Varias tiendas de ropa han optado por usar instagram para vender sus productos. (Foto: Natalia Ortiz)
“Hay que seguir trabajando. Tengo miedo al contagio, pero ahí es cuando decides si quieres morir de COVID o morir de hambre”, comenta Nicole Povis, quien reparte pedidos.
Escribe: Natalia Ortiz
Con la llegada del COVID-19 al Perú, varias tiendas de ropa quebraron; sin embargo, otras buscaron la manera de reinventarse migrando a las plataformas virtuales como Instagram y Facebook. ¿Cómo están enfrentando los microempresarios los desafíos de la pandemia? ¿De qué manera les afectó la crisis actual?
Han pasado más de 90 días desde el inicio de la cuarentena y de la ejecución de las medidas preventivas para frenar la propagación del virus. A raíz de ello, algunos de los más afectados económicamente han sido los microempresarios; en este caso, los trabajadores de las tiendas de ropa que viven de las ventas del día a día.
Littlebunny es una microempresa que tiene su tienda propia hace poco más de un año en Gamarra. Littlebunny viene trabajando a la par en la modalidad online desde el año 2015. Actualmente, su dueña, Raissa Malaga, tiene dificultades con la adquisición de sus prendas, ya que estas se encuentran en sus almacenes y no puede recuperarlas debido a la prohibición de la Municipalidad de Lima.
“Hay chicas que nos piden que hagamos sus envíos pero por ahora la Municipalidad no nos ha autorizado el retiro de mercería. Como no tenemos acceso a la mercadería, estamos atadas de manos y pies”, manifiesta.
Cabe resaltar que estos días los ambulantes regresaron a las calles de Gamarra por necesidad y muchos de ellos no respetaban el metro de distancia, pese a que las autoridades habían prohibido el acceso al emporio comercial.
“Me ha perjudicado tremendamente: nosotros prácticamente vivíamos de eso, de la tienda, y simplemente con unos ahorritos es como estamos sobreviviendo”. Casos como el de Littlebunny se están presentando en todo el país, ya que en el Perú la mayoría de personas vive de las ganancias del día a día.
A pesar de las dificultades, Raissa comenta que con unos ahorros busca la manera de seguir generando ingresos para sobrevivir. “Recién hemos sacado chompas para venderlas, porque ahorita no puedo hacer nada con mi mercadería que está en la tienda”, comenta.
Desde que el diario “El Peruano” publicó la resolución ministerial para la aprobación de los protocolos sanitarios de operación para el comercio electrónico, las tiendas de ropa empezaron a vender parte de su mercadería por delivery enfrentando los riesgos al contagio.
“Hay que seguir trabajando. Tengo miedo de contagiarme, pero ahí es cuando decides si quieres morir de COVID o morir de hambre”, comenta Nicole Povis, quien de manera interdiaria entrega los pedidos de prendas de vestir de su marca “Bendita Bonita”.
Bendita Bonita surgió meses antes de la pandemia vía Instagram. Las dueñas, Stephanie Montoya y Nicole Povis, siempre han estado metidas negocios y, como muchos peruanos, ellas también pensaron que el 2020 sería un año para un buen comienzo, pero el virus frenó sus planes. Sin embargo, ellas prefieren sacarle el lado positivo a la situación.
“Cada persona reacciona diferente a esta crisis, yo siento que todo es posible. Somos muy afortunadas de que esta crisis, que está golpeando a un montón de gente, a nosotras nos está haciendo levantarnos y chambear más”, menciona Montoya, quien no descarta la posibilidad de tener un local propio más adelante.
“Estoy segura de que el comercio online se va a venir con fuerza, esta pandemia ha apresurado esa nueva modalidad. Ahora tenemos el tema de postventa, saber si el cliente está satisfecho o no con su producto. (…) Nosotras cumplimos todas las medidas de seguridad, si antes teníamos cuidado en la limpieza, ahora lo tenemos al mil”, añade.
Al cierra de esta nota, el Gobierno anunció que desde este lunes 22 de junio, los conglomerados y centros comerciales podrían atender con a sus clientes con un aforo del 50%.