Cruzado ha sido elogiado desde muy joven por personajes literarios tales como Blanca Varela y Javier Sologuren. Foto: Cortesía de Pesopluma/Juan Manuel Calisto.
En esta entrevista exclusiva para Punto Seguido, conoce al autor de “No he de volver a escribir”, libro ganador del Premio Nacional de Literatura 2021 en la categoría de poesía.
Escribe: Luana Baca
Dice que su pasión es leer narrativa, que su inspiración es la vida entera y que, si tuviera que describirse en una sola palabra, la que escogería sería “gordo”. Este es Lizardo Cruzado, un poeta trujillano, de 46 años de edad, psiquiatra de profesión, llamado por algunos creador o pionero del “realismo chistoso” y hoy ganador del Premio Nacional de Literatura 2021 en la categoría de poesía.
Ha escrito dos libros. El primero, titulado “Este es mi cuerpo”, se publicó en 1996, y, además de ser difícil de encontrar, se consideraba de culto. Después no volvimos a escuchar de él en la esfera literaria hasta 22 años después, cuando en el 2018 reeditó ese poemario con la editorial Pesopluma. Pero, su reaparición “oficial” fue en el 2019, cuando publicó “No he de volver a escribir”.
En “Este es mi cuerpo” usted ha dicho que hay poemas que escribió desde los 12 años. ¿Cómo fue que inició a escribir?
Para mí la escritura fue como un juego de la infancia. Cuando uno es pequeño a veces se proyecta el futuro y se imagina haciendo ciertas cosas y yo me imaginaba siendo escritor, por lo que jugaba a ser escritor. Con la adolescencia, y mi perspectiva vital distinta, se asomaron algunas de mis vivencias en los escritos.
¿Por qué poesía?
Es que yo quería escribir novelas o relatos, pero eso implica tiempo, preparación y disciplina. La poesía, que es usualmente más breve y a veces surge de un ramalazo de inspiración, fue más accesible a mis escuetos talentos y posibilidades.
¿Su ciudad natal, Trujillo, tuvo influencia en su obra?
Estrictamente, no como un parámetro específico de paisaje o de región o de provincia. Cuando uno es niño, su hogar es su hogar, y el recuerdo de su hogar, las vivencias infantiles, se dan inevitablemente al margen de que uno haya vivido en uno u otro sitio. Al final, Trujillo es una ciudad urbana de la costa, como muchas otras.
Entonces, ¿cuál diría que fue su mayor influencia?
Siempre he escrito desde mi perspectiva vital, desde las cosas que me pasan. Enamorarse, tener acercamientos o distanciamientos de los padres, las primeras experiencias vitales de un individuo que se aleja de la infancia y se acerca a la adultez.
En una entrevista con TV Perú mencionó que siempre supo que sería médico, ¿por qué?
Yo recibí esa influencia desde muy temprano por mi padre, y uno solo puede estudiar medicina cuando acaba la secundaria. En cambio, la literatura la puedes hacer desde pequeño, desde que sabes escribir. En un medio como el nuestro también sabemos que una vocación literaria muchas veces tiene que lidiar con escaseces. Desde ese punto de vista, ser médico era algo serio, dedicarse a la poesía era un hobbie.
¿Y por qué decidió especializarse específicamente en psiquiatría?
La psiquiatría es el ámbito de la medicina más ligado a aspectos sociales, culturales, y no solamente biológicos o farmacológicos. Hay más intersección entre la psiquiatría y las artes, la cultura y los temas sociales que en otros ámbitos de la medicina.
¿Por qué dejó de lado su fase de literato?
No dejé de lado mi fase de literato, sino que tenía que ocuparme de una carrera que es absorbente y exigente. De hecho, dentro de la carrera médica hago docencia, investigación, escribo artículos científicos. Si pudiera vivir de la literatura médica, lo haría. Tengo mi vida partida en dos pedazos: de un lado lo médico y del otro lo literario. No es que yo no escriba o que escriba poco, es que escribo otras cosas. Normalmente la gente que ve literatura ignora la parte médica y los de la parte médica ignoran la literatura.
¿Fue por no querer despegarse por completo que creó su blog Desde el Manicomio?
El blog lo empecé cuando había terminado la especialidad, en la época en la que trabajaba menos. Y uno empieza a adentrarse en cosas de su especialidad que la formación a veces no ha llegado a cubrir del todo. Me sirvió para centrarme más en mi ámbito profesional. Pero no dejó de asomar esa vena artística. Algunos decían que el blog era literario, no psiquiátrico.
¿Cómo lo convencieron de reeditar “Este es mi cuerpo”?
Eso habría que preguntárselo al editor. A mí no me tuvieron que convencer porque yo nunca me opuse. Como le decía a Teo Pinzás, mi amigo editor: “Tú me has huaqueado cuando ya estaba yo en el olvido”.
¿Considera que su estilo de escritura desde “Este es mi cuerpo” hasta “No he de volver a escribir” ha mejorado? ¿O más bien lo llamaría una evolución?
La verdad es que no sabría decirle, yo creo que es inevitable que uno envejezca y, como dice el epígrafe de mi último libro: “No he de volver a escribir como lo hice cuando el corazón era joven”.
¿Qué ha significado para usted el haber ganado el Premio Nacional de Literatura 2021?
Me ha dado mucha alegría. Algo totalmente inesperado, porque esta es una postulación que hacen las editoriales. Inevitablemente sentí el agrado de un galardón que de alguna manera hace resucitar a ese muchacho adolescente que empezó a escribir desde hace mucho tiempo, que había estado sumido en una nebulosa distante y perdida. Que de repente encuentra a la poesía con alegría nuevamente, con vida y con ese placer que implica el reencuentro.
¿El título de “No he de volver a escribir” es una amenaza real?
(Risas). Es solo un recurso literario. Pero, claro, suena sugestivo. No vivo escribiendo poesía, lo hice cuando era joven, lo volví a hacer después de mucho tiempo, no tendría por qué prohibirme una actividad que, para mí, es maravillosa, no obligatoria. Me provoca placer, contento, distracción y hay personas que disfrutan de lo que escribo.
Entonces, por lo pronto, no debemos esperar nuevos proyectos literarios, ¿verdad?
Jamás he tenido proyectos. Escribía de adolescente porque era un juego, y ya últimamente porque me dijeron “oye, ¿por qué no escribes algo?”. En realidad, los libros que tengo son compilaciones de poemas, no versan de un solo tema. Son simplemente fragmentos de mis pasos por el mundo, de las cosas que me tocan vivir, y que, a veces, se vierten en versos.