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Punto Seguido - UPC

Revista Punto Seguido - UPC presenta noticias, crónicas, fotos, videos, entrevistas, reportajes y contenidos en 360. Publicación digital de los estudiantes de Comunicación y Periodismo de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas.

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Día de la Canción Criolla: homenaje a nuestra cultura

04/11/2021 by Mabel Aguilar

Escribe: Diego Zenteno / Follow @PS_UPC

Una fecha muy importante para nuestra cultura se acerca y con ello es importante recordar su valor. ¿Qué caracteriza a este día tan especial? La música criolla va más allá de los cajones y las guitarras.

Pintura «La Jarana» del pintor peruano Ignacio Merino, acabada en el año 1857. (Foto: Wikimedia Commons)

El Día de la Canción Criolla se conmemora cada 31 de octubre en el Perú en una celebración que si bien la pandemia continúa frenando, no deja de ser una llena de música y tradición. A más de 70 años de su nacimiento, este día rinde homenaje a un género musical que perdura en el tiempo y no pierde relevancia.

En el mundo, la música criolla es uno de nuestros elementos bandera. Este, en realidad, engloba muchos géneros distintos como el vals peruano, la marinera, el huayno o el tondero, además de influencias de la música española, la indígena y hasta las raíces africanas de nuestra población.

La pandemia habrá puesto pausa a las celebraciones de antaño, pero el sonido del cajón, las guitarras acompañantes y las voces de quienes interpretan este género están lejos de desaparecer.

Con motivo de la celebración de este día que aboga por la difusión del arte y la representación de nuestra música, en el siguiente podcast haremos un repaso de su historia así como lo que la caracteriza:

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Turrón doña Pepa y sus variantes

24/10/2021 by Mabel Aguilar

Perú es un país con dulces tradicionales y el más popular en octubre es el turrón de Doña Pepa.

Escribe: Micaela Ríos Ulloa

El mes de octubre llega con la festividad del Señor de los Milagros y el tradicional turrón de Doña Pepa. Este postre es el favorito de los peruanos durante el mes morado y todo el año.

El dulce antes de Doña Pepa

Antes de la llegada de los españoles, las culturas prehispánicas preparaban mazamorras como ishkupcha (mezcla de maíz amarillo y con cal viva), el api o los champús de mote con fruta. Estos postres eran endulzados con vegetales dulces, ya que el azúcar no existía en el Perú. Mientras tanto, Cristóbal Colón realizaba su expedición de una nueva ruta hacia Las Indias, pero llega a América. Unos años después, Francisco Pizarro conquistó el imperio incaico, produciendo un choque cultural y gastronómico.

Durante el virreinato, las recetas incaicas se fusionaron con los productos de España. Ellos trajeron los cítricos, canela, frutos secos, clavos de olor, especias, entre otros. Por ejemplo, Diego de Mora creó el primer ingenio de azúcar en el valle de Chicama, La Libertad, en el siglo XVI. Según un artículo publicado por el periodista Niko Cisneros en el diario “La Crónica”, cuenta que de Mora trajo las primeras cañas desde México.

Además, los dulces de convento eran populares. Las monjas de las iglesias trajeron recetas españolas y enseñaron a las mujeres con gran poder adquisitivo. Postres como el dulce de Maná, alfajores, rosquetas, buñuelos, suspiros y otros predominaron del siglo XVI hasta XVIII.

La preparación de la miel puede demorar de 3 a 4 horas. Créditos: Perú Travel

El origen

Doña Josefa Marmanillo era una esclava afroperuana en Cañete y se dedicaba a la cocina. Ella tuvo una extraña enfermedad en las manos, paralizando sus brazos. Viajó a Lima para encontrarse con el Señor de los Milagros porque era muy devota de él. Le pidió que la curara y esta petición al concederse, inició con la preparación del turrón, dulce inspirado en el nouget o turrón español. Este tenía capas de masa, miel de chancaca y decorado con grageas de colores. Al año siguiente, ella vuelve a Lima a ofrecer el turrón en las procesiones.

La receta pasó de boca a boca y las panaderías lo prepararon a su manera.

Los tradicionales

La Pastelería San Martín es una de las panaderías más antiguas de Lima. Se encuentra ubicado en el Portal Pumacahua de la Plaza San Martín. Doña Romelia Illescas y su hijo, don Emilio Quintana buscaron los productos claves para crear un turrón único en 1930. “Empezaron hacerlo y tuvieron mucho éxito”, comenta Amparo Quintana, esposa de Jaime Quintana, quien era hijo de don Emilio. A pesar de la pandemia, el servicio ha continuado, agotando más de 18 kilos de turrón en menos de una hora. “Tenemos una clientela fiel. Una clientela que siempre ha preferido este turrón”.

La Pastelería San Martín tiene más de 90 años. Foto propia.

Milagros Huamán es la creadora de la pastelería Fausta, cuyo nombre es en honor a su bisabuela Fausta Abal Luciano. “La abuela de mi padre fue una mujer que vivió por muchos años en la localidad de Ambo, Huánuco. En principio, ella no era una cocinera, ni pastelera. Y así como una mujer emprendedora de pueblo, tuvo que aprender este oficio. Entonces lo que hacía en esa época para poder alimentar a los niños era salir a la carretera a vender panes y panecillos. Y después comenzó a elaborar recetas”, informa Milagros. Pasó el tiempo y ella intercambió las recetas de los dulces de antaño con las vecinas.

Milagros trabajó como periodista hasta el 2003, cuando se detectó que su hijo padecía de autismo. Su único refugio fue la cocina y la pastelería. El local de Fausta abrió en el 2017, pero Milagros vendió sus postres en las peluquerías y kermeses de las escuelas. “Un día me invitaron a Mistura para participar. Antes de entrar con mis productos, pensé cómo voy a estar en Mistura y no tener tienda. Entonces abrí el primer local”.

Durante la cuarentena por la pandemia del COVID-19, la atención se paralizó, pero siguieron atendiendo como menú. Además, el servicio por aplicativo para delivery fue una ventaja para Fausta.

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Nuevas fusiones

El turrón ha cambiado de forma, mas no de sabor. Actualmente, el turrón es un dulce empalagoso, pero este puede ser saludable. Una de las propuestas es dada por el restaurante El Arándano, receta creada por Sara Abu Sabbah. Sara fue conductora en RPP Noticias y escuchó que los oyentes opinaban que la comida saludable era insípida. Por ello, decidió crear una marca viable para que los veganos, deportistas y otros disfruten almuerzos y postres tradicionales y nutritivas.

En el año 2020 crean el turrón saludable. El concepto es similar al tradicional. “Incluimos ingredientes en la galleta como almendras y harina integral. Además, la miel está hecha a base de frutas. Todos los ingredientes son naturales no tiene aditivos alimentarios. Es una opción super rica y mucho más nutritiva y saludable”, explica Sara.

A inicios de la pandemia, la clientela de El Arándano se redujo, pero el servicio de delivery y recojo en tienda ayudó. Aunque los clientes prefieren estar dentro del local, ya que es un ambiente agradable y relajante.

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Mezclar pastelería francesa con dulces peruanos es la idea de la pastelería Madame Kintu de Héctor Ibarra Llanos. Inicialmente, él vendía postres en frasco como un pasatiempo, pero pausó el trabajo cuando su madre fallece en julio del 2017. Un tiempo después, decide crear la marca.

La creación de esta nueva fusión se llama Kinturrón. “Se compone de 3 partes. La base es una especie de bizcocho o pan de Génova de mazapán, que es una pasta de almendras. La segunda parte vendría a ser cremoso de turrón saborizada con su miel. Y la parte de arriba viene a ser la clásica galleta, en vez de palitos, se corta en forma de disco”, explica Héctor. Además, creó una versión del Gallete de Rois (postre francés que se prepara en la Bajada de Reyes) con sabor al turrón.

Durante la pandemia, la presentación de los postres ha cambiado y son más grandes para compartir.

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Para conocer más sobre la preparación de este postre, entra a este link: https://infogram.com/untitled-infographic-1hd12yxdoe78x6k?live

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Entrevista a Milka Franco, líder del Colectivo Shipibas Muralistas

07/09/2021 by Mabel Aguilar

“Queremos que la gente sepa de dónde venimos, porqué lo hacemos”

Escribe: Diego Lizarraga // Fotos: Alexa Carpio Follow @PS_UPC

El Colectivo Shipibas Muralistas es un grupo de mujeres provenientes de Ucayali que llegaron a Lima en busca de un mejor futuro. Cada una tiene su propia historia y una de ellas es la de Milka Franco, la cual nos cuenta su dolor causado por el terrorismo y cómo escapó con su familia de una muerte segura cuando tenía veinte años. A pesar de ya llevar un buen tiempo en la capital, los ingresos no eran los esperados. Peor aún, con una pandemia de por medio. Sin embargo, ella fue participe de la creación de un grupo artístico que expresa su cultura indígena y busca cambiar la vida de las personas. A continuación, su historia.


Cuando usted inicia con el colectivo Shipiba Muralistas, ¿cómo contacta con las demás mujeres que participan en esta iniciativa?

Nosotros somos un grupo de madres artesanas de la comunidad, somos treinta de madres. De ese número, antes veníamos trabajando, pero a partir de la pandemia busco la forma de salir a trabajar. Entonces en nuestra casita cultural nos reunimos y les comenté a las chicas sobre la idea de hacer el colectivo y les pregunté sobre quiénes quieren trabajar. Esa era la única forma de hacer nuestra arte y ganar algo de ingreso por ello. Somos inteligentes, somos trabajadores, tenemos nuestra arte. Llevamos nuestra cultura en nuestras venas y tenemos que compartirla. Poco a poco la noticia se fue expandiendo, aunque había madres que tenían hijos muy pequeños y tenían miedo de salir a las calles. Las chicas que están trabajando ahorita son muy valientes.
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¿Un poco arriesgado, no?
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Con todo el riesgo, yo les dije hay que hacerlo. Hay que arriesgar. Hay que buscar la manera de cómo tener nuestros ingresos. Otra señora me dice Milka, ¿qué hacemos si nosotras no tenemos materiales, ni pintura para hacerlo? Yo le dije, mira nunca hay que ser negativas, siempre positivas. Yo hablé en ese momento con Francesco (gestor) y me dijo que iba a conseguir esas cosas. Esa era la coordinación por un mes, pero yo le daba la idea a las chicas de lo que se venía. Estábamos esperando ese momento. Las chicas me decían dinos cuándo te reunirás con él. Había mucha desesperación. Muchas de las familias estaban contagiadas por covid y no había plata para la medicina.
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¿Se podría decir que Francesco surge como un salvador?
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Sí, se podría decir. Francesco es una persona que nos ha ayudado en muchas cosas y de muchas maneras. Sin conocernos, él era una persona en la que yo confiaba en él y él confiaba en mí. Entonces fue una conexión positiva de ambos. Francesco me decía para abrir una cuenta para recibir ayuda y yo le decía hay que hacerlo. Nos tratábamos como hermanos. Nos transmitíamos nuestras energías positivas. A veces cuando yo lloraba, él me decía “Milka tranquila que vamos a hacer cosas muy bonitas, vas a ver”. Me daba los ánimos cuando estuve en los suelos. También viceversa, cuando él se sentía mal, yo lo ayudaba. Todo era por video llamada hasta que le digo para vernos en persona. El 20 de agosto a las ocho de la mañana en Chorrillos, me acuerdo muy bien de esa fecha, nos vimos. Las chicas y yo le decíamos que nos ayude. Y así fue como creamos nuestro Instagram y poco a poco fuimos creciendo. Nosotros comenzamos a compartir nuestra cultura a través de los murales. Queremos que las personas nos conozcan cuando miren nuestra arte.
​
Detrás de cada mujer del colectivo hay una historia sobre su inmigración. ¿Bajo qué circunstancias dejas Ucayali para comenzar una nueva vida en Lima?
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Yo vine a Lima a los veinte años. ¿Cuál fue mi motivo? Fue por el terrorismo, porque mi padre ha sido perseguido por los terroristas en mi comunidad y mi papá nos trajo para escaparnos. Mi padre era jefe de la comunidad y los terroristas querían crear un comité base en mi comunidad y querían llevarse a los jóvenes y él no lo permitía. Por eso a él lo buscaban para matarlo. Me acuerdo de una noche que mi papá nos dijo para escaparnos en una canoa. Fueron años muy difíciles y tristes. Es ahí donde comienzo a trabajar. Yo quería estudiar, pero no pude y me dedique a la artesanía. Siempre tratando de ayudar a la familia. Cuando llegué comencé siendo ambulante.
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¿Se podría decir que de muy chica viviste mucha violencia?

Muchísima violencia. Yo viví en carne propia el terrorismo. Los terroristas nos buscaban hasta en nuestras camas para poder hacer una reunión. A todos nos reunían en una cancha y sabíamos que una vez adentro, no podías salir. A veces los veíamos asomándose en sus botes y escapábamos cuando se atracaban. Nosotras corríamos hacia el monte o en el colegio también huíamos. Son historias muy tristes. A raíz de eso mi papá no quiso vivir más en la comunidad.
​
¿En ese momento fue cuando escaparon en canoa?

Sí. Mi papá nos sacó seis, siete de la noche. Primero llegamos a Pucallpa con mi hermano y después ya partimos a Lima.
​
¿Fue algo repentino o ya estaba planeado?

Sí, ya mi papá había planeado para salir de ahí, porque no era una sola vez era algo constante porque mi papá era jefe de la comunidad y lo querían matar. A él le decían que tenía que aceptar todo lo que ellos decían y él se negó. Mi padre reunió a toda la comunidad y les contó lo que ellos tramaban. La comunidad se opuso y los terroristas casi lo matan. Una vez casi lo asesinan. Un día mi madre lo tuvo que esconder entre un montón de ropa para que pueda escapar y era algo constante.
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¿Surgió el escape, se van a Pucallpa y después van a Lima?
​
Sí, después a Lima. Cuando nosotros llegamos a Pucallpa, fuimos a la casa de mi hermano que ya vivía allí. Pero la casa era muy chica y nosotros dormíamos en el piso. No teníamos dónde ir…la historia era muy fuerte.
​
Adentrándonos al arte, ¿de qué manera su arte se relaciona las ideas de sanar, compartir y resistir?

Nosotros compartimos nuestra arte kené con la gente en diferentes espacios. Queremos con la gente sepa de dónde venimos, porqué lo hacemos. Cada pieza significa que te transmite la energía positiva. ¿Resistir por qué? Resistimos haciendo y muralizando nuestra arte a pesar de la pandemia A pesar de que venimos de Ucayali y que somos miembros de la comunidad shipibo-konibo, estamos resistiendo aquí en la capital. ¿Cómo lo estamos sanando? Mediante nuestros patrones, mientras nuestros diseños kené, el cual son canales de la medicina. Entonces todo eso lo plasmamos para compartir.
​
¿Cómo usted llega a conectar con el arte? Algunas mujeres lo hacen por un tema de herencia materna. ¿Cuál es su caso?

Mi caso es gracias a mis abuelas. Mi mamá me cuenta que el día que yo nací, mi abuela me sanó el ojo con unas plantas, una raíces. Yo crecí así y conforme pasaban los años mi mamá me daba una tela para ver si ya tenía el diseño en mi cabeza. Entonces así es como yo vengo aprendiendo y diseñando. Mis abuelas fueron las maestras y sabías.

¿Cómo le transmite esa enseñanza a sus hijos?
​
Enseñándolos. Dos de mis hijas nacieron en Pucallpa y dos de mis hijos en Lima. Pero, yo les transmito la cultura a todos mis hijos, están aprendiendo. Están muy orgullosos de sus orígenes.
​
Estamos hablando de dos casos diferentes, ya que uno allá (en Pucallpa) tiende a recibir más la cultura a comparación del que vive alejado a ella, ¿o no es así?
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Gracias a dios que con mis hijos no. Mi hija me dice “mamá, yo donde voy sé que soy shipiba”. Hay muchos jóvenes que se sienten avergonzados por su cultura. ¿Por qué? Quizás tal vez porque en la universidades o colegios existe mucho bullying. Entonces no quieren identificarse con la cultura.
​
¿Alguna vez sus hijos sufrieron algún problema de este tipo por sus orígenes?
Lamentablemente, hoy en día es un caso bastante común que termina con la persona avergonzándose de su origen.

En el colegio donde hice estudiar a mis hijos yo siempre le dije a la directora que soy de la comunidad shipibo-konibo y que mi hijo habla shipibo. Lo decía porque a veces hay niños malcriados y no me gustaría ver que a mi hijo lo molesten. Gracias a dios nunca ha pasado. Pero en otras partes con otras madres he escuchado que sí. A nosotros también nos ha pasado eso con adultos y es horrible. Les trato de inculcar a mis hijos que se sientan orgullosos.
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El objetivo principal del colectivo es lograr un cambio en la sociedad, ¿qué clase de cambios buscan hacer?

El objetivo principal del colectivo es seguir muralizando, quizás cambiar no. Pero sí, enseñar nuestra arte. Decirle a la gente que nuestra arte tiene mucho valor. El objetivo de nosotros es que el público sepa más de nuestros orígenes, nuestra cultura, de las mujeres indígenas. Queremos sentirnos empoderadas compartiendo y enseñando nuestra arte. Quizás no cambiemos su mente, pero si queremos curarlos con nuestros diseños kené, bordando las telas y haciendo nuestros murales. Nos encontramos con todo tipo de gente. Personas buenas y malas. Muchos nos dicen que saquemos nuestra arte, que malogramos las paredes. Yo les digo parece un ratito y mire. Las personas después terminan regresando, nos piden disculpas.
​
¿Cuáles han sido los problemas más grandes del colectivo internamente?

Hasta ahora, ninguno. Todas trabajamos en armonía. Tal vez problemas chicos nomás en algunos diseños con el color o algo así. Todas nos unimos y enmendamos el error, lo corregimos. Sólo esos detalles y nada más.

Si deseas saber más sobre la historia de esta comunidad puedes escuchar el reportaje sonoro elaborado por María José Mellado Ruíz aquí.

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Quilca, la nostalgia del Boulevard de la Cultura

22/06/2021 by Mabel Aguilar

A más de 5 años del desalojo de los icónicos libreros, rememoramos el entrañable Boulevard Quilca en el Centro Histórico de Lima, paraíso de la literatura, emblema «underground» y cuna del movimiento contracultural nacido en medio de la profunda agitación política de los 80s y 90s.

Jr.Quilca. Foto: Lorenzo Camere.

Por: Fiorella Gallardo Morales.

Hubo alguna vez en las calles de Lima un sueño libresco. El esplendor cultural del jirón Quilca, fundado por el conquistador Francisco Pizarro y cuyo nombre de origen quechua significa “escritura”, no pertenece solo a la leyenda oral. Sus bares y restaurantes solían albergar la animada e inacabable discusión de artistas, poetas, escritores, músicos e intelectuales que intercambiaban sus proyectos e ideas sobre la problemática peruana de aquellos años.

Eran tres cuadras de locales repletos de novedades, ediciones piratas, revistas de segunda mano y todas las joyas literarias que pudiese imaginar el más anheloso lector. Sus calles fueron cuna de un movimiento que marcó generaciones. “Surgieron grupos de rock subterráneo, poesía, teatro, grupos literarios”, recuerda Pedro Ponce, uno de los primeros libreros en instalarse y el dueño de Librería Rocinante. Cientos de jóvenes se redescubrieron a través de aquellos movimientos en una época complicada por el terrorismo. En aquel espacio de creación plasmaban las frustraciones que vivían en la Lima de los 80s y 90s. Sus canciones se convertían en himnos para esos años de violencia política. Los templos de toda aquella movida underground eran espacios como el recordado El Averno, un centro contracultural histórico. Hoy, Ponce describe aquel desaparecido espacio cultural como el encuentro de la calle pura y dura con la gente del pueblo.

Foto: Rockzilla
Centro Cultural El Averno. Foto: Rockzilla.

“Durante todo ese tiempo se generó un movimiento cultural conocido como contracultura capitalina. Todo ello hizo que en Quilca se articulará un corredor cultural crítico y alternativo”, cuenta Pedro. La historia y las anécdotas que atesora lo confirman.

Ponce recuerda con nostalgia los infinitos libros que pasaron por sus manos en las épocas doradas del Boulevard de la Cultura. Los libros más valiosos para él fueron las primeras ediciones de “Heraldos Negros” y “Trilce” de César Vallejo. Una edición preciosa de Joaquín Ibarra del Quijote de 1780 en cuatro tomos aún perdura en su memoria; así como una revista llamada “Cosmopolis”, la cual guardaba un poema inédito de Carlos Oquendo de Amat.

La historia de Quilca nos hace evocar también el cercano café afrancesado llamado Palais Concert. En los años XX, este local recibió a escritores como César Vallejo, José Carlos Mariátegui o el escritor costumbrista Abraham Valdelomar quien dejara una frase célebre para retratar la historia del lugar: “El Perú es Lima, Lima es el Jirón de la Unión, el Jirón de la Unión es el Palais Concert y el Palais Concert soy yo”.

Foto: Contexto Independiente.

Hoy, la calle de Quilca ha cambiado. En 2008 el Arzobispado de Lima interpuso una demanda de desalojo a los libreros luego que el contrato de arrendamiento de 1997 se venciera. El plan era convertir el paraíso de la cultura alternativa en un estacionamiento subterráneo, locales comerciales y departamentos. Finalmente, en el 2016, más de 60 libreros fueron desalojados. Entre ellos Pedro Ponce. Algunos buscaron otros lugares. Unos alquilaron algunos locales por las inmediaciones. Otros se fueron al Rímac. Ponce comenta lo decepcionante que fue para todos dejar su local tras más de 15 años y que, lamentablemente, por no ser unidos cada uno está por su lado.

Un año antes de aquel desalojo, Ponce había adquirido, junto a tres colegas, el local que se convertiría en su adorada Librería Rocinante. En el Jr. Rufino Torrico 899, en el corazón de Lima, se alza la librería cuyo nombre hace a todo aquel que pase por la zona evocar las aventuras del afamado personaje de Cervantes y su fiel caballo al cual tardó cuatro días en nombrar.

Repleta de joyas literarias, la historia de su fundación no es menos difícil que los retos que hoy asume como librería independiente en el Perú. Sin embargo, Pedro Ponce, su fundador, mantiene el mismo compromiso con la difusión de la cultura que impulsó su creación años atrás cuando era apenas un stand en el Boulevard de la Cultura en Quilca en los años 80, en aquellos entrañables años de resistencia y cultura alternativa.

Créditos: Fiorella Gallardo Morales.

 

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Inti Raymi 2021: regresa la «Fiesta del Sol» pero sin público

17/06/2021 by Mabel Aguilar

Falta menos de una semana para volver a presenciar la festividad más importante de la ciudad imperial. Esta vez por efectos de la pandemia será sin público y con un reducido número de actores. En este artículo indagamos los orígenes, la importancia y el desarrollo de este ritual que tiene lugar cada 24 de junio desde 1944.

Escriben: Piero Herrera y Marjorie Schlaefli / Fotografía: Andina.pe Follow @PS_UPC

Por la pandemia, el Inti Raymi se transmitirá de manera virtual.

Este 24 de junio seremos parte de la celebración del Inti Raymi, la fiesta costumbrista más importante del Cusco. Su realización ha sido confirmada por las autoridades locales y nacionales, pero tendrá algunas restricciones.

La ceremonia se llevará a cabo en su escenarios tradicionales, pero sin presencia de público, según declaró a RPP Noticias el presidente de la Empresa Municipal de Festejos del Cusco (EMUFEC), Fernando Santoyo. El número de actores se reducirá a 415 y será transmitido por TV Perú y redes sociales, señala. Por otro lado, los actores serán sometidos a una prueba antígena para descartar infección por coronavirus; además, se realizará un proceso de desinfección en el vestuario y transporte para la festividad.

Por su parte, el alcalde de Cusco, Víctor Boluarte, anunció en una radio local que el presidente Francisco Sagasti estaría presente en la festividad. La autoridad edil añadió que las dificultades económicas que ponían en duda su realización ya han sido resueltas.

En 2020, el Inti Raymi tuvo que ser reemplazado por una ceremonia más pequeña y completamente virtual desde la Plaza de Armas de Cusco. Fue la primera vez en más de cincuenta años que se impedía su celebración, aunque todavía pudo contarse con la participación de algunos integrantes de la Policía de la ciudad.

A pesar de su regreso, para el actor que interpreta al Inca en el Inti Raymi, David Ancca, el ambiente no será el mismo que antes de la covid-19. “En 2019 el público vibraba y se sentía emoción. La presencia era masiva en los tres lugares”, recuerda.

Durante el 2020, el Inti Raymi fue reemplazado por una ceremonia virtual. La festividad no se interrumpía desde 1950.

Orígenes del Inti Raymi

Los orígenes del Inti Raymi o “Fiesta del Sol” se remontan al Imperio inca, donde había un ritual para rendir homenaje a sus dioses por la cosecha del año y solicitarles una buena producción agrícola en el siguiente. Su celebración coincidía con el inicio del invierno en el Cusco y en 1944 recibió su nombre actual y comenzó a festejarse cada 24 de junio por iniciativa del historiador cusqueño Humberto Vidal Unda.

El historiador Raúl Asensio señala que se trata de una “creación moderna” impulsada por un colectivo de políticos y académicos cusqueños, como el historiador Vidal. “No existen testimonios de cómo era el original ni si realmente existió una festividad con este nombre. Es una creación moderna, de ese período de consolidación del movimiento indigenista cusqueño y la búsqueda de una identidad regional”, precisa.

Importancia

Para el también investigador del Instituto de Estudios Peruanos, la importancia del Inti Raymi radica en la “doble dimensión” de su carácter que se ha evidenciado desde sus inicios. “Es importante por su doble dimensión, de afirmación de identidad cusqueña que se proyecta hacia el territorio peruano, y el atractivo turístico”, explica.

Asensio destaca el rol del alcalde de la ciudad como contraparte del Inca en la ceremonia y la influencia del Inti Raymi en el sur andino. “Ha tenido tanto éxito que desde finales de los años 1990 en el sur andino, especialmente en Cusco, surgieron festividades inspiradas en el Inti Raymi en diferentes localidades”, comenta.

Donato Amado, historiador cusqueño, coincide en la importancia de la identidad y la promoción del turismo. “Los cusqueños y el sur andino necesitan reafirmar a los incas como parte de su identidad. (…) El turismo en el Perú se desarrolla principalmente gracias a esta herencia cultural inca”, reflexiona.

La transmisión de este año se realizará en nombre del Bicentenario del Perú.

El historiador Asensio recuerda que el Inti Raymi forma parte del mes jubilar o de fiestas del Cusco (junio), donde se celebran también la procesión del Corpus Christi y la ofrenda a la Pachamama. “El Inti Raymi se ha convertido probablemente en el referente cívico más importante de la ciudad en los últimos años, incluso más que el Corpus que era antes la principal”, observa Asensio.

Desarrollo (con información de Andina)

Normalmente, más de 700 actores, entre quienes destacan el Inca y la coya (esposa), animan el evento que congrega a visitantes locales, turistas nacionales y extranjeros.

El actor David Ancca interpreta al Inca desde 2017, pero indica que ya estaba involucrado en el Inti Raymi desde 2011.

Para Ancca, es importante saber quechua y tener formación artística para que sea fácil encarnar al Inca, así como conocer a fondo a los personajes. “Tienes que encarnar y para eso hay que saber la historia: libros, crónicas. Pero también haces un trabajo espiritual”, explica.

Los escenarios son el templo de Qoricancha, la Plaza de Armas del Cusco y la explanada de la fortaleza de Sacsayhuamán.
Cerca de las 9:00 am, el Inca y su séquito se presentan en el Qoricancha (“cerco de oro” en quechua), reciben delegaciones de las regiones del Imperio y saluda al Sol.

Para las 10:30 am, en la Plaza de Armas, el Inca da la bienvenida en quechua y pide a los sacerdotes leer una hoja de coca para saber el futuro de la ciudad. El soberano entrega un quipu al alcalde del Cusco, da un discurso a la población y ordena a los bailarines que dancen para el público.

El acto central en Sacsayhuamán comienza a la 1:30 pm con la presentación de informes de las cuatro regiones o suyos del Imperio: Collasuyo, Contisuyo, Chinchaysuyo y Antisuyo. Le siguen otros ritos y la ceremonia concluye con el Q’ochurikuy (estallido de exaltación popular).

Antes se vendían entre 3000 y 4000 entradas para el acto central, principalmente para los turistas extranjeros, pero la gente podía ver el espectáculo también desde el cercano cerro Suchuna.

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