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Punto Seguido - UPC

Revista Punto Seguido - UPC presenta noticias, crónicas, fotos, videos, entrevistas, reportajes y contenidos en 360. Publicación digital de los estudiantes de Comunicación y Periodismo de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas.

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Delta: claves sobre la variante del momento

01/10/2021 by Mabel Aguilar

Escribe: Diego Zenteno / Follow @PS_UPC

Detectada por primera vez en India a finales del 2020, esta variante aún más contagiosa del SARS-CoV-2 se ha esparcido por casi todos los continentes. De momento el Perú está viendo un surgimiento en el número de casos por esta variante y nada evita que se multipliquen si las medidas de bioseguridad no persisten. ¿Qué caracteriza a esta variación del COVID-19? Lo detallamos en la siguiente nota.

La enfermera quirúrgica Natasha McClinton prepara para intervenir a un paciente de UCI abordo del buque hospital USNS Comfort. (Foto: Sara Eshleman/ Wikimedia Commons)

Nivel de contagio

Según la revista médica inglesa BMJ, la variante Delta, o B.1.617.2, es hasta 60% más contagiosa que la variante Alpha (también conocida como la variante británica o B.1.1.7), la cual preocupó al país a inicios de año pero que hoy se mantiene bajo control. Otro reporte filtrado de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) detalló lo mismo, a lo que agrega que esta variante es mucho más contagiosa que la gripe común, la gripe española de la pandemia de 1918, el SARS, e incluso igual de transmisible que la misma varicela. 

Esto se debe a una serie de mutaciones en la proteína espiga del virus, la misma que ocasiona la formación de protuberancias y que proporciona la apariencia de una corona (de ahí el nombre coronavirus). Estas, como sostiene la Escuela Imperial de Londres (ILC), le permiten al virus penetrar en células sanas e infectarlas más fácilmente.

En un ambiente sin la presencia de personas vacunadas o mascarillas, la variante Delta puede esparcirse de un paciente contagiado a otras tres o cuatro personas saludables sin ningún problema. Esto es porque, como indica un reporte de la Academia China de Ciencias Médicas, aquellos que se encuentren infectados por esta mutación del COVID-19 poseen una carga viral hasta mil veces mayor que otras variantes registradas por el momento.

Síntomas

Información revisada del portal médico ZOE Covid Study indica que los principales síntomas de la variante Delta son diferentes a otras variantes. 

Expertos del King’s College de Londres, quienes suministran la data al portal anterior, detallan que los síntomas principales son dolores de cabeza, dolores de garganta, fiebre y moquera, lo cual pudieron recoger de varias encuestas en Inglaterra donde el 90% de los casos son infecciones por la variante en cuestión.

La tos y la pérdida de olfato y gusto son menos comunes.

Respecto a las vacunas

Es importante aclarar que actualmente ninguna vacuna contra la COVID-19 ofrece una protección al 100%. Además, ninguna vacuna previene la infección (las vacunas sólo mitigan los síntomas en caso de contagio, no evitan que uno contraiga la enfermedad en primer lugar). No obstante, prestarse a recibir la vacuna sigue siendo la mejor defensa contra el virus y, últimamente, contra la variante Delta. Pueden ocurrir casos extraordinarios en que personas totalmente inoculadas, de infectarse, lleguen a necesitar hospitalización. Pero mientras estos casos son totalmente posibles, aunque descomunales, ello no debe desanimar a que uno reciba sus dosis lo antes posible.

Un reporte médico de la CDC publicado el día 17 de septiembre detalla que recientes hallazgos han confirmado que las personas sin vacunar tienen diez veces más posibilidades de requerir hospitalización y once veces más posibilidades de morir que las personas vacunadas. Por otro lado, si bien la población que ya cuenta con ambas dosis corre igual riesgo de contagio, la carga viral en sus cuerpos será menor y desaparecerá más rápido que sin ninguna dosis. 

«Las personas sin vacunar tienen diez veces más posibilidades de requerir hospitalización y once veces más posibilidades de morir que las personas vacunadas.»

El resto de las medidas contra la variante Delta no se diferencia de las recomendadas para las demás. El uso de doble mascarilla y protector facial sigue siendo la mejor manera de prevenir el contagio, a lo que se puede sumar no recurrir a espacios de gran afluencia de público si es posible. Esto es especialmente importante si en la familia se encuentran niños aún sin fecha de vacunación ya que, como detalla otro estudio de la ILC, los menores son 2.5 veces más propensos a contagiarse de esta variante. 

De momento, el Perú está administrando vacunas de los laboratorios Pfizer-BioNTech, AstraZeneca, Covax Facility y Sinopharm. Todas poseen diferentes grados de protección que se han visto ligeramente reducidos por las mutaciones de la variante Delta. Sin embargo, se mantienen efectivas en nuestro territorio.

La variante en el Perú

Al cierre de esta nota hay 721 casos de la variante Delta en nuestro país. Ello ha activado varias alarmas ya que se evidencia un aumento sustancial que colinda con el avance del proceso de vacunación. 

Un reporte del Instituto Nacional de Salud (INS) precisa que la variante Delta se ha esparcido a todos los departamentos del Perú salvo el Amazonas. El número de casos por región y provincia constitucional son los siguientes: Lima (271), Junín (68), Callao (58), Ica (38), Lambayeque (31), Cajamarca (31), Tumbes (29), La Libertad (29), Piura (27), Ayacucho (25), Pasco (23), Arequipa (22), Cusco (15), Tacna (12), Ucayali (11), Puno (8), Apurímac (7), Moquegua (4), Ancash (3), Huánuco (3), San Martín (2), Huancavelica (1), Loreto (1) y Madre de Dios (1). Para ahondar en ello consultamos con el epidemiólogo Etson Núñez, quien precisó que es totalmente posible una tercera ola de contagios por el arribo de esta variante tal como ocurrió en países de Asia y Europa. Es por esto por lo que no descarta un repunte de casos de aquí hasta fines de año a pesar de que para ese entonces una buena parte de la población ya habrá recibido ambas dosis de la vacuna.

Delta Plus

La presencia de un sublinaje de la variante Delta original ha causado revuelo últimamente. Se trata de la variante Delta Plus, la cual posee un 20% más mutaciones cuya principal es la K417N. Esta es una mutación que afecta nuevamente la proteína espiga del virus y en contraste con la variante Delta original puede acoplarse a la célula infectada con más fuerza. Además se reporta que el período de incubación por este sublinaje es mucho más corto, lo que significa que aquellos que se infectan desarrollarán síntomas más rápidamente.

Actualmente hay tres casos de la variante Delta Plus en el Perú.

Expansión global

La infografía más adelante detalla cómo llegó la variante Delta a nuestro continente. Los datos fueron obtenidos del portal científico PANGO Lineages, el cual sirvió para identificar los puntos de origen y trazar el virus hasta nuestro territorio. Como se ve ilustrado, fueron cinco los países desde los cuales la variante Delta se propagó al continente sudamericano a partir del 2021: EE.UU., Alemania, China, Australia y la República Democrática del Congo.

Infografía: Diego Zenteno

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El grito de una comunidad olvidada

03/06/2021 by Mabel Aguilar

Un virus que amenaza a una comunidad en busca de ayuda. Esta es la situación que viven los peruanos con Síndrome de Down tras el impacto de la pandemia. Muchos de ellos siguen buscando una voz para hacerse notar y otros ya no se encuentran para hacerlo.

Escriben: Deborah Astengo, Olenka Nisiama y Andrea Palus

Foto: Freepik

Los jueves eran sus días favoritos, pero, últimamente, ya no llegan. Todas las jornadas son iguales. Matías suele quedarse mirando un punto fijo. Nadie sabe lo que ocurre en su cabeza. Sin embargo, lo que sí es indudable es que lágrimas corren por sus mejillas todas las noches. Su hermana lo mira desde lejos, pero no entiende lo que le sucede. Se ha vuelto distante. Lleva su luto solo. Un temible bicho anda suelto y se ha llevado su libertad, su derecho a salir. Matías tiene 17 años y es una persona con Síndrome de Down. Desde que empezó la pandemia, su familia lo ha resguardado sigilosamente. Pues, el virus no solo se llevó su libertad, sino también la vida de muchos de sus amigos.

Así como Matías, en el Perú se encuentran 8 800 personas con Síndrome de Down, según el registro de Conadis (2015). Ellos han tenido que cambiar su estilo de vida de manera radical para no ser las siguientes víctimas del virus mortal que, hasta el día de hoy, sigue enterrando a toda una población. Sin embargo, el impacto de la pandemia en esta comunidad tiene más aristas de las esperadas.

La vulnerabilidad como síntoma

Las personas con Síndrome de Down son población vulnerable en el Perú, eso es indiscutible. El índice de letalidad del sector es 10 veces mayor que el de la población general. El mismo estudio de la T21RS reveló que una persona de 40 años con esta condición tiene la misma posibilidad de fallecer que un anciano de 70 años, que no sufre de ninguna discapacidad. Como si fuera poco, el riesgo se multiplica por las condiciones previas que padecen la mayoría de estas personas: las anomalías cardíacas y respiratorias, así como la obesidad son las más comunes.

Aunque Matías no lo comprenda y extrañe los momentos que compartía con sus amigos, sus seres queridos son conscientes de lo que podría suceder si se convierte en una víctima del latente virus. Las familias de Milagros Ruíz, de 20 años, y Mathias Carbajal, de 6 años, también se encuentran alertas. Nadie entra ni sale de casa, a menos que sea una emergencia.

Hace poco, dentro de la comunidad se escuchó el rumor de un joven hospitalizado. Su nombre ha pasado por tantas bocas que es irreconocible. Fueron días tortuosos. A él le costaba entender lo que sucedía y el motivo porqué lo amarraban. No se dejaba colocar el oxígeno. No aceptó ningún alimento dentro del nosocomio hasta que le permitieron ver a su madre. A partir de esa visita, la recuperación se aceleró.

Las defunciones del sector preocupan, pero más lo hace la posibilidad de que los jóvenes ingresen a una cama UCI. Bajo testimonios, a las familias les aterra la idea de que sus hijos ingresen solos a un lugar desconocido. Ser internado en un centro médico, para ellos, significa soledad e incomprensión.

Las normas sanitarias prohíben el ingreso a las áreas covid a personas externas, es decir, a quienes no son personal médico o pacientes. Las personas con Síndrome de Down son internadas sin el acompañamiento de un familiar. Casos como el Juanita Oshito, quien falleció sola, escenifican la pesadilla que viven los padres cada vez que un hijo o familiar con este síndrome es hospitalizado. “ El dolor que tienen las mamás de no poder acompañar a sus hijos es grande, porque hay jóvenes con Trisomía 21 que no tienen la facilidad para comunicarse. No saben ni como expresar su dolor, molestia o necesidad”, mencionó Gloria Esquivel, líder de la asociación “Soy igual que tú”.

Las dificultades en el lenguaje complican más la situación cuando el personal de salud no se encuentra capacitado para poder tratar a personas con esta condición. Tal como lo destacó Gloria, ellos pueden sentirse inseguros y violentados. La depresión puede ser el aliado más malicioso del virus.

¡Vacúnenlos ya!

Un 25 de abril a la 1 de la tarde, Jazmín Gonzales Tovar decidió entrar a su Twitter con el fin de desahogar su fastidio e indignación sobre esta problemática, que tenía como protagonista a su hermano Diego, pero que involucra a toda su familia. “El COVID ya se llevó, rapidísimo, a dos amigas de mi hermano Diego: Barbara y Yanita. Ellas, como Diego, nacieron con Síndrome de Down, pero Perú no las considera para nada en esta pandemia”. Luego de realizar esta publicación, ella no se imaginó que, horas más tarde, su tweet tendría un gran impacto y sería compartido por muchas personas que sintieron su mismo enojo. Este mensaje terminó propagándose en varias páginas de Facebook, hasta llegar a tener un alcance significativo en varias redes sociales. A partir de ese momento, muchos peruanos comenzaron a hacerle frente a una realidad tan cruel que excluía por completo a una comunidad entera.

Jazmín es una de las fundadoras de “¡Vacúnennos ya!”, una iniciativa propulsada por mamás de personas con trisomía 21 y especialistas familiarizados con la condición. El movimiento tiene el objetivo de concientizar sobre la vulnerabilidad del sector en su lucha contra la covid-19, pero, sobre todo, tiene la finalidad de apresurar y conseguir la inmunización de toda la comunidad, incluyendo a los cuidadores de los mismos.

Generalmente, una persona con Síndrome de Down no se abastece por sí mismo y cuenta con algún familiar más cercano a él, ya sea su mamá, papá o, incluso, hermano, que se encarga de su cuidado. “Yo estoy con él las 24 horas del día. Antes de la pandemia lo llevaba conmigo a todas partes”, Zoyla Olabazal, mamá de Max Antony, se denomina a ella misma como su cuidadora. La dependencia de las personas con esta condición obliga al Estado a considerar la vacunación del pariente que vela por su seguridad. El colectivo ha logrado recaudar testimonios de jóvenes y adultos que, incluso, han quedado huérfanos en esta coyuntura y, debido a su discapacidad, se han encontrado desamparados.

Las personas con trisomía 21 y sus familias han dado un respiro. Han soltado aquella bocanada de aire que tenían guardada desde marzo del 2020. El Presidente de la República, Francisco Sagasti, reconoció a este sector como una prioridad en el patrón de vacunación. La inmunización del sector ya está en marcha. No obstante, los cuidadores no han sido asegurados.

Un sufrimiento silencioso

Max es un joven super amable y cariñoso. Así lo describe su madre. Sin embargo, últimamente, el encierro y la imposibilidad de ver a sus amigos lo han aburrido. La cuarentena parece ser un martirio, no lo dice, pero se nota. Los granitos en su rostro nunca antes los tuvo. Las manías que adoptó, tampoco. Zoyla, su madre, es la única que lo comprende. Ella está segura de que la cuarentena lo ha afectado psicológicamente. Y sí, así fue. Max está desesperado por poder volver a salir con ella, como antes lo hacía.

Desde la llegada de la pandemia, el confinamiento obligatorio ha propiciado un aumento de trastornos psicológicos en la mayoría de peruanos. Las personas con Síndrome de Down son los más afectados. Para ellos la ansiedad se ha vuelto un síntoma conductual crónico. Esta comunidad se encuentra agobiada y esto les genera crisis que no saben controlar. Las actitudes agresivas, hacia sus familiares e inclusive con ellos mismos, se han vuelto comunes. Mariela Carrillo, psicóloga especialista en discapacidad, también señala las autolesiones como manifestación.

El cambio de sus rutinas ha sido una de las causas principales para que este tipo de comportamiento detone. Encontrarse aislados y restringidos de actividades colaborativas los afectan. La desesperación de no poder salir de casa, no ir a la escuela y mucho menos poder reencontrarse con sus amigos es estresante para todos, pero para ellos es incomprensible.

Pasar de ser las personas más cariñosas a no poder abrazar al resto de su familia y amigos generó un gran impacto en ellos, el cual llevó a muchos a presentar síntomas de depresión. La psicóloga adiciona que, si este trastorno no es tratado a tiempo, puede traer graves consecuencias. Pues, necesitan de un tipo ayuda psicológica especial.

De tanto llorar a escondidas, Mathias, alivió esa inquietud que llevaba dentro. Su hermana, Carolina Zárate, se ha prometido poder buscar la manera de que el encierro no siga dañándolo. Actualmente, realizan salidas para que Matías pueda sentirse tranquilo. Sin embargo, no todos tienen la misma suerte que él. Muchas personas pertenecientes a la comunidad han encontrado en este confinamiento una tortura diaria, una lucha constante con su mente.

La nueva normalidad también trajo consigo la pérdida de las sesiones terapéuticas. Un apoyo esencial para el desarrollo y bienestar de la persona con este síndrome. Inclusive, muchas personas que tienen una discapacidad más severa, en adición a la trisomía, han presentado cuadros más graves. La ayuda psicológica es esencial, pues, con ella, aprenden a enfrentar las situaciones tensas. Además de socializar y crear hábitos que desarrollen sus habilidades.

“Tuve la oportunidad de conectarme con chicos de provincia y las mamás los tienen dentro de casa, pero sin medicación. Ellos se encuentran en un estado de ansiedad total o de agresividad al 100%. Están tirando todas las cosas y no quieren hacer nada” mencionó la psicóloga especializada en educación de niños especiales. La virtualidad no les ofrece el mismo estímulo.

Por otra parte, las personas con Síndrome de Down han llegado a destapar sus inseguridades, como el negarse a salir a la calle por miedo al contagio. La mayoría de familias les explican lo que la pandemia significa y eso les causa temor. La concepción del virus es intimidante. El peligro que representa puede desatar que ellos mismos se aislen. A esto se le suma, la incomodidad de utilizar una tela encima de su boca y nariz cada vez que salen. La cuarentena voluntaria parece ser la mejor opción.

“He intentado sacarla durante el horario en el que los niños pueden salir para dar una vuelta por el parque y no quiso. Más bien, decidió quedarse aquí en la casa. Sabe que le van a poner mascarilla y no lo soporta.” comentó Roxana Ruiz, mamá de Milagros.

Lo peor aún es que, sorpresivamente, Milagros ha decidido renunciar a lo que más le gusta: sus clases de cocina y las visitas a casa de su tía Lourdes. Le cogió miedo al exterior. La puerta significa seguridad. Más allá, todo es incierto. Lo que se espera es que con el tiempo ellos puedan enfrentar sus miedos y reforzar hábitos saludables que se adapten a las circunstancias.

Después de 1 año y medio, la pandemia por coronavirus ha acarreado una situación difícil y un reto enrevesado para las personas con Síndrome de Down. La comunidad ha presenciado el fallecimiento de los miembros y el resquebrajamiento en la salud mental de los más vulnerables. Sin embargo, la nueva normalidad se ha instaurado. Un año y medio después, Matías ha aprendido a adaptarse a su nueva realidad. Su nuevo estilo de vida es muy diferente, pero está aprendiendo a entusiasmarse por las salidas al parque y a las reuniones mediante zoom con sus amigos. La comunidad ha sufrido el cambio, pero la costumbre ha desplazado a la incertidumbre.

¿Falta de compromiso estatal?

El presidente Sagasti, junto a su equipo, aseguró la inmunización de las personas con trisomía 21, un mérito importante. Sin embargo, la vacunación sólo es una más de las necesidades desatendidas del sector. La pandemia ha ahondado el olvido que siente la comunidad desde hace años por parte de las entidades gubernamentales.

Zoila Olazabal, mamá de Max Antony; Roxana Ruíz, mamá de Milagros Ruíz de 20 años; Carolina Zárate, hermana de Matías Zárate de 17 años, y Víctor Carbajal, papá de Mathias Carbajal de 6 años, nunca han sentido el apoyo del sector público. Todos coinciden en que el Estado es bastante ineficaz en materia de apoyo a las familias de las personas discapacitadas.

En esta comunidad, según los colectivos, existen diversas familias que no cuentan con los recursos económicos para costear el alimento o las necesidades básicas del hogar. Por lo cual, pagar las sesiones terapéuticas, psicológicas o, incluso, la educación especializada es económicamente inviable.

El panorama se agravó en la pandemia debido a los bajos ingresos y despidos masivos en consecuencia de la recesión económica. Inclusive, los medicamentos, que gran parte de los miembros del sector necesitan, han estado fuera de su alcance.

“Conozco a muchas personas por aquí que han tenido ese problema. No han tenido ningún tipo de apoyo. Conadis tiene todas las personas con Síndrome de Down para poder ayudarlas. Ni el año pasado ni este hubo algo para ellos. Hay muchas mamás que viven del día a día y no pueden salir con sus hijos. ¿Cómo pueden ir a trabajar y luchar contra esa pandemia?”, detalló Zoila Olazabal, mamá y activista de “Vacúnennos ya!

No obstante, el estado si tiene programas que apoyan al sector. Por su parte, el Consejo Nacional para la Integración de la Persona con Discapacidad (CONADIS), ofrece diversos beneficios a quienes se encuentran registrados, como la exoneración de pagos, jubilación adelantada, tratamientos y terapias, entre otros. Asimismo, ejecutó un plan de ayuda durante el año 2020, en el cual incitaba a los Gobiernos Regionales y Locales a invertir el 0.5% del presupuesto institucional a la población que presente una discapacidad

Inclusive, el año pasado, el Colegio tecnológico del Perú (CTMP), puso a disposición el programa “Terapias en Línea”, con el objetivo de prestar ayuda psicológica y pedagógica de manera gratuita a las personas con discapacidad . Aún así, diversas personas del colectivo no conocen la existencia de estos soportes.

La política cumple un deber fundamental en materia de asegurar la inclusión del sector. Si bien existen algunos programas, la percepción de las familias demuestran las deficiencias que todavía prevalecen. El Conadis, detectó que sólo dos de las veintitrés fórmulas presidenciales mencionaron propuestas a favor de las personas con discapacidad. Max Antony; Milagros Ruíz , Matías Zárate, y Mathias Carbajal aún siguen luchando por hacerse notar en un país donde es muy fácil pasar desapercibidos.

La crisis detrás de la pantalla

La pandemia ha generado que se rompa la concepción de que los aparatos electrónicos solo están relacionados con el ocio, diversión y trabajo. Pues, estos han mutado para convertirse en la herramienta esencial para la educación en casa en tiempo de COVID-19.

La educación para la comunidad con Síndrome de Down no fue ajena a los cambios que se desarrollaron para poder combatir la pandemia. Ante esto, muchas personas que tienen esta condición han tenido que adaptarse a una nueva realidad, la cual ha generado más efectos negativos que positivos. Uno de estos cambios es la virtualidad en la educación.

Este tipo de aprendizaje ha tenido una gran repercusión para muchas personas. Sin embargo, para los que poseen este síndrome se ha convertido en una brutal pesadilla.

La psicóloga Liuba Ulloa comenta que es importante estar pendientes del cambio de humor del niño. Pues, es uno de los impactos que genera la educación detrás de una pantalla es en la salud mental.

“Lo que las clases virtuales pueden generar a un niño con Síndrome de Down es el estrés y el retraso de adaptación que han tenido meses anteriores a la pandemia. Pues, la clave para el bienestar de una persona con este síndrome es la socialización con las demás personas que son distintas a su entorno”, comentó la especialista.

Uno de los apoyos que implementó el Ministerio de Educación, recién, a inicios de este año, fue el surgimiento de “Aprendo Jugando”. Este fue un soporte virtual en el que se brindaba ayuda a las familias de esta comunidad, en el que se hacían sesiones con los niños para que puedan jugar y relajarse. Sin embargo, este apoyo no es suficiente y mucho menos eficiente para todas las familias de esta colectividad que hay en el Perú.

Matías pasó de ir a un colegio normal con un horario de ochos horas completas a tener solo una diaria y a cambiar las aulas por una pantalla táctil. Para su familia, seguir pagando un colegio era una pérdida de dinero, debido a lo poco efectivo que estaba resultando este tipo de enseñanza para él. Al igual que Matías, muchos niños han tenido que dejar sus clases por el déficit de aprendizaje que estaban teniendo. Pues, el drástico cambio, de ser educados presencialmente a tener que ver a su profesora detrás de una pantalla, no los estimula a seguir aprendiendo como lo hacía antes junto a sus compañeros de aula.

“Se rehúsan a hacer los ejercicios, porque dicen no veo a mi miss, no veo a mis compañeros” mencionó Rosa Rueda, profesora de niños especiales.

En la comunidad, muchos han perdido años escolares por el poco, incluso nulo, aprendizaje por medio de la virtualidad. Esto se debe a que las personas con Síndrome de Down son más visuales que auditivas. Ellos cuentan con problemas de lenguaje, el cual está conectado con la audición. Por ello, es necesario que el medio en el que las clases sean transmitidas tenga una pantalla. Inclusive, especialistas recomiendan el método “Aprender haciendo”, en el cual ellos pueden complementar sus estudios con juegos didácticos.

Sin embargo, ¿qué ocurre con las familias que no cuentan con el sustento económico necesario para invertir en un recurso tecnológico para que el niño o adolescente con este síndrome pueda aprender desde casa?

Si bien el Ministerio implementó la educación especial en el proyecto “Aprendo en casa”, este es transmitido por radio, dificultando así la educación de los niños especiales. Las familias del interior del país han tenido que adaptarse a esta nueva modalidad, siendo el celular el único medio para la audición de clases y comunicación con las tutoras.

“En Ayacucho no hay un registro de cuantas personas con Síndrome de Down hay, tampoco hay la misma tecnología que hay en Lima donde se puedan realizar clases. Ahí prácticamente los niños están olvidados” declaró Gloria Esquivel, líder de la asociación Soy igual que tú.

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Secuelas de la pandemia: depresión, ansiedad y estrés

17/05/2021 by Mabel Aguilar

El confinamiento social y otras restricciones son factores que afectan gravemente la salud mental de las personas.

Escribe: Lorenzo Pérez Córdova

Foto: ANDINA

El 15 de marzo del 2020 fue el día en el que millones de peruanos vieron como la expansión de una pandemia los privaba de su libertad. La Covid-19 ha perjudicado la salud, la economía, la socialización y la educación. Los países más afectados fueron aquellos con una infraestructura deficiente de sus instituciones.

Shessira es una estudiante de comunicaciones que recuerda con nostalgia los días cuando podía visitar y conversar con sus amigos y familiares sin restricciones. Aquellos días de cine, de playa, de restaurantes se han esfumado. “He sufrido de fuertes depresiones que hicieron que mis notas decaigan y que subiera de peso”. Ha padecido distintos problemas durante esta pandemia: “comía en exceso porque me sentía muy ansiosa”, “se me desgastaron las uñas por haber estado mordiéndolas tanto”, “sufrí un colapso nervioso que hizo que me cortara el cabello”, “sufrí de anemia porque solo comía comida chatarra”, se lamenta. Debido a esos desequilibrios emocionales ha recibido medicación para tratar sus padecimientos. “He estado recuperándome por medicamentos antidepresivos, he estado intentando mantener mi mente en paz haciendo manualidades, aprendiendo cosas nuevas, pero de todas formas no es lo mismo”, señala.

Ha pasado más de un año y la posibilidad de un regreso a cierta normalidad está lejos aún. Esta situación genera graves consecuencias en la salud mental de las personas. Un estudio realizado por el Ministerio de Salud (MINSA) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) concluye que tres de cada diez niños y adolescentes, de ambos sexos, de 6 a 17 años presentan algún problema en su salud mental a causa de esta pandemia. Asimismo, el Instituto Nacional de Salud Mental (INSM) advierte que el encierro, la evitación social y el miedo por el contagio son los principales factores que desencadenan la ansiedad, la depresión y el estrés. Además, desde el 15 de marzo hasta el 30 de junio del 2020, la línea 113 del MINSA ha ofrecido 73 000 orientaciones en salud mental. Los problemas más frecuentes fueron el estrés, la ansiedad y la depresión, en ese orden.

Todos las mañanas, Ana derrite el chocolate, lo vierte en el molde y empieza a preparar sus chocotejas. Aunque sus ingresos no son suficientes para cubrir parte de la pensión de su universidad, esta actividad le permite lidiar con su depresión. “A mí en lo personal esta situación me ha afectado mucho, sufro de ansiedad, tengo sentimientos de soledad, de abandono, me atacó mucho por ahí”, señala. Ana es una joven estudiante de comunicaciones que combate la depresión a través de su emprendimiento. “Es difícil hacer las reparticiones con la mascarilla y el protector facial sobre todo en verano. Es difícil”. Ana solía caminar desde su casa en Breña hasta la iglesia Las Nazarenas y orar. Eso le daba paz. Ahora, por su seguridad, ya no lo hace: prefiere escuchar la misa virtualmente. El aislamiento social ha hecho que su depresión sea más difícil de sobrellevar porque ya no frecuenta a sus amigos. “Desde febrero he estado llevando terapia psicológica”, comenta.

Así como Ana, la mayoría de jóvenes universitarios ven tanto su integridad física como psicológica afectadas por la actual situación sanitaria mundial. Mascarillas multicolor, protectores faciales, gel desinfectante y una distancia prudente se han convertido en elementos definitorios de este nuevo paisaje. Estas medidas de seguridad, sin embargo, no inmunizan el aspecto emocional de los individuos.

Para la psicóloga Ana Rivera Caro, lo positivo de esta pandemia ha sido el aumento de interés por las terapias. “El ser humano tiene la capacidad, en mayor o menor medida, de adaptarse. Por ejemplo, cuando se declararon los domingos como días de inmovilización social obligatoria, al principio, a la gente le costó adaptarse, pero ahora hay personas que deciden salir o quedarse en casa”, señala. Para Ana, otro de los aspectos positivos de la pandemia ha sido la consolidación de internet como una herramienta de trabajo. Señala que las terapias psicológicas online brindan mayor flexibilidad en los horarios y en las tarifas por la modalidad virtual. “Otra de las cosas que ha mejorado es que los pacientes pueden liberar sus emociones, ya no tienen que preocuparse porque el otro paciente que va entrar lo va a ver llorando y cosas así”, indica.

Todos los días, después de almorzar, Adriana sale de su casa para dirigirse al trabajo. Sus aspiraciones son tan altas como la cima de la estación del tren que debe tomar para pasar de San Juan de Lurigancho hasta su centro de trabajo en San Borja. Adriana vio cómo esta pandemia condicionaba sus estudios por el factor económico. Actualmente, trabaja todas las tardes en Plaza Vea. “Esta pandemia ha afectado mi situación económica. Me he tenido que ver privada de estudiar un ciclo por eso”, indica. Ese no es el único inconveniente que atraviesa: su riesgo de contagio de Covid-19 es alto. “Yo trabajo en un supermercado, veo que la gente a veces manosea los productos, a veces sin mascarillas, y luego tengo que acomodarlos o reponer los estantes. Es una labor que me estresa y que me da un poco de temor”, menciona.

Desde el cese de las actividades por la emergencia sanitaria, los ingresos de los ciudadanos se vieron afectados. Esto se vio reflejado en las tasas de deserción educativa. Según el sistema de información de la educación superior del Ministerio de Educación (Minedu), en las universidades privadas la cifra para el ciclo 2020-1 fue de 22.3% y para el ciclo 2020-2 del 18.9%. Las tasas de deserción educativa superior privada aún son altas. Esta problemática no solo frustra la carrera universitaria de los estudiantes; también perjudica su salud mental.

Los efectos de esta pandemia han afectado a todos los individuos. Según información brindada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), las personas mayores y las que padecen afecciones médicas preexistentes como hipertensión arterial, enfermedades cardiacas o diabetes son la población de riesgo. No obstante, no son los únicos afectados. Los jóvenes y niños son más vulnerables a la inestabilidad emocional. Essalud ha advertido el incremento de hospitalizaciones de niños y adolescentes por depresión. Asimismo, el hospital Almenara ha informado que el aumento del 50% de hospitalizaciones se debe al confinamiento. Por otro lado, la Asociación Peruana de Farmacias ha reportado un aumento en la demanda de ansiolíticos desde el comienzo del confinamiento social.

Para el psiquiatra Luis Miranda Calderón, la ansiedad debe ser evaluada por profesionales de la salud mental. Primero hay que identificar si los síntomas de la ansiedad responden a un trastorno. De serlo, el profesional debe sugerir el tratamiento farmacológico. Añade que la prolongación de la ansiedad puede derivar en una depresión, en pensamientos negativos que conducirían a la persona a ideas de suicidio.

Shessira, Ana y Adriana son tres jóvenes universitarias que han visto su integridad emocional y física amenazadas por el riesgo de contagio y el confinamiento social. Afrontar los problemas psicológicos y económicos en este contexto les está resultando muy difícil. Sus libertades de expresarse abiertamente se ven frustradas por las mascarillas y la distancia social.

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¿Cómo cuidar la salud mental en época de pandemia?

14/05/2021 by Mabel Aguilar

      Consejos para proteger su salud mental durante la epidemia del coronavirus (Foto: Freepik)

La epidemia por la enfermedad de coronavirus ha afectado el estado emocional de muchas personas en el mundo. En este caso, los adolescentes y los niños son los que más se han visto perjudicados. Ante esta situación, es recomendable mantener una comunicación abierta con familiares y amigos para poder despejar las emociones reprimidas.

Escribe: Andrea Zavaleta

El estado de emergencia por la COVID-19, ha generado cambios en la rutina diaria de las personas. Estas variaciones, han provocado que los individuos presenten síntomas de estrés, inquietud y disconformidad consigo mismos.”En el Perú, el 70% de los ciudadanos se ha visto damnificado entorno a su salud mental durante la pandemia”, sostiene la Agencia Peruana de Noticias (ANDINA). Según un estudio realizado por el Ministerio de Salud (Minsa), 7 de cada 10 peruanos han sufrido de ansiedad en medio de esta coyuntura.

Ante esta circunstancia, es importante que cada persona preserve su salud mental. El primer consejo que recomienda la psicóloga Brenda Benavides es aprender a reconocer las emociones. Sobre todo comprender cómo uno se siente, sin dejar de lado los sentimientos. Ella recomienda que escribir sobre las impresiones que uno siente, permite liberar las sensaciones abrumadoras.

Además, la especialista en psicología señala que uno debe mantener la mente ocupada en diversas actividades. En este caso, en ver películas o series, leer un libro, hacer ejercicio o otras funciones divertidas. Estas distracciones son una manera práctica para luchar contra la tensión emocional. Según Benavides, también es fundamental que cada persona conserve el contacto con los familiares o amistades cercanas. Puesto que, hablar con otra persona sobre cómo uno se siente ayuda a proteger el bienestar emocional.

Otra posición que mantiene la doctora es que uno no debe descuidar su salud por ninguna razón. Por ello, una persona tiene la obligación de alimentarse bien, sobre todo tener hábitos saludables. Asimismo, es importante que uno se fije en las sensaciones de cada parte de su cuerpo. Sobre todo fijarse con detenimiento en las partes donde siente tensión o molestia. También asegura que uno siempre debe ser empático con los demás, ya que cada individuo está viviendo la pandemia de una manera distinta.

Como bien sabemos, la situación actual que atravesamos puede desencadenar diversos problemas de salud mental. Los más damnificados pueden ser los individuos que padecen de trastornos graves, ya que se vuelven más vulnerables debido a las restricciones impuestas por la pandemia.

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Sobreviviendo a la pandemia en una casa de reposo

11/05/2021 by Mabel Aguilar

En nuestro país existen alrededor de 32 centros de atención para personas adultas mayores acreditados. Punto Seguido visitó uno de ellos para narrar cómo sobrellevaron -y sobrellevan- la crisis sanitaria.

Escribe: Sandra Christina Calero Bracho

Foto: Sandra Christina Calero Bracho

En la casa de Reposo Virgen del Carmen, ubicada en el distrito de Lince, habitan alrededor de 20 personas adultas. Algunos padecen enfermedades degenerativas, Parkinson, demencia senil y en ciertos casos se encuentran postrados a una cama, sin poder comer ni caminar por sí mismos.

Antes de la aparición del SARS-CoV-2, tenían permiso para salir con sus familiares, ir a visitarlos, llevarles ropa y comida, dentro del reglamento establecido para su salud. También gozaban de celebraciones en días festivos como Navidad, año nuevo, etc., en los cuales los enfermeros decoraban la casa, traían espectáculos y hacían bailar a los residentes hasta cansarse.

Según la enfermera Margaret Villavicencio, trabajadora del geriátrico, “cada año llevábamos un control para tener con mayor claridad la estabilidad y satisfacción emocional de nuestros residentes. Lo medíamos por ámbitos diferentes como apetito, energía, seguridad y riesgo. Antes de la pandemia nuestro porcentaje de estabilidad era de un 80% entre nuestros pacientes”. Ella comenta la gran dificultad que conlleva tratar con personas adultas, los enfermeros encargados no sabían cómo manejar la situación ni cómo explicarle a cada uno de ellos que ya no podrían ver a sus familiares.

No tenían certeza ni respuesta para sus preguntas, no sabían cuánto tiempo duraría ni qué les esperaría. Margaret declaró: “solo sabíamos que nosotros nos habíamos convertido en su familia”. La situación fue empeorando, se empezaron a presentar enfermedades mentales entre los adultos mayores; el cambio fue tan radical y abrupto que algunos no lograban comprender lo que estaba ocurriendo. Ansiedad. Depresión. Desórdenes alimenticios. Todos se encontraban muy bien cuidados físicamente, pero mentalmente estaban cayendo en un abismo.

La mente de los adultos mayores

Según el Instituto Nacional de Estadística e informática (INEI), “existen más de 4 millones de personas mayores de 60 años, lo que representa el 12,7% de la población total en el Perú” (2020). Además, en nuestro país hay alrededor de 32 centros de atención para personas adultas mayores acreditadas en el Perú, de siglas CEAPAM, según el ministerio de la mujer y poblaciones vulnerables.

A raíz de la pandemia, el porcentaje de trastornos mentales se incrementó, aumentando en diferentes ámbitos sus enfermedades físicas por disociación, tales como deterioro de la memoria, artritis, dificultad para la concentración, entre otros. Según la Psicóloga Anakarina Gamboa Mercado, “un 75% de adultos mayores a 65 años, tenía miedo al contagio y a una posible defunción, pero adicionalmente, tenían miedo a la soledad y al estar aislados tanto tiempo de las personas que aman”. Sabían a lo que se exponían, habían pasado por ello en otras ocasiones, se les habían presentado situaciones difíciles, pero ahora estaban en otra etapa, una en la que ya no podían salir y luchar, solo les quedaba, quedarse en casa y esperar.

La psicóloga Gamboa cuenta que la salud mental en el Perú no es integral, ya que no se les da la debida importancia a los trastornos mentales y a lo que pueden llegar a causar. Ella considera que este virus ha llegado para sacar a relucir las deficiencias en el ámbito psicológico, para exponer la importancia que tiene cada persona y su mentalidad: “Los ancianos son la esencia de nuestro país, a los cuales hemos dejado en el olvido, los hemos obligado a caer en un oscuro orificio sin salida hasta su muerte”, declara.

Una vida en cuatro paredes

Delia Delgado ha vivido por 10 años en el Geriátrico Virgen del Carmen. Está por cumplir 78 años y, para ella, fue muy duro el proceso de aceptación a las nuevas circunstancias. La señora Delgado nos contó que ingresó a la casa de reposo porque su hija trabajaba muchas horas y sus nietos no podían hacerse cargo de ella. “Fue un cambio duro, pero nada peor que los otros obstáculos que me ha puesto la vida”, dijo. Ella tuvo amigos desde el primer día, ya que siempre fue jovial y alegre. Algunas veces peleaba con los otros “necios”, como los llama, pero los veía como hermanos.

Incluso, llegó a enamorarse de uno de sus compañeros, Rogelio Pérez. Él fue su gran amor entre esas paredes, y aunque a veces sentía que su compañera de habitación quería arrebatárselo, ella se aferraba con uñas y dientes a él. Un año antes de la pandemia, Rogelio se fue y nunca más se volvieron a ver. Esta situación fue triste y dolorosa, pero no se compara con lo que tendría que superar después.

Su familia no la sacaba del geriátrico seguido, pero iban a visitarla, le llevaban comida y algunos gustos que ella pedía. La señora Delia declara que cuando comenzó el aislamiento social obligatorio, “sabía qué estaba pasando, había escuchado las noticias, pero no sabía qué hacer. Ya no podría ver a mis nietos, tendría que separarme de mi perro Balcky, pobre mi perrito”. Esa desesperación y frustración la afectaron tanto que dejó de comer y empezó a generar ruidos con su boca, tal como si estuviera masticando, pero sin nada dentro. Los enfermeros podían ver cómo adelgazaba cada día más, intentaban dialogar con ella, intentaban con todas sus fuerzas sostener a los residentes de la casa de reposo, pero era en vano.

Casa de Reposo Virgen del Carmen, dentro de la casa se puede observar a la señora Delia Delgado, recibiendo las provisiones que sus familiares han traído.  Foto: Sandra Christina Calero Bracho

La enfermera Margaret comenta lo siguiente: “Buscamos soluciones, llamamos a sus familiares, les pedíamos que envíen cosas y las desinfectábamos, hacíamos y hacemos de todo para cuidar y salvaguardar su salud física y mental”. A raíz de esto, han ideado diferentes mecanismos para que los ánimos no decaigan. Los enfermeros crean juegos y la casa de reposo ha contratado psicólogos especialistas que ayudan a los residentes tres veces por semana. Para los especialistas encargados del geriátrico, es muy importante la salud mental de cada uno de sus residentes, por lo cual, se han decidido a tratarlos con ayuda profesional.

Actualmente, permiten que los familiares vayan y se queden en la puerta; con ello, les regalan una sonrisa y buen humor por largos y varios días. “Fue difícil y lo es ahora, felizmente ninguno se nos ha ido a causa de esta terrible enfermedad y con lo poco o mucho que logramos, hemos podido resistir a los rezagos psicológicos que nos ha dejado la covid-19”, finaliza Villavicencio.

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