas peores que el propio demonio”, explica.
Por otro lado, Irene Elizabeth Quintanilla, formadora y directora de la escuela chamánica “Sirwar Quenti”, advierte sobre la práctica de la brujería:
“Quien practica la magia negra se debe abstener a las consecuencias. Muchos de los que entran a este mundo, sacrifican su propia sangre. Crean una deuda, mas no están en armonía con el espíritu, y quizá, esa deuda no la pagues tú, pero si tus seres queridos. La magia negra mueve demasiada maldad”.
Incluso, durante la entrevista, Elizabeth me dijo que veía una nube negra en mi espalda, debido a mi corta visita a la bruja. Es por eso, que me hizo una curación gratuita con el objetivo de extraer el ser malévolo con fuego, hierbas medicinales y tabaco. Al final todo salió bien y quedé exorcizado. ¡Increíble! Todo eso pasaba en mi cuerpo sin darme cuenta.
“Nosotros los chamanes de magia blanca tenemos una ética, por el que acompañamos espiritualmente a nuestros pacientes en su auto reconocimiento y superación. Constantemente, estamos en una lucha con las energías negativas y la brujería”, dice la fundadora de Siwar Quenti.
Sea verdad o no, lo cierto es que nuestro país es un lugar lleno de misticismo, que podemos encontrar tanto en la costa, sierra y selva. Cada uno con conocimientos y creencias diferentes y una cultura ancestral surgida desde antes de la llegada de los españoles. Las cabeza clavas de la cultura Chavín son las huellas de aquellos sacrificios humanos que se perpetraban en nombre de sus dioses para la aparición de lluvias y buenas siembras. ¿Acaso eso no era una forma de magia negra? Hay un lado oscuro sobre nuestra historia que aún nos falta investigar.