En el año 2023, 1.353 niñas se convirtieron en madres, según el Certificado de Nacido Vivo en línea.
(Foto: Fabiana Ponce)
En lo que va del 2024, 217 menores de 14 años han dado a luz a nivel nacional.A pesar de la implementación de diversos métodos para prevenir el embarazo adolescente, cada día más niñas se vuelven madres.
Por Aixa Linares, Fabiana Ponce y Claudia Ríos
Ariana tenía 16 años cuando se enteró de que estaba embarazada por medio de un examen de sangre. Lo primero que pensó fue en abortar, ya que apenas estaba terminando el colegio. La menor recurrió al apoyo de su tío, que era enfermero y, con la ayuda de su madre, se introdujo cuatro pastillas de Misoprostol, fármaco que induce el proceso abortivo. Para Ariana, esa decisión era fundamental para continuar con su vida y sus planes.
“Cuando me enteré de que estaba embarazada, a los 16 años, fue justo a mitad de año de culminar mi etapa escolar. Pensaba que se me iban a atrasar todas las cosas que tenía planeadas en ese entonces. A mí me importaba muchísimo el tiempo. O sea… cuándo voy a terminar, cuándo voy a empezar, cuándo van a ser mis horarios, si es que lo voy a llegar a lograr. Muchísimas inseguridades para una chica de quinto de media. En el colegio, solo me dijeron que el aborto está mal; que el feto cuando ya está en el vientre, ya tiene huellas dactilares… Pero no me enseñaron sobre los métodos anticonceptivos”, declaró Ariana.
Así como ella, muchas niñas y adolescentes quedan embarazadas cada día a nivel nacional. Según la Consulta Dinámica del Sistema de Registro del Certificado de Nacido Vivo (CNV) en Línea, promovida por el Ministerio de Salud, iniciado el mes de abril, se registró que más de 200 niñas menores de 14 años dieron a luz en todo el país. Asimismo, de acuerdo con la ley N°28704, Art. 173° del Código Penal Peruano, si un adulto mantiene relaciones sexuales con una menor de 18 años, este debe ser procesado por el delito de violación.
Las emociones y la falta de credibilidad
Según el psiquiatra especialista en niños y adolescentes Horacio Vargas, citado en una Nota de Prensa de la Oficina de Comunicaciones de la Plataforma del Estado Peruano, un embarazo en la adolescencia genera frustración y, sobre todo, desesperanza, puesto que las menores están pasando por un proceso “obligado” para adaptarse a la adultez. Vargas agrega que un embarazo no deseado genera sentimientos de culpa, miedo e inseguridad.
En la mayoría de casos, las madres adolescentes ejercen la maternidad y paternidad de los infantes, situación que puede generar temores en las jóvenes madres; de hecho, Adriana Buiza, psicóloga escolar y especialista en proyectos sociales juveniles, menciona que esos temores llevan a que la mamá ejerza su maternidad desde el miedo o la prohibición, “desde el ‘no salgas, te va a pasar algo’, pero es porque no existe un estado que respalde estos casos”.
Según un artículo de la Revista Internacional de Salud Materno Fetal, la depresión y la ansiedad se presentan con mayor frecuencia en las gestantes jóvenes. Es decir, si ya de por sí tenían cambios hormonales por la llegada de la adolescencia, tras el embarazo, su estrés, ansiedad y/o depresión crecerían aún más; sobre todo porque ahora tienen que velar por otra vida.
Para la abogada de la ONG Flora Tristán, Victoria Solis, la familia tiene un gran peso para la salud mental de la víctima y toma de decisiones cuando se trata de denunciar al agresor. Lamentablemente, según la doctora, en la gran mayoría de casos de abusos contra menores, su agresor está dentro de su entorno familiar o círculo cercano y, por eso, tienen vergüenza y miedo de decir quién las agredió.
“Como familia (hay que decirle) ‘yo te creo’, porque muchas veces las niñas o adolescentes tienen miedo de que no les crean porque el agresor las ha amenazado. Es importante brindar protección, acompañar a la víctima, decirle que sí le creen y, también, conducirla a los servicios sociales en los que va a tener apoyo profesional; por ejemplo, en los establecimientos de salud”, indicó la abogada Solis.
¿Y qué pasa con la Educación Sexual Integral (ESI) en los colegios?
Según el Currículo Nacional de la Educación Básica del Ministerio de Educación, la ESI, que se incorporó como política pública en el Perú recién en 2008, es un programa educativo que fomenta “valores, conocimientos y actitudes” para que los estudiantes puedan tomar decisiones sobre el cuidado de su cuerpo, relaciones interpersonales y sexualidad. Además, en el mismo artículo se menciona que estas enseñanzas se deben de aplicar en los tres niveles educativos (inicial, primaria y secundaria). Sin embargo, según el CNV, nacieron más de 13.500 bebés cuyas madres tenían menos de 14 años a nivel nacional, entre los años 2012 y los primeros meses del 2024; es decir, cuando la ESI ya tendría que haberse estado aplicando.
Para lapsicóloga Buiza, muchos docentes no aplican la ESI en los colegios porque tienen estigmas sociales y prejuicios con respecto al tema de la sexualidad. Según la especialista, los profesores que enseñan que el único método anticonceptivo efectivo es la abstinencia retrasan el aprendizaje de los adolescentes, ya que no les permiten conocer más opciones para protegerse no solo de embarazos no deseados, sino también de enfermedades de transmisión sexual.
Por otro lado, según la socióloga Alizon Rodriguez, los padres de familia no deberían de elegir qué libros de textos van a leer sus hijos porque ellos no son quienes van a impartir las clases en las aulas. La socióloga reconoce que el Estado peruano cede ante las presiones religiosas o políticas y que esto, de una u otra forma, hace que se censure todo lo que la ESI quiere enseñar a los adolescentes.
Según una investigación realizada por el Instituto Guttmacher en mayo de 2017, en la que se hicieron 3000 encuestas a estudiantes de 61 escuelas del país, el 39% de ellos (1170) indica que su salón de clase no es un buen espacio para hablar de sexualidad y siente vergüenza de hacer preguntas sobre esos temas. Sin embargo, el 92% (2760) de estudiantes que sí han recibido la ESI en sus centros educativos indican que les ha sido útil o muy útil.
“Se cree que cuando se plantea la aplicación de la ESI, es decir, si enseñamos directamente (a los adolescentes) qué significa el cuerpo en el erotismo y las diferencias sexuales entre unos y otros, estaríamos dando información que debe cubrirse en el ámbito de la familia. Eso no es cierto, porque los padres no hablan con sus hijos sobre sexualidad y los hijos tampoco les preguntan. Los mismos docentes no tienen ni idea de estas cosas”, indicó la socióloga Rodriguez.
Marco legal
En el laberinto legal del Perú, el artículo 119 del Código Penal sigue siendo un bastión que resguarda la vida materna, mientras que el acceso al aborto seguro y legal permanece restringido. Si bien existen disposiciones para el aborto terapéutico, su aplicación se enfrenta a una serie de obstáculos que reflejan desafíos legales hasta la actualidad. Por ello, se debe recordar que Perú ha sido el único país en América Latina que ha sido encontrado responsable tres veces por comités internacionales de haber negado el aborto terapéutico a menores.
Según la abogada Gabriela Paliza, uno de los principales problemas que enfrenta el país es la gran presencia que tiene la Iglesia en ámbitos como la educación, los medios de comunicación y el Congreso. “En nuestro país, las bancadas conservadoras muy pegadas a las iglesias han venido cobrando fuerza últimamente. Y esto no solamente en el Congreso, sino también en otros espacios como las telecomunicaciones: por ejemplo, las radios religiosas como Betel cada vez tienen más emisoras para poder difundir sus pensamientos”, señaló la abogada de Promsex.
Además, Paliza sostiene la existencia de una arremetida conservadora presente en la eliminación de la Dirección General de Transversalización del Enfoque de Género, la aprobación del proyecto de Ley del Niño por Nacer y otros proyectos para asegurar adopciones desde el vientre.
Actualmente, la Corte Suprema ha ordenado al Ministerio de Salud definir el consentimiento de menores de 18 años, ya que la Constitución defiende y reconoce los derechos de los adolescentes sobre su cuerpo. A pesar del marco normativo, la orientación y planificación familiar están presentes, y la especialista sostiene que tienen mucha resistencia en la implementación. Además, el rol del Poder Ejecutivo es fundamental en esta situación, ya que no existe una política pública clara para asegurar el acceso de adolescentes a métodos anticonceptivos o algún tipo de orientación en términos de salud sexual.
Posturas en contra del aborto terapéutico
“Negar una realidad que sucede”, como señala la socióloga Alejandra Dinegro, no detiene la incidencia de abortos clandestinos, especialmente entre niñas y adolescentes. La especialista manifiesta que existe un promedio de 11 embarazos diarios entre las adolescentes, de los cuales cuatro culminan en maternidad, de acuerdo con datos de la ONU. Dinegro afirma que la situación es alarmante, ya que la mayoría de estos embarazos ocurren en contextos de violencia y pobreza, exacerbando los riesgos para la vida y bienestar de las jóvenes.
Además, en esta situación, ella destaca el proyecto de ley presentado por la Comisión de la Mujer sobre el derecho del “nacido/por nacer”, que no ha hecho más que generar debates sobre la priorización de embarazo y la autonomía de mujeres y niñas. Es decir, el aborto seguro y legal sigue siendo un desafío en el Perú, y muchas veces el estigma, la desinformación y las barreras religiosas obstaculizan el acceso a servicios de salud reproductiva; a diferencia de países como Argentina, México y Uruguay, donde un movimiento social determinante limita la capacidad de oponerse a los intereses políticos y religiosos en los distintos escenarios internacionales.
Asimismo, de acuerdo con la socióloga Dinegro, las cifras de los últimos tres años han mostrado una cantidad preocupante de matrimonios infantiles. “Como si fuéramos estados teocráticos. Estos matrimonios infantiles no están permitidos porque muchas veces las niñas son forzadas a convivir con sus agresores”. Por ello, agrega que el Perú se enfrenta al desafío de reconciliar las creencias religiosas y los derechos reproductivos de las mujeres. Mientras tanto, la falta de un movimiento social fuerte y presencia de intereses políticos y religiosos siguen obstaculizando el acceso al aborto seguro y legal, dejando a las mujeres y niñas en situaciones de vulnerabilidad y riesgo.
El sector salud
Más allá de las posturas ideológicas de cada persona con respecto al tema, se debe tomar en cuenta cómo un embarazo a temprana edad puede afectar gravemente el cuerpo de la madre adolescente y del feto. Una niña menor de 15 años no ha desarrollado su cuerpo por completo, lo que le ocasiona un riesgo durante el periodo de gestación, tal y como lo comenta la obstetra Carol Vargas: “al ser menor de edad, se considera un embarazo riesgoso”, situación que afecta a la menor físicamente durante el parto, ya que, si bien se le da la opción de dar a luz naturalmente o por cesárea, es complicado que tenga la capacidad mental para pujar y afrontar esa realidad. Asimismo, las preadolescentes embarazadas corren el riesgo de desarrollar eclampsia o trastornos fisiológicos, como anemia, durante un parto natural por la inmadurez del cuerpo.
Por otro lado, “el bebé puede afectarse en muchas cosas”, según explica el pediatra Victor Delgado, quien atendió a varias niñas entre los 9 y 12 años de edad en la región San Martín; ya que el cuerpo de una niña menor de 14 años aún es inmaduro, los bebés tienen un riesgo más alto de nacer prematuros, con bajo peso y una alta probabilidad de morir.
Teniendo en cuenta toda la información brindada, un embarazo a tan temprana edad es una gran amenaza para las niñas, ya sea en la salud física como en la salud mental. Si bien en la mayoría de casos son niñas abusadas y/o ultrajadas, otra parte del porcentaje son niñas desinformadas sobre la salud sexual. Por lo tanto, es importante que desde temprana edad se les informe a las mujeres sobre todos los riesgos que existen durante un embarazo temprano y, sobre todo, los cuidados que deben tener con su cuerpo.