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Escrito por Eileen Fribourg y Laura Delgado
Diversos organismos, como la Organización Mundial de la Salud (OMS), han realizado múltiples estudios en los cuales recogen datos y conclusiones sobre los beneficios de la naturaleza para la salud humana.
Cuando se piensa en la naturaleza muchas veces se viene a la mente áreas verdes que dan tranquilidad. Sin embargo, el impacto a la salud física y mental que genera el aire libre es irremplazable. Según un estudio del Servicio Nacional Escocés, la actividad mínima recomendada es una enérgica caminata de 30 minutos en un entorno natural 5 días a la semana. Esto puede reducir en un 20% a 30% el riesgo de un ataque cardíaco o un accidente vascular cerebral. Además, también disminuye enfermedades como: diabetes, cáncer de intestino o de mama, la depresión y demencia.
Además de la salud física, la naturaleza tiene un impacto positivo sobre la salud mental y el bienestar emocional. Esto es de suma importancia, ya que según The World Health Report (WHO), uno de cada cuatro adultos experimentan problemas de salud mental a lo largo de su vida. El entorno natural, entonces, crea oportunidades para establecer conexiones intergeneracionales. También, evita el aislamiento, mejora los patrones de sueño, la reducción del estrés y a progresar en la relación con tu estado de ánimo y autoestima.
Y ¿Cómo puede afectar no tener contacto con la naturaleza? José Antonio Corraliza, catedrático de Psicología Ambiental de la Universidad Autónoma de Madrid, apuesta por más espacios verdes para que cada persona, especialmente los menores, tengan un buen desarrollo psicológico. Algunas consecuencias que recalca por el aislamiento de la naturaleza son la falta de concentración, estrés, ansiedad, fatiga, aumento de la irritabilidad, entre otros.
De igual manera, Fernando Pozuelo, director del estudio de paisajismo Fernando Pozuelo Landscaping, señala que hay diversas alternativas para no perder contacto con el mundo natural. Por ejemplo, a través de la decoración en casa, utilizando plantas en esos lugares cerrados. También a través de los sentidos con un perfume, materiales naturales o tejidos sedosos. Incluso se puede recurrir a la tecnología con sonidos del mar, hojas de árboles y pajaros cantando.
“Si queremos que nos afecte lo menos posible tenemos que esforzarnos en mantener ese vínculo gracias a los recursos que tenemos en casa que, paradójicamente, pasan por el uso de la tecnología y reflexionar sobre cómo solucionar esta tendencia en el futuro”, explica Pozuelo.