Según fuentes del área médica del IPD, uno de cada cuatro atletas de alto rendimiento representa síntomas de ansiedad y, uno de cada cinco, depresión.
Por: Cynthia Caballero
Mientras más deportistas peruanos alcanzan el alto rendimiento, pocos acceden a un cuidado integral de su salud mental. Según la Memoria Anual 2023 del Instituto Peruano del Deporte (IPD), actualmente se cuenta con solo ocho psicólogos para atender a más de 500 atletas de alto rendimiento.
Además, un estudio interno del IPD, incluido en el Informe de Evaluación Institucional correspondiente al año 2023, identificó que el 24% de estos atletas presenta indicadores de ansiedad y el 21% de depresión
A nivel global, el Comité Olímpico Internacional advierte —en sus “Pautas de salud mental para eventos deportivos importantes”, elaboradas en 2024 por Athlete 365— que entre el 20% y el 35% de los atletas de élite padecen depresión, ansiedad, trastornos alimentarios o problemas de sueño.
Esta problemática no solo se refleja en las estadísticas. También se vive en el día a día de quienes, más allá del entrenamiento físico, enfrentan exigencias emocionales que muchas veces pasan desapercibidas.
Aunque suelen estar asociados al éxito y la disciplina, los atletas de alto rendimiento lidian con una constante vulnerabilidad emocional. El equilibrio entre su carrera deportiva, los estudios y la vida personal se vuelve especialmente difícil al inicio del ciclo académico.
A esto se suman la presión por obtener resultados y las expectativas familiares. Todo se acumula. Y muchas veces, sin un acompañamiento psicológico sostenido.
“Estas cifras reflejan un abandono estructural. No basta con exigir resultados deportivos si no se garantiza un entorno mental saludable”, señala Julio César Acosta, psicólogo deportivo. “La falta de personal especializado y de programas continuos de intervención es alarmante en un contexto donde el atleta también es estudiante, hijo, trabajador. No puede con todo solo”.
El desafío de organizarse: deporte, estudios y trabajo
Muchos deportistas, además de entrenar intensamente, también son universitarios y trabajan. Para ellos, el inicio de clases implica reorganizar horarios y rutinas para cumplir con todas sus responsabilidades. Esto incrementa significativamente su carga mental.
Un caso representativo es el de Franco Velasco Buendía, medallista en los Juegos Bolivarianos Ayacucho 2024 en paleta frontón. Su debut está previsto para el 17 de mayo, en el Primer Abierto Nacional de este deporte, uno de los torneos más importantes del año. La competencia reúne a más de 900 deportistas y otorga 750 puntos para el ranking nacional.
Franco competirá en dos categorías: individual varones libre y dobles varones libre. Clasificar entre los ocho mejores y lograr un buen resultado aumentaría sus posibilidades de avanzar al Torneo de Maestros, reservado para los mejores del circuito.
Pero su rutina no termina ahí. Además de entrenar, Franco admite que muchas veces debe reducir su carga académica o incluso pausarla por completo para seguir compitiendo.
“Cuando empiezan las clases, todo cambia. Hay que madrugar más, organizar el tiempo para entrenar, estudiar y cumplir con tareas. A veces siento que no me alcanza el día y eso me genera mucho estrés”, afirma en entrevista con Punto Seguido. Aun así, se mantiene enfocado en alcanzar sus metas.
Sobre el limitado acceso a atención psicológica en el IPD, Franco también opina:
“A veces uno siente que necesita hablar con alguien que entienda lo que pasa en la cabeza de un deportista, pero no siempre hay esa posibilidad. O los psicólogos están ocupados, o no te toca cita en semanas. Eso también desgasta”, comenta.
El papel del psicólogo deportivo
Julio Acosta, psicólogo con 25 años de experiencia en el deporte, explica que la salud mental es tan importante como la preparación física.
“El entrenamiento psicológico debe ser flexible y adaptarse al calendario académico y deportivo del atleta. El objetivo es potenciar habilidades como la autoconfianza, la motivación, el control emocional y el manejo del estrés”, detalla en entrevista con Punto Seguido.
Según Acosta, los principales retos que enfrentan estos jóvenes son los siguientes:
- Presión por el rendimiento académico y deportivo (becas, expectativas familiares)
- Estrés por exámenes y competencias
- Falta de tiempo para la vida social y el descanso
- Dificultad para desconectarse mentalmente del deporte o los estudios
El especialista enfatiza la necesidad de establecer metas realistas y medibles, así como de trabajar en habilidades para manejar la atención, la concentración y la ansiedad. Además, recomienda el acompañamiento psicológico continuo, especialmente en periodos de transición como el inicio de clases.
La atención psicológica temprana en el deporte peruano sigue siendo limitada y se refleja luego en deportistas de élite que deben enfrentar solos los efectos del estrés, las derrotas o las lesiones. Expertos internacionales coinciden en que la salud mental de los atletas debe ser una prioridad.
“Un deportista es humano. No son superhéroes, tienen una mente que puede entrenarse, igual que el cuerpo”, afirma Peter Haberl, psicólogo del equipo olímpico de Estados Unidos.
Acosta recomienda que el trabajo preventivo integral debe involucrar a entrenadores, dirigentes, familias y profesionales en psicología para garantizar estilos de vida saludables y sostenibles para los deportistas.