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Punto Seguido - UPC

Revista Punto Seguido - UPC presenta noticias, crónicas, fotos, videos, entrevistas, reportajes y contenidos en 360. Publicación digital de los estudiantes de Comunicación y Periodismo de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas.

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El 84% de personas con problemas de salud mental no lo reconocen por miedo a los prejuicios establecidos dentro de la sociedad

07/09/2022 by Mabel Aguilar

Foto: Freepik

Según la Organización Mundial de Salud (OMS) el miedo, la preocupación y el estrés son respuestas normales en momentos en los que nos enfrentamos a la incertidumbre, a situaciones desconocidas, de cambios o crisis. Por lo que es normal y comprensible que las personas experimenten estos sentimientos en el contexto de la pandemia por COVID-19.

Escribe: Diana Dagnino

La salud mental no es de los temas más discutidos en el país. Con el pasar de los días, semanas y meses, se puede evidenciar la estigmatización contra este ámbito del cuidado personal que se hace presente en la sociedad peruana. Puesto que según el Instituto Nacional de la Salud Mental (INSM), el 84% de personas con problemas de salud mental no lo reconocen por miedo a los prejuicios establecidos dentro de la sociedad.

Sin embargo, ¿Qué otros factores influyen para que esta cifra no disminuya tras dos años de pandemia?.

La llegada de la pandemia por COVID-19 en el año 2020, afectó a muchas personas cuando se vieron obligadas a cumplir con el confinamiento impuesto por el Estado. Presentándose ciertas consecuencias como síntomas de depresión y ansiedad. 

El pasado 16 de marzo del 2020, el presidente a cargo, Martin Vizcarra, decretó cuarentena general en el país y cierre de las fronteras durante 15 días con la finalidad de combatir contra el tan temido virus que amenazaba a la población peruana.   

Dentro del contexto de COVID–19 un total de 313,455 casos de personas con depresión fueron atendidos a nivel nacional durante el 2021 a través de los diversos servicios de salud mental, reflejándose un incremento de 12% de casos en relación a los meses previos al inicio de la pandemia, informó la Dirección de Salud Mental del Ministerio de Salud (Minsa). Además , en Perú, el 73,4% de los padres o cuidadores considera que el permanecer en casa por la cuarentena afectó la salud mental de sus hijos e hijas, según una encuesta realizada por la UNICEF el año pasado. 

Por otro lado, según el estudio epistemológico de salud mental en hospitales, realizado por el Instituto Nacional de Salud Mental (INSM), en Lima, una de cada ocho personas ha sufrido algún trastorno mental ocasionado por el COVID-19 durante el año 2020.

A pesar de las altas cifras presentadas en diferentes estudios, el país aún no cuenta con la cantidad  de establecimientos necesarios para atender la salud mental de todos los peruanos. Según declaraciones de la ministra de Salud, Silvia Pessah, para el bicentenario el país contaría con 280 Centros de Salud Mental Comunitarios para brindar atención especializada e integral de promoción, prevención, y tratamiento de la salud mental para los peruanos.

Sin embargo, según últimos datos actualizados por el Minsa el 18 de agosto del presente año, el país cuenta con 210 Centros de Salud Mental Comunitarios que garantizan la continuidad de los cuidados de las personas, de acuerdo a las condiciones de vulnerabilidad que presenten.

¿A quiénes afecta mayormente los problemas de salud mental?

Según un estudio realizado por el Consorcio de Universidades en el 2021, de los más de 7 700 encuestados, se identificó un 39% de estudiantes con síntomas de depresión y un 31% con pensamientos suicidas en tiempos de pandemia. Además, las personas que más afectadas se ven ante esta problemática son quienes carecen de recursos económicos para recibir la atención adecuada, situación que se ha agravado post pandemia. 

Es importante resaltar que los trastornos mentales diagnosticados –como el trastorno por déficit de atención e hiperactividad, ansiedad, autismo, trastorno bipolar, trastorno de la conducta, depresión, trastornos alimentarios, discapacidad intelectual y esquizofrenia– pueden perjudicar considerablemente la salud, la educación y las condiciones de vida de una persona. 

Es por ello que el Minsa organizará la Encuesta Nacional Especializada de Salud Mental en las 25 regiones del país, contando con una muestra de 56,476 peruanos. El principal objetivo es evaluar los principales trastornos de salud mental y el acceso a los servicios de salud mental de todos los peruanos y con los resultados de dicha encuesta se estima disminuir la brecha de acceso a la salud mental que enfrenta el país desde hace varios años atrás. 

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Los peligros de la (sobre) productividad

27/05/2022 by Mabel Aguilar

La productividad es importante para realizar con éxito nuestras actividades diarias y cumplir con nuestras responsabilidades; sin embargo, puede convertirse en una obsesión dañina para  la salud mental y física de las personas.

Escribe: Ana Paula Sánchez

Los seres humanos siempre han buscado ser productivos tanto en sus trabajos como fuera de estos, en sus vidas cotidianas; en el hogar, en sus relaciones y otras responsabilidades. A raíz de la pandemia y la necesidad de trabajar de manera remota, las personas comenzaron a pasar la mayor parte de su tiempo en sus hogares. Durante ese periodo, en internet, se acentuó la tendencia de la cultura de la productividad.

Esta obsesión por hacer más de lo que necesitamos genera, al final, un efecto contrario a la sensación de realización obtenida al ser productivo. 

La productividad es esencial para lograr nuestras metas diarias, pero un abuso de ella puede llegar a ser perjudicial para la salud (Foto: Pixabay)

¿Qué pasa en nuestro cerebro cuando somos productivos?

La dopamina es un neurotransmisor que el cerebro libera cuando se ha realizado alguna actividad placentera. Genera satisfacción personal y está relacionada a la motivación; sin embargo, esta “hormona del placer” también influye en las adicciones. Cada vez que las personas percibimos un logro el cerebro libera dopamina, según el médico estadounidense Ralph Ryback.

La sobre productividad no funciona como una adicción en todo el sentido de la palabra, pero la sensación de placer obtenida sí puede originar una fijación con el proceso que la envuelve. Como con toda obsesión, la necesidad de querer más siempre está ahí.

Peligros de la sobre productividad

El fenómeno de la “cultura de la productividad” puede generar, a largo plazo, que disminuyan los niveles reales de productividad de la persona.  Esta obsesión por lograr cada vez más es el origen de problemas de estrés, trastornos mentales y burnout.

Según la Universidad ESAN, el 70% de trabajadores peruanos sufren de estrés. En Estados Unidos, entre 26% y 40% de trabajadores pasan por lo mismo; en la Unión Europea, el 28%; y en Japón, el 63%, según un informe de la psicóloga Lauren Florko para el portal web Psychology Today. Esto puede provocar ausentismo laboral, altas tasas de renuncia y la baja de productividad real de los empleados.

Por estos motivos, es necesario volver a plantear nuestra relación con el trabajo y establecer los límites entre lo que significa ser productivo y tener una obsesión por el logro continuo de actividades. Ser productivos de una forma sana, que no atente contra nuestra salud mental y física es muy importante y satisfactoria para todas las personas.

Existen muchas aplicaciones para celular y computadora que te ayudan a la concentración, el manejo de tiempo y organización de actividades. ¿Quieres saber cuáles son? ¡Aquí te lo contamos!

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INFLUENCIA DE LAS REDES SOCIALES EN EL INCREMENTO DE TCA

11/05/2022 by Mabel Aguilar

Las redes sociales se han convertido en una fuente de entretenimiento e información. Sin embargo, son un espacio que alberga conductas psicológicas que pueden atentar contra la salud y bienestar de los adolescentes.

Redacción: Andrea Rodríguez Yañez.

Las nuevas tecnologías han tomado un papel importante dentro de la sociedad. Tras la llegada del Covid-19 y el confinamiento en el que todas las personas tuvieron que estar, las redes sociales han tomado mayor relevancia en el día a día de cada uno. Estas nuevas plataformas son un escape a lo rutinario y una herramienta de distracción. Sin embargo, pueden ser un arma de doble filo, ya que se ha comprobado que contribuyen al incremento de casos de TCA.

Los Trastornos de Conducta Alimentaria, más conocidos como TCA, son enfermedades psicológicas, producidas por la inconformidad del aspecto físico de una persona. Se trata de un miedo intenso que conlleva a la autodestrucción de muchos jóvenes, el miedo por verse subidos de peso o inconforme con su cuerpo, los lleva a realizar conductas inadecuadas (BBC News, 2011).

Bajo la exposición en redes sociales del ideal corporal que hoy en día es tendencia a nivel mundial, varias personas, principalmente las mujeres jóvenes y adolescentes, se someten a dietas estrictas muchas veces, sin supervisión profesional, provocando desnutrición y llevándolas en ocasiones, a sufrir de anorexia o bulimia (Revista Hola, 2021).

Johana Aguilar tiene 16 años de edad y actualmente, se encuentra en terapia psicológica y nutricional, para poder combatir la bulimia que padece desde hace dos años. Su madre, Carmen Aguilar, comenta que ha sido un proceso bastante largo y complicado, ya que no basta con que solo la persona que padece de algún TCA tome terapia, sino también es importante que la familia la lleve.

‘’Me sentía mal conmigo misma, sentía que no era atractiva, seguía chicas en Instagram con cuerpos espectaculares, mis amigos veían a chicas que tenían otro tipo de cuerpo con cintura más marcada, mis amigas se cuidaban al comer y yo sentía que mi cuerpo necesitaba un cambio. Empecé a hacer dieta, pero no daba resultados, así que empecé a buscar otras soluciones por Internet…’’, señala Johana.

Myriam Donayre, psicóloga clínica, indica que las redes sociales se han convertido en la principal vía para entablar vínculos sociales y formar una identidad en línea. Ello genera que gran parte de los adolescentes se preocupen por cumplir con los estándares de belleza que imponen estas plataformas y de esta manera, puedan conseguir la aceptación social. Es un problema que va más allá de simplemente querer verse bien, tiene que ver con los antecedentes que una persona presenta, como los conflictos familiares, la baja autoestima y el bullying que haya podido recibir en algún momento.

Las redes sociales son plataformas multiusos, porque nos permiten comunicarnos, mantenernos informados, incitan al debate y a compartir contenido multimedia. Sin embargo, si no se aprende a manejarlas de manera adecuada, pueden ser canales que contribuyan al bullying, vías que fortalezcan los TCA y ventanas que fomenten otros tipos de problemas. La presencia de superficialidad que muchas veces se muestran en este tipo de páginas, generan que los adolescentes y jóvenes traten de imitar conductas que no van acorde a la realidad y se dañen de manera psicológica y física (UAI, 2018).

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COVID-19: ¿Cómo ha afectado la pandemia a las personas con discapacidad y con trastornos mentales?

13/11/2021 by Mabel Aguilar

Las restricciones durante la pandemia y el miedo al coronavirus han causado graves consecuencias para las personas con discapacidad y en el ámbito de la salud mental.

Escribe: Paola Arapa

La pandemia producida por la COVID-19 trajo consigo restricciones y medidas sanitarias que han afectado a dos grupos vulnerables: las personas con discapacidad y la población que padece trastornos mentales.

La falta de acceso a la información, el aislamiento social, la pérdida de un familiar, las deudas, los programas de educación virtual y la salud mental son las áreas que más han generado dificultad en estas dos poblaciones.

Agravios a las personas con discapacidad

A finales del 2020, la Defensoría del Pueblo manifestó que la atención brindada por las instituciones no se ha adaptado a las necesidades particulares de las personas con discapacidad. El acceso a la información respecto a los cuidados para prevenir el contagio del coronavirus y a los bonos otorgados por el Estado y a la comunicación han sido limitados y han tenido un impacto negativo en el ejercicio de sus derechos.

Asimismo, los programas virtuales brindados por el Ministerio de Educación (Minedu) no aseguran la accesibilidad para los niños y adolescentes. “Se identificó una insuficiente articulación entre el Minedu y las autoridades de los distintos niveles educativos, así como limitados recursos educativos adaptados para las necesidades de los estudiantes con discapacidad y otras necesidades educativas especiales”, indicó la Defensoría del Pueblo.

Durante la pandemia, las personas con discapacidad vieron vulnerados sus derechos. Foto: Andina.pe

En el aspecto de la salud mental, para la psicóloga y especialista en personas con discapacidad, María Basauri Olaya, la salud mental se ha visto doblemente afectada, lo que ha conducido a cuadros de crisis.

“La pandemia ha afectado la salud mental que ya está dañada por el mismo diagnóstico de discapacidad. Ha generado, en algunos casos, cuadros o crisis que han llevado a la persona a internarse para calmarse, por desesperación, temor a la muerte o el no poder salir. Su discapacidad no les permite razonar que no es posible (salir a las calles) y se van a los extremos. Ha habido varios casos de internamiento por crisis de este tipo que ha generado una psicosis”, expresó la especialista María Basauri en diálogo para Punto Seguido.

Las personas con discapacidad necesitan estar en constante interacción con las personas, ya sea por medio de actividades, caminatas o talleres. “Al inicio de la pandemia, las personas con discapacidad no han tenido actividades, encuentros con sus compañeros con similares discapacidades ni caminatas. En el caso de los niños con diagnóstico de autismo, se han vuelto más ansiosos y han generado rasgos de ansiedad”, explica la especialista.

La pandemia producida por la COVID-19 ha generado el deterioro familiar ya sea por la muerte de un ser querido, los casos de contagios de algún familiar o los grandes endeudamientos. Por ello, la especialista recomienda que: “En los hogares donde el virus ha traído muertes y grandes endeudamientos, la terapia de duelo siempre es lo primero, y oportuno para ayudar a estos jóvenes a manejar mejor esta situación crítica”.

La salud mental en tiempos de pandemia

En conversación con Punto Seguido, la psicóloga María Basauri Olaya considera que la salud mental de las personas con trastornos mentales ha empeorado durante la pandemia.

“La salud mental de todos se ve afectada en un contexto como este, pero las personas que ya la tienen afectada con diagnósticos como la esquizofrenia, ansiedad, depresión, entre otros, tienden a empeorar”, señaló la especialista Basauri.

El estrés puede desencadenar en un trastorno mental. Foto: Pexels

Pero mucho antes de la pandemia, la salud mental del país presentaba indicadores preocupantes. Según datos del Ministerio de Salud (Minsa), de cada 100 peruanos, 20 ya sufrían un trastorno mental, incluido los más pequeños de la casa.

En mayo, durante la cuarentena y el toque de queda, los resultados de un tamizaje digital realizado a 50 mil personas por parte del Minsa y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) confirmaron el impacto que provocó el encierro en la salud emocional de los peruanos: seis de cada 10 peruanos tenían malestar emocional relacionado con alguna enfermedad mental, el 55% tenían problemas para dormir, el 42.8% problemas de apetito, el 44% presentaban cansancio o fatiga, el 35% tenían problemas de concentración y el 13% pensamientos o ideación suicida, mientras que 4 de cada 10 tenían síntomas asociados a depresión severa.

Asimismo, en junio, un estudio hecho por el Instituto Nacional de Salud Mental (INSM) reveló que el 52.2% de limeños sufre de estrés de moderado a severo, causado principalmente por los problemas de salud, económicos o familiares, como consecuencia de la COVID-19.

Si bien el estrés no es una enfermedad, el director general del INSM, Humberto Castillo advierte que: “El estrés puede tornarse en un trastorno mental cuando la persona estresada empieza a desarrollar cuadros de ansiedad y de depresión. Además, estos casos requieren de un tratamiento especializado y, algunas veces, incluso de medicación.

Por su parte, la psicóloga Basauri recomienda a las personas con ciertos diagnósticos psiquiátricos estar debidamente cautelados con sus medicinas, tratamientos y aceptación por parte de sus familias, para evitar las desapariciones de casa.

Elaboración propia.

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¿Cuánto ha crecido la brecha de acceso a tratamientos de la salud mental en el Perú?

25/10/2021 by Mabel Aguilar

La salud mental continúa siendo un tabú en la sociedad. (Foto: Freepik)

Este mes se conmemoró nuevamente el Día Mundial de la Salud Mental. En el siguiente reportaje, Punto Seguido le da una mirada a profundidad al estado de este importante aspecto en la vida de los peruanos.

Escriben: Daniel Coz, Carlos Chávarri y Diana Dagnino

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La salud mental no es de los temas más discutidos en el país. Día a día se puede evidenciar que la estigmatización contra este ámbito del cuidado personal se hace presente en la sociedad peruana. No en vano hasta un 84% de personas con problemas de salud mental no reconocen su condición por miedo al qué dirán, según el Instituto Nacional de la Salud Mental. 

Sin embargo, la problemática no solo se puede atribuir al aspecto social. ¿Qué factores contribuyen a este estancamiento en el tratamiento de la salud mental a nivel nacional? ¿Cómo se vio impactado este ámbito por la pandemia y qué efectos genera en la brecha a largo plazo? Que la conmemoración por el Día Mundial de la Salud Mental, celebrado el pasado 10 de octubre, sea motivo para hablar sobre esta situación arraigada en nuestro país.

Un problema de fondo

Según la Organización Mundial de la Salud, la salud debe entenderse como “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. En ese sentido, la salud mental no pasa únicamente por tener o no un trastorno médico, sino que esta abarca el bienestar individual para hacer frente a la carga emocional del día a día. 

En Perú, la ley N° 30947, “Ley de salud mental”, se promulgó el 22 de mayo de 2019. Esta normativa tiene la finalidad de sentar bases que permitan una mayor promoción, prevención, tratamiento y rehabilitación. No obstante, hay aspectos que, aunque suenen bien en la teoría, no se aplican en la práctica. 

Por ejemplo, el artículo 10 de dicha norma indica que los seguros de salud, tanto públicos como privados, deberán cubrir los medicamentos relacionados a la salud mental. No obstante, según información de la Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas (DIGEMID), hasta un 21% de los centros de primer nivel de atención cuentan con una baja disponibilidad de fármacos esenciales. De esta manera, las personas en situación de pobreza y pobreza extrema enfrentan mucha adversidad para conseguir un tratamiento idóneo para sus condiciones.

Otra norma complementaria de la citada ley declara de interés nacional dotar de más recursos presupuestales al ámbito de salud mental. No obstante, hasta la fecha este avance no se ha ejercido plenamente. Según información recolectada por el portal Transparencia Económica del Ministerio de Economía y Finanzas, solo un 1,4% del presupuesto asignado al sector salud en 2021 está orientado al control y prevención, lo que corresponde a un total de 405 millones de soles.

El modelo de atención nacional en este campo solía estar basado en el asilo de los pacientes. El doctor Manuel Escalante, extitular de la Dirección de Salud Mental del Ministerio de Salud, explica que este tipo de esquema significaba un hacinamiento de hospitalizados, principalmente en tres establecimientos de salud: el Hospital Larco Herrera, Hermilio Valdizan y el Honorio Delgado – Hideyo Noguchi. Esto, según el médico psiquiatra, también complicaba la programación de citas para consultas, pues los recursos estaban al límite. 

Los esfuerzos del sector público, desde hace unos años, vienen virando hacia un enfoque más comunitario de la salud mental. Según un informe de la Defensoría del Pueblo, este modelo reconoce la autonomía y capacidad de toma de decisiones que tienen las personas con enfermedades mentales, caso contrario al modelo “manicomial”, donde se asume que estos son incapaces de valerse por sí mismos. Además, el tratamiento es más flexible y ambulatorio, lo cual fomenta una mayor participación de la comunidad.

En esa línea, el doctor Escalante indica que en la actualidad hay 205 centros de salud mental comunitarios. “La meta es que cada uno de ellos pueda atender a una población de cien mil personas”, indicó. De esta manera, el MINSA está buscando descentralizar la salud mental, para lo cual ya se logró la presencia de al menos dos centros en todos los departamentos a nivel nacional.

Según un estudio epidemiológico del Instituto Nacional de la Salud Mental, 8 de cada 10 personas con alguna enfermedad de este tipo no recibe un tratamiento adecuado. A esto se suma que, tal como indica el Plan Nacional de Fortalecimiento de Servicios de Salud Mental Comunitaria 2018-2021, el 72% de psiquiatras laborando en el sector público se concentraba únicamente en Lima Metropolitana. El centralismo resulta ser un problema por resolver.

Aumentan los casos

Toda esta problemática empeoró significativamente con la pandemia por covid-19 vivida en el año 2020, cuando las personas, al verse imposibilitadas de realizar su vida normal, comenzaron a sufrir ciertos padecimientos como la depresión o la ansiedad. Además de ello, aquellos que sufrieron estas enfermedades no solo tuvieron secuelas físicas, también mentales.

Esto se confirma en el Estudio epistemológico de salud mental en hospitales, realizado por el Instituto Nacional de Salud Mental (INSM), que menciona que, en Lima, una de cada ocho personas ha sufrido algún trastorno mental ocasionado por covid-19 durante el año pasado.

Y de la misma manera, la necesidad de atención médica en este aspecto ha aumentado considerablemente durante el 2020. Teniendo en cuenta las restricciones en movilización por la cuarentena, el MINSA atendió 964 mil casos; sin embargo, la capacidad de respuesta no ha aumentado de la misma manera.

La doctora Johana Toledo, quien trabaja en el Hospital Nacional Ramiro Prialé de Huancayo, le comenta a Punto Seguido sobre las carencias que tienen por falta de staff. “El principal problema que lleva a la falta de personal es el presupuesto, la creación de plazas, eso es algo más del sistema de salud. Por ejemplo, llevo trabajando en este hospital 21 años; hemos empezado 2 psicólogas, recién hace 4 años hemos contratado 2 psicólogos más, y por la situación actual de pandemia recién se contrataron 2 más. En total, somos 6 en un hospital de alta complejidad. En otros hospitales de Lima, como el Rebagliati o el Almenara, al menos llegan a 30 psicólogos, y estamos hablando de una situación similar”, explicó.

Los problemas de salud mental causados por la pandemia son principalmente ansiedad y depresión. El MINSA prevé que la demanda de atención crezca entre un 30% y 50% en lo restante de 2021, teniendo en cuenta que durante el primer trimestre se superaron los 300 mil casos atendidos. Los centros de salud realizan esfuerzos con los elementos que tienen a la mano. La doctora Toledo señala que en el Hospital Ramiro Prialé de Huancayo se trabaja con atención mixta, es decir, 50% presencial y 50% remota, además de implementarse un área de telemedicina, a donde se designaron los psicólogos contratados durante la pandemia para reforzar la atención.

Es importante tener en cuenta que el no recibir la atención adecuada puede tener graves consecuencias para los pacientes. “Una persona que no atiende su salud mental puede presentar problemas muy graves, hasta intentos suicidas. También dependencias, maltrato, enfermedades fisiológicas, etc. Hay personas que no pueden ni salir de su casa, tienen mucho miedo por la situación actual. También se dan casos en los que un miembro del hogar tuvo covid y se tuvo que aislar, ello ya hace un año, y por el temor latente de la enfermedad todavía le cuesta incorporarse a la familia”, señaló Toledo.

Sobre el día de la salud mental, la doctora menciona que en Essalud se está realizando campañas de concientización a nivel nacional, para recordarle a los jóvenes mantener una actitud positiva frente a los problemas, mantener la mente ocupada en actividades productivas, llevar una adecuada alimentación y a reconocer sus emociones.

El impacto de la brecha

Tras el inicio del confinamiento a causa de la pandemia por el coronavirus, muchas personas empezaron a darse cuenta de que no eran ajenas a diferentes enfermedades mentales. En estudios publicados por IPSOS en abril del presente año se indica que el 50% de los peruanos considera que su salud mental ha empeorado desde que inició la pandemia, mientras que un 30% se agravó desde inicios del 2021.  

Carolina Díaz Pimentel, periodista y activista por la salud mental, le cuenta a Punto Seguido que existen diferentes obstáculos por los cuales las personas no acuden con un profesional para recibir la ayuda y tratamiento correspondiente. Las principales razones vendrían a ser la desinformación, el complicado proceso que se debe realizar para obtener la atención que necesitan si es que no cuentan con los recursos necesarios para asistir a un centro privado y el maltrato que en ocasiones se puede recibir en algunos centros. Estos se convertirían en el combo perfecto para no iniciar con el tratamiento adecuado. 

A pesar de los intentos del estado por disminuir la brecha de acceso a la salud mental, presentando el Plan de Salud Mental Perú 2020 – 2021 (en el contexto de covid), aún es elevado el porcentaje de personas que no pueden recibir un tratamiento adecuado. Según declaraciones del Decano de la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma del Perú, José Anicama, el 20% de los peruanos requiere atención especializada, siendo un total de 1 millón 800 mil personas. 

De acuerdo con el Doctor Manuel Escalante, las personas que no cuentan con un tratamiento adecuado son más propensos a no rendir como se espera que lo hagan. “La salud mental está para favorecer la formación en las conductas”, añadió. Él sugiere también que la difusión de la salud mental se debe trabajar en equipo, logrando así que aquellas personas que sufren de algún trastorno puedan reincorporarse a sus actividades diarias.  

Por otro lado, la doctora Johanna Toledo considera que las consecuencias de no contar con acceso a tratamientos pueden ser aun más graves: intentos de suicidio, dependencias, y hasta enfermedades fisiológicas. El Ministerio de Salud comunica que la tasa de suicidios en el Perú está en aumento. Más de 200 peruanos se quitaron la vida en los primeros cuatro meses del presente año, principalmente debido al impacto de la pandemia por covid-19.   

Según estudios realizados por la Agencia Andina, solo en el Perú hay 1 millón 700 mil personas que padecen de depresión, de los cuales llegan a tratarse solo 425 mil personas y unas 34 mil reconocen que tienen problemas, pero no toman medidas al respecto. 

Carolina Díaz menciona que el Estado no le presta la importancia que le corresponde a la salud mental de los peruanos y esto se evidencia en la cantidad de dinero que destina a hospitales psiquiátricos, que prácticamente se encuentran en abandono. “No hay una formación en la salud mental o psicoeducación desde el colegio, entonces llega un punto en el que las personas no tienen idea de qué hacer”, comentó. Hay que considerar también que el modelo que existe en el Perú está obsoleto y que se intenta llegar a uno más comunitario, pero los esfuerzos todavía no son suficientes. Hay muchos distritos, incluso en Lima, que aún no cuentan con servicios comunitarios. No se tiene en cuenta que una correcta atención puede significar la diferencia entre la vida y la muerte.    

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