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Punto Seguido - UPC

Revista Punto Seguido - UPC presenta noticias, crónicas, fotos, videos, entrevistas, reportajes y contenidos en 360. Publicación digital de los estudiantes de Comunicación y Periodismo de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas.

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“Días contados”, una crónica documentada sobre la pandemia

19/12/2022 by Mabel Aguilar

Foto: Andina

Rafaella León, quien es coautora de “Días Contados” junto a Luis Jochamowitz, conversó con Punto Seguido sobre su texto que narra el primer año de la pandemia y ha sido ganador del Premio Nacional de Literatura 2022. 

Escribe: Redacción Punto Seguido

“Días contados” es una crónica que relata un año de emergencia sanitaria en el que se evidenció la “lucha, derrota y resistencia del Perú” frente a la pandemia del coronavirus que arrasó con la vida de miles de peruanos. Este libro escrito por Rafaella León y Luis Jochamowitz revela uno de los episodios más caóticos de la emergencia sanitaria del Perú, que involucra al cuerpo social y político de nuestro país.

En noviembre de 2022, el texto fue premiado por el Ministerio de Cultura con el Premio Nacional de Literatura 2022 en la categoría no ficción. Rafaella León conversó con Punto Seguido, quien nos comentó sobre la realización de este, como ella lo define, “gran reportaje”.

Recientemente, “Días contados” ganó el Premio Nacional de la Literatura 2022. ¿Cómo definirías el libro?

Sí, efectivamente. “Días contados” es un libro de no ficción porque se trata de un gran reportaje. Es una investigación grande, pero escrita a manera de crónica y, como tú sabes, es uno de los géneros periodísticos más literarios. Entonces de ahí es que se enmarca en un premio como el Premio Nacional de Literatura en la categoría de no ficción.

¿Qué tan retador ha sido relatar una pandemia, qué además fue algo nuevo e impactante para muchos?

Fue impactante porque lo reporteamos durante la pandemia cuando casi iniciaba en el Perú, que ha sido oficialmente en la quincena de marzo del 2020. En los primeros días de abril ya teníamos la certeza de que era necesario escribir este libro. El mundo entero estaba cambiando, era un hecho histórico, no podíamos quedar fuera de eso como periodistas. (…). Nuestro salvavidas —tanto el de Rafaella León como el de Luis Jochamowitz— fue intentar ordenar lo que empezaba a ocurrir: había mucho caos, mucha incertidumbre. En ese momento era el gobierno de Martín Vizcarra que bueno, como todos los demás gobiernos del mundo, no sabía absolutamente nada de este virus. También nos tuvimos que adaptarnos bastante a lo virtual.

Lo que mencionas es un aspecto importante para la construcción del libro y, sobre todo, porque se realizó durante la pandemia. ¿Cómo fue el tema de las fuentes? ¿Fue complicado?

De hecho, hicimos una lista de todas las personas con las que teníamos que hablar o intentarlo por lo menos, empezando por el expresidente Vizcarra, los exministros de Salud y Economía, funcionarios de segundo rango. (…). En cierto modo se extrañaron que a dos periodistas no les interesara tanto cubrir el día a día, sino ver la cosa más en perspectiva; es decir, preguntas que quizá nadie las hubiera hecho y que no habrían servido a ningún reportero de canales. Nosotros queríamos ir más allá, dejar un registro a largo plazo reflexivo a profundidad de lo que nos estaba pasando y eso implicaba una crónica sanitaria y al mismo tiempo una crónica política. Entonces era muy importante meternos a la trastienda de lo que estaba ocurriendo. Incluso es interesante porque en el camino nos dimos cuenta que las fuentes más valiosas, te diría yo, han sido las de funcionarios de segundo rango, asesores de ministerios.

¿Por qué?

En muchos casos fueron ellos los que se dieron cuenta realmente de la gravedad del asunto e iban donde sus jefes a decirles “no nos podemos confiar”. En algunos casos los escucharon, en otros fue demasiado tarde, pero era gente que sabía mucho y estuvieron dispuestos a contarnos muchas cosas de adentro.

¿Qué los llevó a escribir este libro y limitarlo entre marzo y noviembre del 2020?

En un principio dijimos haríamos la historia de la pandemia de marzo a julio (del 2020). Por supuesto que era una tontería porque continuó y tuvo varios picos graves. En los primeros días del 2021 viene el famoso ‘Vacunagate’. El libro estuvo a punto de imprimirse y tuvimos que pararlo y decirnos acá falta ese capítulo. Entonces nos reunimos otra vez con nuestras fuentes y fuimos armando la historia desde nuestra mirada como autores. Entonces eso se terminó abarcando y por lo tanto nos retrasó todo el trabajo de cierre de edición. (…). El libro acabó saliendo en julio del 2021 y abordando hasta el período de marzo de ese mismo año, incluyendo el tema de vacunas. Imagínate un libro de la pandemia sin el ‘Vacunagate’, hubiese sido un error.

Desde tu punto de vista, ¿cuál ha sido uno de los principales errores que se cometieron al comienzo de la pandemia?

Han sido varios errores, uno tras otro que están detallados en el libro. Un primer error, concretamente del gobierno de Vizcarra, fue teniéndolo a él como el gran comunicador de la pandemia. Eso hasta cierto punto funcionó las primeras semanas porque transmitía un poco de tranquilidad, pero creyó que podía hacerlo eternamente. No entendió que en política tienes que renovar tu discurso, dar otro giro. Vizcarra centralizó todo en él y sus ministros perdieron peso y eso en política es muy grave porque la gente empieza a perder confianza en quienes son los ministros más importantes. Entonces, se desperdició básicamente por un afán protagónico de Vizcarra. Ese es un error que no supo escuchar a quienes le decían “ahora da el siguiente paso”.

Otro error técnico, diría yo, del Ministerio de Salud fue haber cerrado la atención primaria. Eso fue bien complicado porque se supone que ese primer nivel de atención hubiese podido evitar que la gente vaya directo a los hospitales y por eso colapsaron. (…). Una serie de cosas nos agarraron —como se dice vulgarmente— con los pantalones abajo, pero que evidenciaban décadas y décadas de abandono total de lo más elemental de un país que es la salud. ¿Qué hicieron los anteriores gobiernos con respecto a hospitales y atención? Pues evidencia que no mucho porque el día que lo necesitábamos no había lo necesario.

Prácticamente, la pandemia nos desnudó

La pandemia nos termina de desnudar como un país tercermundista, subdesarrollado y cuyas autoridades abandonaron siempre a su población, sobre todo la más vulnerable. (…). Solo recordar todo lo que te cuento, ya me entró la angustia de nuevo de cómo he podido sobrevivir a eso, a tanto desorden, informalidad, ineficiencia del Estado.

¿Las instituciones habrán aprendido algo de esta pandemia?

Pues realmente espero que sí. Sobre todo, en confiar en sus asesores, en sus especialistas, en gente que está en segundo rango que es muy valiosa. Por lo menos nosotros hemos conocido personas que realmente se sacaban el ancho con todas las frustraciones con las que se encontraban día a día y era como para sacarse el sombrero. Yo espero que la carrera pública se mantenga con este tipo de personas, que no se malogre la carrera pública con gente elegida a dedo y la hora no sabe nada de lo que tiene que hacer. Que se siga escogiendo técnicos que sepan, no políticos porque la política no entra a ese terreno.

Han pasado dos años y muchos quieren olvidar una etapa que consideran complicada, incluso hasta oscura, ¿cómo convivir con la pandemia?

Para empezar, no estamos preparados para procesar lo que nos ha pasado. De hecho, cuando escribíamos con Lucho decíamos ‘este libro de repente la gente no lo va a querer leer ahora, sino de aquí a cinco, 10 o 20 años’. Cuando la gente empiece a preguntarse qué pasó en el 2020 y 2021, cuando eso ocurra, las respuestas van a estar en este libro. Ahora la gente está tan golpeada, no hay nadie que pueda decir ‘a mí no me afectó’. (…). Y lo más importante es saber si hemos aprendido algo a nivel de instituciones. Cómo reaccionar a una siguiente catástrofe como esta. En esta pandemia hemos visto lo más bonito y lo más feo de la gente. Como te digo, no soy tan optimista con el ser humano, creería que en unos años —como ha sucedido históricamente en el mundo entero con las grandes crisis— se olvidarán. Pasarán décadas y luego se repetirá porque se olvidan, porque no hay memoria. Entonces creo que en el futuro vamos a tener que hacer algo. Así como hay un lugar de la memoria para los muertos y desaparecidos durante la época del terrorismo, quizá tengamos que pensar en un lugar de la memoria para nuestros muertos de la pandemia.

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Día Mundial del Terapista de Lenguaje: celebremos a los aliados del habla

08/06/2022 by Mabel Aguilar

Foto: Marlyng Machado

Cada 8 de junio se conmemora el Día Mundial del Terapista de Lenguaje. En el marco de la fecha en la que se le rinde tributo a los profesionales de este rubro, es importante reflexionar sobre el rol que cumplen en nuestra sociedad.

Escribe: Luisa Flores

A nivel global, el lenguaje es la base de comunicación de todo ser humano. No importa si no hablamos el mismo idioma, pues a través de nuestros gestos tenemos la posibilidad de expresar lo que sentimos. ¿Cómo sería un mundo en el que no nos podamos comunicar? Probablemente, existiría un vacío en la comprensión del sistema que nos rodea. 

En honor a las personas que se encargan de ayudar a sus pacientes para que mejoren la comunicación oral, escrita, de voz, audición o habla, hoy se rinde tributo al terapista de lenguaje. Su función va más allá de solo ser un especialista de salud, ya que tienen la capacidad para prevenir, detectar e intervenir en el desarrollo del lenguaje de niños, niñas, adolescentes e incluso adultos.

¿En qué consiste la terapia de lenguaje?  

Tiene el objetivo de mejorar la capacidad del menor para que pueda expresar el lenguaje mediante estrategias pedagógicas que puedan facilitar su enseñanza. Para ello, la persona encargada de realizar la terapia es un patólogo del lenguaje y el habla. Precisamente, una de las tantas profesionales que brindan soporte a menores es Marlyng Machado, terapeuta de lenguaje graduada del Instituto Venezolano de la Audición y el Lenguaje.

Para la experta, el primer paso es deconstruir los mitos que giran en torno al tratamiento terapéutico. “Está la creencia de que acudir al terapeuta significa que tenemos algo mal y no es así. A veces se puede acudir por prevención o para identificar si el niño está en la etapa correcta”, explica.

La especialista realiza terapias presenciales y virtuales. / Foto: Marlyng Machado

Lo importante es que, mientras más rápido se diagnostiquen las dificultades, se podrá empezar a trabajar en ellas. En contraste, el no poder detectarlas a tiempo, puede significar un peligro que influiría en el rendimiento del menor a nivel familiar, social y educativo. “Mientras más informados estemos sobre qué se espera en su desarrollo, será más beneficioso para ellos”, complementa Marlyng.

Ante ello, la terapeuta recomienda que los padres tomen atención a las señales de alerta en sus hijos, según la edad de cada uno, para buscar ayuda de un experto en caso sea necesario. Ahora bien, no solo basta con enviar a un hijo a terapia, puesto que es relevante que, tanto la mamá como el papá, estén pendientes de la evolución que va teniendo para asegurarse que el proceso esté siendo efectivo.

Estragos del encierro

Mechado precisa que el panorama ha cambiado repentinamente por las medidas interpuestas a raíz de la crisis sanitaria. Comenta que, antes del confinamiento, asistía a terapias una cantidad de niños con un diagnóstico en específico, como es el caso de los que tienen el trastorno del espectro autista. En adición a ello, había otro grupo que se presentaba debido a un déficit en la pronunciación, u otros que, en una cantidad menor, se demoraban un poco en hablar.

No obstante, la labor del terapeuta de lenguaje, a partir de lo sucedido, se convirtió en una necesidad para muchos. “Después de la cuarentena, casi el 70% de los niños, de 18 a 24 meses, asisten a consulta porque aún no hablan. Se debe al tipo de estimulación que recibieron los niños durante este periodo”, señala la logopeda. No hay duda de que los infantes han sido una de las poblaciones más vulneradas en este contexto.

A pesar de que no hay una cifra exacta sobre la cantidad de niños que presentan dificultades en el lenguaje en la actualidad, el Ministerio de Salud advierte un incremento de casos de trastornos de lenguaje por la emergencia. Esto, debido a que, hasta junio del 2020, los Centros de Salud Mental Comunitarios (CSMC), lograron atender un total de 6,846 pacientes a nivel nacional.

Su cuenta, @jugandoaprendoahablar, tiene más de 47 mil seguidores y, en ella, sube contenido a diario. / Foto: Marlyng Machado

De la mano de la tecnología  

Si bien la labor del logopeda no tiene punto de comparación, hay herramientas que pueden ser útiles para que los padres estimulen el lenguaje de sus hijos dentro del hogar. Esto demuestra que, si la tecnología es usada de manera funcional, se puede convertir en una aliada para la comunicación de los menores. A continuación, la especialista recomienda tres aplicativos móviles infantiles para complementar las terapias en casa.

  1. Talking Pocoyó: Permite que los niños tengan un amigo virtual con el que pueden interactuar en sus tiempos de ocio. Disponible en Android o IOS.
  2. Piano, Niños – Música y Canciones: Aplicación para que los niños exploren diferentes sonidos y desarrollen habilidades musicales mediante instrumentos virtuales. Disponible en Android o IOS.
  3. El Reino Infantil: Juegos Educativos para Niños: Se trata de una plataforma educativa para estimular a los menores, con el baile y canto, en diversas dinámicas.

En el siguiente videocast de Punto Seguido, te contamos a detalle sobre ‘Jugando Aprendo a Hablar’ (@jugandoaprendohablar), una propuesta digital, creativa y lúdica, impulsada por la terapeuta de lenguaje, Marlyng Machado, en la comparte contenido para ayudar a los padres de familia a lograr una comunicación efectiva con sus hijos. ¡No te lo pierdas!

Entrevista realizada por Luisa Flores

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Fatiga Ocular en los niños durante la pandemia

01/12/2021 by Mabel Aguilar

Escribe: Leydi Portilla

En la actualidad, los niños suelen pasar mayor tiempo en observando las pantallas de las computadoras, laptop, tablet u otros aparatos eléctricos que usan para conectarse a las clases virtuales sin imaginar en las grandes consecuencias que puede generar en los más pequeños del hogar. Asimismo, el exceso de los dispositivos electrónicos puede generar problemas en la vista.

El cansancio ocular, se puede ocasionar por diversos motivos donde se exponen la vista en situaciones de tensión y esfuerzo. Así pues, puede presentarse mediante síntomas como la resequedad de la vista, visión borrosa, dolores de cabeza y enrojecimiento de los ojos.

Asimismo, la fatiga ocular no tiene consecuencias graves, pero a largo plazo puede ser irritante y ocasionarte cansancio y por ende reducir la concentración en los estudios.  Por ello, hoy en Punto Seguido te traemos cuatro recomendaciones que debes tener en cuenta y evitar que tus pequeños padezcan de esta terrible enfermedad.

Elaboración propia

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Clases Virtuales: ¿Cómo han afectado a los alumnos?

27/11/2021 by Mabel Aguilar

Debido a la crisis sanitaria el cambio a la virtualidad ha impactado a toda la sociedad ya sea en el trabajo o en los estudios. A nivel emocional sobre todo los infantes, niños y adolescentes son los más afectados por tener un desarrollo más sensible. 

“La reintegración afectiva, la pertenencia de grupo” son rasgos de la personalidad que se desarrollan en esas edades, señala Juan Pablo Ramos (aquí debería ir el cargo). Estas son las variables psicológicas que se han visto perjudicadas debido a las medidas que se han tomado durante la pandemia.

Por ello, Juan Pablo Ramos, , indica que los padres deben enfocar su atención en estos factores, y reforzarlos en desde casa.

Ramos señala que los casos relacionados a los trastornos de ansiedad, trastornos afectivos como la depresión y trastornos de conducta han aumentado casi de manera proporcional al aumento de casos por COVID19.

Además, el especialista indica que “socializar de manera virtual, luego de haber tenido una vida habitualmente presencial puede resultar inadecuante”. Sin embargo, indica que la adaptación consiste en que el ser humano pueda adaptarse a “circunstancias difíciles para desempeñarse mejor en una nueva etapa” y no solo aplica para las clases virtuales sino para diferentes etapas de la vida humana.

Ramos indica que una manera de adaptarse a la virtualidad es conocer el esfuerzo que implica un adecuado proceso de aprendizaje. “Para poder estudiar y aprender es necesario prestar una buena atención, concentrarse y tener buena disposición”. No recomienda estar rodeado de muchos estímulos que puedan desviar la atención. Las clases presenciales y las clases virtuales no son lo mismo, pero “depende mucho de la actitud del pedagogo y de la actitud del alumno” el proceso de aprendizaje del alumno y su experiencia de aprendizaje.

Cuando el alumno integre estos comportamientos en su vida, se desarrollarán hábitos y se obtendrán resultados positivos del aprendizaje. Estos pueden darse con el acompañamiento de los padres o cuidadores y requiere de un trabajo en equipo.

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¿Cuánto ha crecido la brecha de acceso a tratamientos de la salud mental en el Perú?

25/10/2021 by Mabel Aguilar

La salud mental continúa siendo un tabú en la sociedad. (Foto: Freepik)

Este mes se conmemoró nuevamente el Día Mundial de la Salud Mental. En el siguiente reportaje, Punto Seguido le da una mirada a profundidad al estado de este importante aspecto en la vida de los peruanos.

Escriben: Daniel Coz, Carlos Chávarri y Diana Dagnino

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La salud mental no es de los temas más discutidos en el país. Día a día se puede evidenciar que la estigmatización contra este ámbito del cuidado personal se hace presente en la sociedad peruana. No en vano hasta un 84% de personas con problemas de salud mental no reconocen su condición por miedo al qué dirán, según el Instituto Nacional de la Salud Mental. 

Sin embargo, la problemática no solo se puede atribuir al aspecto social. ¿Qué factores contribuyen a este estancamiento en el tratamiento de la salud mental a nivel nacional? ¿Cómo se vio impactado este ámbito por la pandemia y qué efectos genera en la brecha a largo plazo? Que la conmemoración por el Día Mundial de la Salud Mental, celebrado el pasado 10 de octubre, sea motivo para hablar sobre esta situación arraigada en nuestro país.

Un problema de fondo

Según la Organización Mundial de la Salud, la salud debe entenderse como “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. En ese sentido, la salud mental no pasa únicamente por tener o no un trastorno médico, sino que esta abarca el bienestar individual para hacer frente a la carga emocional del día a día. 

En Perú, la ley N° 30947, “Ley de salud mental”, se promulgó el 22 de mayo de 2019. Esta normativa tiene la finalidad de sentar bases que permitan una mayor promoción, prevención, tratamiento y rehabilitación. No obstante, hay aspectos que, aunque suenen bien en la teoría, no se aplican en la práctica. 

Por ejemplo, el artículo 10 de dicha norma indica que los seguros de salud, tanto públicos como privados, deberán cubrir los medicamentos relacionados a la salud mental. No obstante, según información de la Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas (DIGEMID), hasta un 21% de los centros de primer nivel de atención cuentan con una baja disponibilidad de fármacos esenciales. De esta manera, las personas en situación de pobreza y pobreza extrema enfrentan mucha adversidad para conseguir un tratamiento idóneo para sus condiciones.

Otra norma complementaria de la citada ley declara de interés nacional dotar de más recursos presupuestales al ámbito de salud mental. No obstante, hasta la fecha este avance no se ha ejercido plenamente. Según información recolectada por el portal Transparencia Económica del Ministerio de Economía y Finanzas, solo un 1,4% del presupuesto asignado al sector salud en 2021 está orientado al control y prevención, lo que corresponde a un total de 405 millones de soles.

El modelo de atención nacional en este campo solía estar basado en el asilo de los pacientes. El doctor Manuel Escalante, extitular de la Dirección de Salud Mental del Ministerio de Salud, explica que este tipo de esquema significaba un hacinamiento de hospitalizados, principalmente en tres establecimientos de salud: el Hospital Larco Herrera, Hermilio Valdizan y el Honorio Delgado – Hideyo Noguchi. Esto, según el médico psiquiatra, también complicaba la programación de citas para consultas, pues los recursos estaban al límite. 

Los esfuerzos del sector público, desde hace unos años, vienen virando hacia un enfoque más comunitario de la salud mental. Según un informe de la Defensoría del Pueblo, este modelo reconoce la autonomía y capacidad de toma de decisiones que tienen las personas con enfermedades mentales, caso contrario al modelo “manicomial”, donde se asume que estos son incapaces de valerse por sí mismos. Además, el tratamiento es más flexible y ambulatorio, lo cual fomenta una mayor participación de la comunidad.

En esa línea, el doctor Escalante indica que en la actualidad hay 205 centros de salud mental comunitarios. “La meta es que cada uno de ellos pueda atender a una población de cien mil personas”, indicó. De esta manera, el MINSA está buscando descentralizar la salud mental, para lo cual ya se logró la presencia de al menos dos centros en todos los departamentos a nivel nacional.

Según un estudio epidemiológico del Instituto Nacional de la Salud Mental, 8 de cada 10 personas con alguna enfermedad de este tipo no recibe un tratamiento adecuado. A esto se suma que, tal como indica el Plan Nacional de Fortalecimiento de Servicios de Salud Mental Comunitaria 2018-2021, el 72% de psiquiatras laborando en el sector público se concentraba únicamente en Lima Metropolitana. El centralismo resulta ser un problema por resolver.

Aumentan los casos

Toda esta problemática empeoró significativamente con la pandemia por covid-19 vivida en el año 2020, cuando las personas, al verse imposibilitadas de realizar su vida normal, comenzaron a sufrir ciertos padecimientos como la depresión o la ansiedad. Además de ello, aquellos que sufrieron estas enfermedades no solo tuvieron secuelas físicas, también mentales.

Esto se confirma en el Estudio epistemológico de salud mental en hospitales, realizado por el Instituto Nacional de Salud Mental (INSM), que menciona que, en Lima, una de cada ocho personas ha sufrido algún trastorno mental ocasionado por covid-19 durante el año pasado.

Y de la misma manera, la necesidad de atención médica en este aspecto ha aumentado considerablemente durante el 2020. Teniendo en cuenta las restricciones en movilización por la cuarentena, el MINSA atendió 964 mil casos; sin embargo, la capacidad de respuesta no ha aumentado de la misma manera.

La doctora Johana Toledo, quien trabaja en el Hospital Nacional Ramiro Prialé de Huancayo, le comenta a Punto Seguido sobre las carencias que tienen por falta de staff. “El principal problema que lleva a la falta de personal es el presupuesto, la creación de plazas, eso es algo más del sistema de salud. Por ejemplo, llevo trabajando en este hospital 21 años; hemos empezado 2 psicólogas, recién hace 4 años hemos contratado 2 psicólogos más, y por la situación actual de pandemia recién se contrataron 2 más. En total, somos 6 en un hospital de alta complejidad. En otros hospitales de Lima, como el Rebagliati o el Almenara, al menos llegan a 30 psicólogos, y estamos hablando de una situación similar”, explicó.

Los problemas de salud mental causados por la pandemia son principalmente ansiedad y depresión. El MINSA prevé que la demanda de atención crezca entre un 30% y 50% en lo restante de 2021, teniendo en cuenta que durante el primer trimestre se superaron los 300 mil casos atendidos. Los centros de salud realizan esfuerzos con los elementos que tienen a la mano. La doctora Toledo señala que en el Hospital Ramiro Prialé de Huancayo se trabaja con atención mixta, es decir, 50% presencial y 50% remota, además de implementarse un área de telemedicina, a donde se designaron los psicólogos contratados durante la pandemia para reforzar la atención.

Es importante tener en cuenta que el no recibir la atención adecuada puede tener graves consecuencias para los pacientes. “Una persona que no atiende su salud mental puede presentar problemas muy graves, hasta intentos suicidas. También dependencias, maltrato, enfermedades fisiológicas, etc. Hay personas que no pueden ni salir de su casa, tienen mucho miedo por la situación actual. También se dan casos en los que un miembro del hogar tuvo covid y se tuvo que aislar, ello ya hace un año, y por el temor latente de la enfermedad todavía le cuesta incorporarse a la familia”, señaló Toledo.

Sobre el día de la salud mental, la doctora menciona que en Essalud se está realizando campañas de concientización a nivel nacional, para recordarle a los jóvenes mantener una actitud positiva frente a los problemas, mantener la mente ocupada en actividades productivas, llevar una adecuada alimentación y a reconocer sus emociones.

El impacto de la brecha

Tras el inicio del confinamiento a causa de la pandemia por el coronavirus, muchas personas empezaron a darse cuenta de que no eran ajenas a diferentes enfermedades mentales. En estudios publicados por IPSOS en abril del presente año se indica que el 50% de los peruanos considera que su salud mental ha empeorado desde que inició la pandemia, mientras que un 30% se agravó desde inicios del 2021.  

Carolina Díaz Pimentel, periodista y activista por la salud mental, le cuenta a Punto Seguido que existen diferentes obstáculos por los cuales las personas no acuden con un profesional para recibir la ayuda y tratamiento correspondiente. Las principales razones vendrían a ser la desinformación, el complicado proceso que se debe realizar para obtener la atención que necesitan si es que no cuentan con los recursos necesarios para asistir a un centro privado y el maltrato que en ocasiones se puede recibir en algunos centros. Estos se convertirían en el combo perfecto para no iniciar con el tratamiento adecuado. 

A pesar de los intentos del estado por disminuir la brecha de acceso a la salud mental, presentando el Plan de Salud Mental Perú 2020 – 2021 (en el contexto de covid), aún es elevado el porcentaje de personas que no pueden recibir un tratamiento adecuado. Según declaraciones del Decano de la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma del Perú, José Anicama, el 20% de los peruanos requiere atención especializada, siendo un total de 1 millón 800 mil personas. 

De acuerdo con el Doctor Manuel Escalante, las personas que no cuentan con un tratamiento adecuado son más propensos a no rendir como se espera que lo hagan. “La salud mental está para favorecer la formación en las conductas”, añadió. Él sugiere también que la difusión de la salud mental se debe trabajar en equipo, logrando así que aquellas personas que sufren de algún trastorno puedan reincorporarse a sus actividades diarias.  

Por otro lado, la doctora Johanna Toledo considera que las consecuencias de no contar con acceso a tratamientos pueden ser aun más graves: intentos de suicidio, dependencias, y hasta enfermedades fisiológicas. El Ministerio de Salud comunica que la tasa de suicidios en el Perú está en aumento. Más de 200 peruanos se quitaron la vida en los primeros cuatro meses del presente año, principalmente debido al impacto de la pandemia por covid-19.   

Según estudios realizados por la Agencia Andina, solo en el Perú hay 1 millón 700 mil personas que padecen de depresión, de los cuales llegan a tratarse solo 425 mil personas y unas 34 mil reconocen que tienen problemas, pero no toman medidas al respecto. 

Carolina Díaz menciona que el Estado no le presta la importancia que le corresponde a la salud mental de los peruanos y esto se evidencia en la cantidad de dinero que destina a hospitales psiquiátricos, que prácticamente se encuentran en abandono. “No hay una formación en la salud mental o psicoeducación desde el colegio, entonces llega un punto en el que las personas no tienen idea de qué hacer”, comentó. Hay que considerar también que el modelo que existe en el Perú está obsoleto y que se intenta llegar a uno más comunitario, pero los esfuerzos todavía no son suficientes. Hay muchos distritos, incluso en Lima, que aún no cuentan con servicios comunitarios. No se tiene en cuenta que una correcta atención puede significar la diferencia entre la vida y la muerte.    

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