Un grupo de jóvenes con Síndrome de Down presentan una reinterpretación de Hamlet en el teatro La Plaza donde se hablan de cuestiones como el amor.
Escribe: Alessandra Morey
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Si hay un sentimiento universal, aquel que no distingue ningún tipo de condición, ese es el amor. En la obra teatral “Hamlet” que se ha montado en La Plaza, junto a un elenco extraordinario y bajo la dirección de Chela de Ferrari, este no es un tema ajeno. La particularidad de este, sin embargo, recae en sus personajes: jóvenes actores con síndrome de Down y discapacidad intelectual. Son ellos los que redefinen la historia de Hamlet, tomando el famoso y sobreutilizado “ser o no ser”, para lanzar al público –y también a ellos mismos– una serie de cuestionamientos sobre lo que significa ser una persona con síndrome de Down en una sociedad que los invisibiliza y que hace suposiciones sobre su condición de vida. Uno de los tantos temas que aborda es el del amor de pareja.
En esta representación, Hamlet y Ofelia tienen una conversación sobre el futuro que les espera como pareja mientras los padres de Ofelia escuchan la charla. Hamlet se muestra distante y frío ante una enamorada Ofelia que no comprende su actuar. Más tarde, se revela que a pesar del gran amor que ambos sienten el uno por el otro, el estar juntos se torna en una situación complicada por la falta de autonomía y cómo se ven limitados. Es allí donde entra a tallar el padre de Ofelia quien le advierte sobre Hamlet y dice saber lo que es mejor para ella. No comprende su amor ni su búsqueda por libertad, pero no es por no quererla, sino por protegerla de un mundo que la mira con crueldad.
El principal problema recae en la suposición de que las personas con síndrome de Down son niños eternos y que no son capaces de tomar decisiones por su cuenta. Esto los condiciona y hace que nos olvidemos de que se trata de seres humanos que, como cualquier otro, tienen la capacidad de amar y de sentir deseo sexual. Por ello, deberían ser capaces de formar una pareja y una familia si es que así lo desean. Sin embargo, el miedo de los padres, la tendencia a sobreprotegerlos, puede limitarlos e inclusive retrasar este proceso natural. En el 2018, se modificó el Código Civil para reconocer la capacidad jurídica de las personas con discapacidad, reemplazando la clasificación “incapacidad absoluta y relativa” por “capacidad plena y restringida”. Jurídicamente no significa un problema, pero socialmente la historia puede ser otra.
En la obra, los enamorados Hamlet y Ofelia, interpretados por Octavio y Ximena, comparten un momento íntimo en donde bailan lentamente al ritmo de la canción que define su historia de amor. Caricias y abrazos son compartidos, y en aquella penumbra la fragilidad de un amor que lucha por sobrevivir se hace sentir en todo el recinto y es imposible no sentirse como un intruso en un acto tan íntimo. En ese momento ya no son más Hamlet y Ofelia, sino simplemente Octavio y Ximena, dos enamorados que sueñan con algún día casarse y formar una familia. Su amor conmueve, es real, y como cualquier otro amor merece no desaparecer entre la oscuridad.