Un periodista, lo quiera o no, puede tener influencia directa en las decisiones de las personas. Pero todo se complica cuando el mismo periodista que realiza un “análisis de un partido fútbol” es el que promociona que se apueste en él.
Escribe: Alessandro Javier Yauri Meza.
En las redes sociales de los periodistas deportivos más influyentes del país, se suele encontrar propaganda, información, análisis y predicciones sobre los partidos más importantes de la fecha, todo junto, todo revuelto. Ello, además, seguidos de una invitación a apostar en determinado casino usando un código de bono gratuito como enganche. Esta práctica, a pesar de suponer un claro problema ético profesional, se ha popularizado rápidamente entre los periodistas deportivos con mayor audiencia: Pedro García (Playzon.Bet), Eddie Fleischmann (Bonanza.Club), Giancarlo Granda (Atlantic City), Mauricio Loret de Mola (Te Apuesto), Erick Osores y Gonzalo Núñez (Olimpo.bet), etc. Todos los periodistas anteriormente mencionados publicitan casas de apuestas a través de sus redes sociales y streamings en vivo.
¿Por qué está mal?
Primero hay que dejar en claro que el negocio de las casas de apuestas y casinos online en el Perú no es ilegal desde que el MINCETUR promulgó la ley N° 31557 de regulación de las empresas de betting el pasado 9 de febrero. El tema no pasa por ahí. Pero hay que entender que el periodismo se debe a la población. Cuando un periodista vende su imagen a una empresa, deja de servir a la población y empieza a servir a intereses particulares. Esto lo explica bien Hernán Restrepo, especialista en ética periodística quien conversó con Punto Seguido y expuso lo siguiente: “Definitivamente implica un problema ético porque el primer compromiso del periodista es la verdad. El trabajo del periodista es un servicio público, no es un servicio para el medio de comunicación ni para los anunciantes del medio donde trabaja. Cuando un periodista decide ser imagen de una casa de apuestas, deja de prestar un servicio a la ciudadanía, se quita el rol de periodista y pasa a ser un influenciador, un vendedor de un producto. Por lo tanto, pierde credibilidad”.
Un periodista tiene la facultad de ensayar análisis y predicciones sobre cualquier evento deportivo. Todos, de hecho, lo hacemos. Y definitivamente un profesional de las noticias no incide ni es capaz de incidir, mediante su análisis, en el resultado final de un partido de fútbol. Pero un periodista sí que es capaz de influir en las personas y en la opinión pública, por eso su discurso no puede incitar a apostar, mucho menos con intereses de terceros detrás.