A pesar de una inversión de S/1 200 millones, el lento avance de la obra ha generado preocupación entre los residentes y dudas sobre su impacto económico en distritos como San Juan de Miraflores, Villa María del Triunfo y Villa El Salvador.
Redactado por: Fernando Gonzales
El megaproyecto ‘Nueva Rinconada’, anunciado como la mayor obra de infraestructura de agua y saneamiento en la historia del Perú, enfrenta un panorama complicado. Con un presupuesto de S/1 200 millones y un objetivo ambicioso de mejorar la calidad de vida de más de 416 mil personas en el sur de Lima, el proyecto está muy por debajo de su cronograma original. Según cifras oficiales del Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento (MVCS), para el año 2024 el avance de las obras apenas alcanza el 61.6%, cuando debería estar cerca del 80.21%. Este retraso ha encendido alarmas entre los residentes, quienes ya manifestaron su frustración por la falta de un suministro regular de agua, y entre expertos, que dudan de que la obra pueda generar el impacto económico prometido.
En una entrevista con el economista Eduardo Recoba, el especialista fue crítico al señalar que este megaproyecto, a pesar de su envergadura, no tendrá un efecto multiplicador importante en la economía de Lima. «La inversión de S/1.200 millones es de muy baja gama si la comparamos con la brecha que existe en infraestructura de agua y saneamiento en Lima, la cual asciende a unos 12 mil millones de dólares», explicó Recoba. Para cerrar esa brecha, según estimaciones del economista, se necesitaría una inversión mucho mayor, del orden de 15 mil millones de dólares en los próximos 10 años. Esto significa que ‘Nueva Rinconada’, aunque alivie parcialmente el problema, no logrará por sí sola un cambio estructural en la accesibilidad al agua potable y alcantarillado.
El problema de los retrasos no solo afecta a los habitantes, sino también a las futuras generaciones. Recoba advierte que la falta de acceso a agua potable y servicios sanitarios impacta directamente en la salud pública, afectando a la infancia en particular. “El no contar con un servicio constante de agua provoca que muchos niños crezcan en condiciones insalubres, lo que aumenta los riesgos de malnutrición y enfermedades. Esto no solo es un problema de salud pública, sino también de productividad a largo plazo, ya que estas deficiencias limitan el desarrollo de capital humano”, aseguró.
La situación es aún más preocupante cuando se analizan las consecuencias legales y económicas que ya enfrenta el proyecto. El consorcio encargado de la obra, San Miguel, ha acumulado varias multas por incumplimientos en los plazos de ejecución. Sin embargo, según Recoba, muchas de estas sanciones podrían terminar judicializadas, prolongando aún más la resolución de los problemas. “Cuando las empresas recurren a la judicialización, se crean ciclos viciosos que paralizan la obra por más tiempo. Esto, en lugar de mejorar la infraestructura, puede retrasar la solución del problema durante años, afectando no solo la calidad de vida de los residentes, sino también la confianza en las inversiones públicas”, afirmó el economista.
Otro aspecto relevante es la informalidad económica que prevalece en los distritos beneficiarios del proyecto. Según Recoba, Villa El Salvador, Villa María del Triunfo y San Juan de Miraflores tienen altos niveles de informalidad, lo que complica la medición del impacto productivo de la obra. “En estas zonas, más del 90% de los empresarios son informales, lo que significa que no podremos ver grandes incrementos en la productividad formal. Aunque el parque industrial de Villa El Salvador, por ejemplo, podría beneficiarse de un mejor suministro de agua, el impacto será mínimo si solo alcanza a una pequeña proporción de empresas formales”, explicó.
A pesar de ello, algunos sectores podrían ver mejoras en su productividad gracias a la obra, aunque de forma limitada. Las industrias de cuero y textiles, que son importantes en Villa El Salvador, necesitan acceso constante a agua potable para su producción. No obstante, Recoba considera que estos beneficios serían insuficientes para compensar el enorme déficit de inversión en infraestructura hídrica que tiene el país. «Lo que vamos a ver es un impacto aislado en ciertos sectores, pero no un cambio generalizado en la economía de la zona», puntualizó.
Finalmente, los residentes y empresarios de la zona sur de Lima han solicitado una intervención más activa por parte del Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento, liderado por Durich Francisco Whittemburry Talledo. Aunque el ministerio ha mostrado interés en resolver la situación, aún no se han presentado soluciones concretas para acelerar el ritmo de las obras. “Necesitamos que el gobierno priorice este proyecto, ya que su conclusión es vital para mejorar la calidad de vida en nuestros distritos. No podemos seguir esperando indefinidamente mientras nuestros hijos crecen sin agua potable”, reclamó uno de los líderes vecinales de San Juan de Miraflores.
Ante este escenario, el proyecto ‘Nueva Rinconada’ continúa enfrentando desafíos que comprometen su avance y efectividad. Con un cronograma rezagado y un impacto económico cuestionado, la obra deberá superar no solo obstáculos técnicos y financieros, sino también restaurar la confianza de los residentes y empresarios de Lima Sur, quienes esperan ver resultados tangibles en sus comunidades.