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Escrito por: Lucia Pasapera
Con el auge de las redes sociales, pudimos ver cómo las personas usaban estas plataformas para poder difundir su opinión con respecto a diversos temas, que con el tiempo pasaron a ser conocidos como “influencers”. Uno de estos grupos empezó a hablar de libros en YouTube, y “booktubers” fue el término con el que se hicieron conocidos. Con el paso de los años, esta comunidad se ha extendido y han aparecido “bookstagrammers” y “booktoker”, en las plataformas de Instagram y TikTok, respectivamente.
Con un nuevo público tomando el escenario digital, no es de extrañarse que la literatura dirigida a los seguidores de estos influenciadores, un público conformado por adolescentes y jóvenes en su mayoría, se volviera más popular.
Claudia Ramírez o “Clau Reads Books”, una famosa booktuber mexicana, ha comentado en su charla TED del 2020 que la oportunidad de hablar de literatura juvenil surgió como tal después del lanzamiento del libro “Bajo la misma estrella” de John Green en el 2012. Y la consolidación no tardó en llegar. “En estos tiempos, los libros de literatura juvenil están encabezando la lista de ventas y esto es porque los jóvenes sí estamos leyendo”, aseguró.
¿”Literatura basura” y punto?
Libros como “Los juegos del hambre”, “El ladrón del rayo” y “El corredor del laberinto” se volvieron parte permanente de la lista de los más vendidos del diario The New York Times al tener una posición privilegiada por 260, 500 y 100 semanas, respectivamente.
Con la popularidad que alcanzaron estos libros, empezaron a surgir otro tipo de opiniones y críticas. “No es literatura de verdad”, “Es literatura basura”, “No tiene ningún valor”. ¿Pero qué es la “literatura basura”? El escritor español, Jordi Folk, menciona en su blog que, en el caso de la literatura basura, “los autores piensan en vender más que en escribir algo de calidad. Es la literatura detergente. Y no tienen ni buscan tener consciencia sobre la importancia de la literatura como hacedora de belleza y salvadora de vidas”.
No es el único que comparte esta opinión. El término ha sido usado de manera despectiva para calificar a la literatura juvenil por tener, según un sector de la crítica, “poco valor literario o cultural”. Las obras de este género normalmente se centran en el entretenimiento y son diseñados para ser leídos rápidamente y olvidados con la misma rapidez. “La literatura basura no hace lectores, los deforma: nunca se tomarán un libro en serio. Difícilmente sabrán quienes fueron Dostoievsky o Nabokov”, concluye el escritor.
Ruiz Domènech, editor y propietario de la editorial independiente “Apostroph”, afincada en Barcelona, la describe como aquella literatura que la “alta cultura” identifica como corriente o chabacana y que, por eso, nunca reconocerá públicamente que la consume. Otro tipo de “literatura basura”, añade, es aquella que goza de gran popularidad y que solo por eso es “literatura basura”, al existir un gran público dispuesto a consumirla.
“Lo que muchas personas no se dan cuenta es que literatura juvenil no es sinónimo de aniñado o simplista”, comenta Perla Ruiz, ex – coordinadora digital de Planeta Joven, la línea de literatura juvenil de Editorial Planeta. “No se dan cuenta de que también existen subgéneros en este tipo de literatura. Puedes encontrar desde romance hasta las tramas políticas y filosóficas más complicadas que te puedas imaginar”, afirma.
Un espacio para los jóvenes
Para Jazmin Castro, una bookstagrammer peruana que utiliza el nombre de usuario “Pages of Glitter”, la literatura juvenil es un espacio seguro. Afirma también que la representación y variedad de subgéneros que se encuentran dentro de la literatura juvenil es una de las principales razones por las cuales la continúa consumiendo.
“No fue solo hasta que empecé a leer literatura juvenil que pude verme reflejada dentro de las páginas. La representación (de los jóvenes y adolescentes) es algo de lo que recién empezamos a ser conscientes en la televisión desde hace unos pocos años; pero, en la literatura juvenil, la oferta de representación siempre ha sido un poco más variada. Es parte del encanto de este tipo de literatura. Me hubiera gustado haber accedido a ella cuando yo era más joven”, explica.
¿Los jóvenes no leen?
Librerías como Íbero y Crisol reconocen la importancia de la literatura juvenil y el impacto que tienen al momento de inculcar el hábito de lectura en los jóvenes. “Los jóvenes ya no leen” es una frase que se utilizaba muy a menudo; sin embargo con eventos como “La noche de las librerías”, donde estas empresas organizan reuniones centrados alrededor de diferentes “fandoms” de la literatura juvenil, esa frase ya no tiene mucho peso.
Sólo el año pasado, en la edición de la Feria Internacional del Libro 2022, se recaudaron S/. 17 675 000 en venta de libros. “Los siete maridos de Evelyn Hugo” de Taylor Jenkins Reid, “Al final mueren los dos” de Adam Silvera, “Romper el círculo” de Colleen Hoover, “Damián” de Alex Mirez, “Boulevard ″ de Flor M. Salvador fueron parte de la lista de los más vendidos. Todos estos títulos forman parte de la literatura juvenil.